EL PAíS › COMO ANTICIPO PAGINA/12, NINA JUAREZ
PUSO SU RENUNCIA A DISPOSICION DE KIRCHNER
Una oferta que viene con trampa
La acorralada gobernadora de Santiago del Estero no se presentó a su segunda cita judicial. Y envió un mensaje público para decir que sólo renuncia ante un pedido del Presidente. En la Casa Rosada sostienen que la solicitud está fuera de lugar.
Por Alejandra Dandan
A las 9.10 de la mañana, un sonidista y un camarógrafo del Canal 7 de televisión de Santiago entraron sigilosamente a Casa de Gobierno. En ese instante, encendieron la cámara, prepararon el equipo de sonido pensando que iban a encontrarse a la gobernadora preparada para un discurso. Pero no. En su lugar hallaron un audio: el mensaje en el que la jefa de Santiago del Estero decidió sacar la espada para pelear palmo a palmo con el Gobierno nacional: “Renunciaré sólo si me lo solicita Kirchner”, declaró en público, tal como antes lo había hecho ante sus íntimos, en una confesión que reveló en exclusiva Página/12 el jueves pasado. El gesto es todo un símbolo. Nina Juárez acaba de pasarle a la Nación la decisión para que resuelva su profundísima crisis interna. ¿Qué pasará? Voceros del Gobierno expertos en el estilo K le aseguraron a este diario que, por ahora, no harán ni un sólo movimiento para pedir su salida. Un proceso a todas luces irreversible que avanza de todos modos a través del juzgado federal de Santiago y del resquebrajado bloque de diputados juaristas.
El discurso de Nina Juárez fue prolijo, estratégico y certero. Los que la conocen de cerca ayer estaban sorprendidos. El tono con el que le lanzó la pelota del conflicto interno al gobierno nacional tuvo dos lecturas, sobre todo entre los expertos en las intrigas juaristas. O bien, decían, Nina “arrugó” o “está pasando la pelota para convertirse en una víctima o cadáver político”, especulaba en diálogo con este diario Fernando Salim, uno de los diputados nacionales que lidera la nueva oposición de ex juaristas que viene creciendo en Santiago.
El discurso se grabó a la mañana en la Casa de Gobierno. El equipo de Canal 7, la emisora local, estuvo durante dos horas frente a un audio que ya había sido preparado por la gobernadora. Nina no estaba ahí. El equipo del 7 salió con el audio y comenzó a trasmitirlo casi inmediatamente por televisión. Como placa usaron una de las clásicas de Nina: un primer plano con fondo azul, tomado durante alguno de los actos peronistas. Pero la historia del discurso no empezó allí, tuvo una cosecha un poco más larga.
Carlos Penna, secretario de Gobierno de Nina Juárez, le contó ayer a este diario una parte de la historia. “Temporalmente –explicó– fuimos preparándolo desde finales de la semana pasada.”
Un sintético flashback permite reconstruir el momento exacto donde se gestó el discurso, una tradición poco frecuente en la gobernadora, ocurrido sólo en ocasiones excepcionales. ¿Qué sucedía la semana pasada? Avanzaban las dos causas federales con la imputación contra ella. Pero eso no era lo peor: ese viernes, unos cuarenta diputados provinciales y nacionales del juarismo regresaban a la provincia después de una fracasada gestión con el ministro de Interior, Aníbal Fernández, en la operación de salvataje montada por los Juárez. A esa altura, le daban el parte negro a la conductora y se enteraban de que Carlos Juárez se preparaba para repetir la avanzada, esta vez personalmente en Buenos Aires.
El derrotero se devoró también al alicaído caudillo Juárez. Su misión frente al ministro de Interior terminó con un fracaso político y protocolar. Una fuente indiscutible, cercana al ministerio, reprodujo la escena ante la consulta de este diario: “Fernández se molestó muchísimo. Le reclamó hasta por la visita de los diputados: ¡Quiso patotearme, me mandó como a cuarenta diputados!, le decía” Con más o menos detalles, el ministro también le dejó en claro que “él era ministro del Interior de Kirchner”. Y para poner las cosas en su lugar y saldar las deudas con la historia, insistió “que ya no estaba hablando con Aníbal Fernández, sino con un ministro de Kirchner”.
En ese diálogo está la discusión política que ayer comenzó a plantearse con claridad en el discurso de La Nina. Fernández es un histórico en las filas del duhaldismo. Los Juárez también. Pero además se trasformaron en los primeros aliados políticos en el interior del país cuando el santacruceño comenzaba su campaña. Ese es un primer escollo en la relación Nación-provincia, pero no es el único ni el más profundo. El problema de la Nación en Santiago del Estero es básicamente la historia del peronismo juarista. El juarismo (con Fernando Lobos como gobernador) fue expulsado por una intervención federal que siguió al Santiagazo, la revuelta popular más fuerte de la provincia. Aun así, y después de que le quemaran su casa, Juárez volvió. Y con los votos. En palabras de un hiperestudioso de la praxis juarista, éste es el boomerang del que intenta salvarse la Nación: “Los muertos vuelven –le explicó a este diario–; la historia del peronismo está plagada de ejemplos semejantes”.
Tal como anticipó este diario en su edición del jueves, la renuncia también era una solución estratégica planteada por los diputados leales y disidentes de la provincia. La semana próxima, el juez Angel de Jesús Toledo les pedirá el desafuero a los diputados para indagar a la gobernadora. Nina debía presentarse en su juzgado el miércoles por las denuncias del caso Anses y ayer por el caso del ataque a la casa del diputado menemista José “Pepe” Figueroa”. Como no se presentó (ver aparte), la Justicia debe obligarla a comparecer previo acuerdo de los diputados.
Aunque el desafuero probablemente sea apelado y el trámite se demore, llegará el día en el que los diputados tendrán que tomar una decisión sobre el futuro de quien es el vértice de una estructura de gobierno denunciada por sus características de régimen feudal. La oposición no cuenta aún con los 33 votos necesarios para aprobarlo. El bloque de los 29 leales sobre un cuerpo legislativo de 50 diputados aún no ha dado el brazo a torcer. Temen que un off-side defina el juego: que la Nina no se vaya y ellos queden sin salvavidas político. Por eso, unos y otros plantean la renuncia, un pedido entregado formalmente el miércoles pasado por un grupo de tres diputados leales a la jefa de gobierno. En ese contexto, La Nina pronunció aquello que ahora ha dejado grabado: “Sólo renuncio si me lo pide Kirchner”.
Consciente de esta cantidad de variables o, al fin y al cabo, bajo el impulso propio de una mujer acorralada, Nina escribió “de puño y letra” su última pronunciación, tal como le dijo a este diario su ministro de Gobierno. “Esta vez quería dejar registrado lo que ella estaba sintiendo, de hecho ni siquiera convocó a su operador de prensa para analizarlo. Este era su discurso, esto era lo que quería decir”. Nunca lo hace así, sus escribas habituales son el ministro o Carlos Juárez. Esta vez dijo esto:
- “Mercedes Marina Aragonés de Juárez no renuncia a la gobernación. Lo haría de inmediato y sin vacilar un segundo si es el presidente de los argentinos, Néstor Kirchner, quien así lo dispone y solicita”.
- Denunció que enfrenta un aparato “organizado y dirigido, netamente político, a punto tal que pareciera ser que la solución se resuelve con eso que se repite tanto: que la gobernadora tiene que renunciar e irse”.
- Y finalmente que “la renuncia está a disposición del presidente Kirchner, pero no de quienes gritan, agreden con groserías y pancartas hirientes y nada bueno aportan”.
Una de las fuentes consultadas por Página/12 con relación directa a la Presidencia marcó la posición que seguirá Kirchner con Santiago. “No le corresponde al Gobierno nacional intervenir para pedirle la renuncia a ninguno de los gobernadores, es un proceso que interna e institucionalmente depende de las autoridades provinciales”. En el mensaje, hubo un párrafo dirigido especialmente a La Nina: “Esta mujer sabe las responsabilidades que tiene y que le caben, por ese motivo al presidente de la Nación no le corresponde pedirle la renuncia bajo ninguna circunstancia”.
Aun así, mientras el proceso de salida avanza por la vía judicial, la invitación de La Nina surtió el efecto buscado, pero entre los santiagueños. En la marcha del silencio, anoche, nadie le pedía su renuncia. El reclamo iba dirigido específicamente al Presidente.