EL PAíS
Para tranquilizar, el presidente Kirchner se mostró en el hospital
Después de seis días de internación, el presidente Néstor Kirchner apareció ayer junto a su esposa y al médico. “Estoy tomando decisiones a pleno”, dijo. Hoy se alojará en la residencia de Olivos.
Pálido y más delgado, el presidente Néstor Kirchner reapareció ayer en público para agradecer al personal médico que lo atendió desde que cayó en cama el jueves pasado. Además, aseguró que ya se encuentra trabajando y “tomando decisiones a pleno”, dato que luego se corroboró cuando se supo que había dispuesto el relevo del hombre fuerte de la Federal, Jorge “Fino” Palacios (ver página 5). El Presidente saldrá del Hospital Regional de Río Gallegos hoy al mediodía y se instalará en la quinta de Olivos para continuar su recuperación física mientras retoma la actividad normal. Hay varios ministros que fueron citados a Olivos y en la agenda todavía está pendiente el anuncio del plan de seguridad del Gobierno que se supone que realizará el propio Presidente.
Kirchner quiso despejar cuanto antes las dudas de quienes hacían hincapié en que desde que subió al Tango 01 que lo llevó a El Calafate no se había vuelto a ver una imagen suya. En El Calafate, el Presidente se empezó a sentir mal y se supo que padecía gastroduodenitis aguda, por lo que se dispuso su internación.
A partir de allí, el Gobierno tuvo dificultades para dar información y también para llevar tranquilidad respecto de la salud del Presidente, pese a los dos partes diarios del médico presidencial, Luis Buonomo. También se había criticado que la senadora Cristina Fernández de Kirchner esquivara a los periodistas que hacían la cobertura en Río Gallegos y utilizara puertas laterales para entrar y salir de las visitas a su marido.
La situación se normalizó a partir del lunes, cuando Cristina conversó en dos ocasiones con la prensa y comentó los momentos de preocupación que había vivido en los últimos días que le habían quitado las ganas de hablar. Ayer, directamente el Presidente quiso aparecer en público para demostrar que estaba en recuperación. A las 19, hora del segundo parte diario de Buonomo, Kirchner se presentó junto a Cristina.
Con una camisa a cuadros y pantalones azules, al Presidente se lo veía un poco más pálido que de costumbre y con unos kilos menos. No aceptó preguntas. Agradeció al personal de los hospitales de El Calafate y al de Río Gallegos por lo bien que lo habían atendido –“yo diría que en demasía”, bromeó– y también a los periodistas que montaron guardia “por la paciencia”. “Ya estoy trabajando, tomando decisiones a pleno”, agregó Kirchner como muestra de que el Gobierno no se encontraba paralizado mientras él permanecía internado. Cristina, a su lado, se mostró muy sonriente.
Apenas terminó de hablar –en total, su aparición no duró más que unos minutos–, el Presidente levantó las manos para explicar que no respondería preguntas y se fue junto a Cristina de vuelta a la habitación. Respecto de las dudas que existían sobre la posibilidad de que estuviera en condiciones de movilizarse por las suyas, Kirchner caminó sin dificultades.
“Una imagen vale más que mil palabras, la evolución sigue siendo satisfactoria”, explicó Buonomo mientras se iba el Presidente. Respecto de la pérdida de peso, el médico sostuvo que estaba dentro de lo normal pero con una dieta adecuada y vitaminas se recuperaría. “Ahora entramos en un período de convalecencia que le va a permitir recuperar los parámetros definitivos normales”, agregó. Por la mañana, el médico había corregido a Cristina Kirchner, quien el lunes había recordado que en 1985 su marido había tenido un episodio más grave que el que padece ahora y que lo definió como una “úlcera sangrante”. Buonomo dijo que él mismo había operado al Presidente de “colon irritable” y que los dichos de la senadora habían provocado “un dolor de cabeza” en el entorno presidencial.
Kirchner tendrá el alta al mediodía y está previsto que vaya directamente a Olivos, en donde permanecerá reponiéndose tantos días como sus íntimos logren convencerlo. No obstante, ya hay unos cuantos funcionarios citados para pasarle su informe. En principio, el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, el secretario general de la Presidencia,Oscar Parrilli, y el vocero presidencial, Miguel Núñez, serán los primeros en conversar con él.
Como la agenda prevista para esta semana fue suspendida entera –por ejemplo, el encuentro que tenía previsto con el presidente de Bolivia, Carlos Mesa, en La Quiaca–, en la Rosada todavía no sabían cómo ocuparía Kirchner los próximos días. Uno de los temas pendientes es la presentación del plan de seguridad que preparó el ministro de Justicia, Gustavo Beliz, que había quedado en manos del Presidente para que lo estudie. En Gobierno decían que Kirchner quería presentar el plan –al que le asigna una crucial importancia en estos momentos– personalmente, por lo que se especulaba que podría ser su primer acto en la Casa Rosada posterior a la recuperación.