EL PAíS
Kirchner dijo que no hay repechaje en la renegociación por la deuda
En el encuentro con los empresarios, el Presidente criticó las políticas de ajuste que impulsó el FMI durante la década del ’90 y reiteró que no modificará su propuesta de quita del 75 por ciento para el pago de la deuda a los tenedores de bonos.
Por F. Y.
Desde Nueva York
Si el primer día del presidente Néstor Kirchner en los Estados Unidos giró alrededor del encuentro con empresarios que invierten en la Argentina, el de ayer fue el turno de los bonistas. Tanto en la reunión de la mañana con ejecutivos del sector financiero como en el encuentro del Council of the Americas, el Presidente respondió negativamente a las solicitudes de modificación a la quita del 75 por ciento de la deuda en default con acreedores privados. Kirchner reiteró que no se moverá un ápice de la oferta realizada el año pasado en Dubai. “No prevemos un repechaje en la renegociación de la deuda”, dijo, pero también recomendó a los organismos multilaterales de crédito –“que aconsejaban la aplicación de políticas de ajustes en los noventa”– dejar de ser “un obstáculo para la comprensión internacional de la situación y la potencialidad económica del país”. La frase retumbó ante un expectante auditorio que almorzó junto al Presidente en el Empire Room del hotel Waldorf Astoria.
Kirchner se levantó de buen humor y reunió a su comitiva en el bar del hotel Península, donde se aloja, unos minutos antes del encuentro con una docena de ejecutivos representantes del mundo financiero. Como el martes, repitió su discurso y se dispuso a contestar preguntas. A diferencia del día anterior, pocos fueron los que hablaron. El CEO del DEPFA Bank –un proveedor mundial de servicios financieros– Fulvio Dobrich reclamó una modificación de la propuesta realizada en Dubai. Kirchner esperó la traducción. “Con todo respeto, no puedo avalar la timba financiera que funcionó en mi país. Todos sabían cuál iba a ser el final. Incluso tres meses antes el FMI le otorgó a (Fernando) De la Rúa 9000 millones de dólares. Lo de Dubai es una propuesta seria, no es una buena noticia que le doy pero peor es mentirle”, aseguró el Presidente. Dobrich no repreguntó.
El encuentro con los financistas fue organizado por el ex embajador norteamericano en Chile Gabriel Guerra Mondragón, hoy convertido en un lobbista. No se mostró muy entusiasmado con el resultado del encuentro, aunque reconoció que lo impresionó “la seriedad y la franqueza” expuestas por el mandatario argentino.
Segundo round
El hotel Waldorf Astoria es un edificio coherente con Nueva York: inmenso. Ubicado en la manzana de Park Avenue y la calle 50, Kirchner presidió el almuerzo en su honor que realizó el Council of the Americas en el marco del cierre de lo que denominó Argentina Forum. En la mesa principal, degustó un jugoso y ancho bife de lomo flanqueado por el canciller Rafael Bielsa y el gerente del JP Morgan para Canadá y América Latina, Brian O’Neill. En la misma mesa estaban, además, el vicepresidente del Council, Alan Stoga, y la directora ejecutiva Susan Segal. Ya en los postres, Segal invitó a Kirchner a que pronunciara su discurso.
Reiteró su análisis de la situación económico-financiera y social del país de los últimos años. Se preocupó en destacar la paradoja que se plantea a nivel internacional al sostener que cuanto peor se encontraba la Argentina, sobre todo en los años noventa, donde se cimentó la profunda y extensa recesión, tenía una mejor reputación externa. Sin embargo, y a pesar del mejoramiento de los índices económicos, Kirchner resaltó que no se condice con la baja reputación externa que vive hoy el país.
Recordó que el modelo que se implementó en aquellos años convivía con la proliferación de once cuasimonedas que emitían las provincias con los consecuentes perjuicios económicos y sociales. “Sin embargo, éramos el ejemplo del mundo, el mejor alumno del modelo, un país estrella”, dijo.
En ese marco, Kirchner indicó que hoy la Argentina “es un país previsible”, una condición que se consiguió con “la decisión de sincerar opciones, cumplir con los organismos multilaterales de crédito y encarar con seriedad el problema de su deuda” que, aclaró, se concreta con “la inseparable relación entre sus posibilidades de pago, su perspectiva de crecimiento y la solución de los graves problemas económico-sociales”. Ante esta circunstancia, Kirchner se lamentó de que no se produjera una respuesta internacional acorde. Es por ello que destacó que la recuperación de la Argentina se está produciendo en soledad: “Sin apoyo internacional, contrariando las recomendaciones de los organismos multilaterales, estamos saliendo de la peor crisis política y económica de los últimos 150 años”.
El discurso presidencial tuvo varias referencias críticas –aunque sin nombrarlo con nombre y apellido– al modelo que implementó Carlos Menem. Para diferenciarse se valió de un detallado racconto de los índices que marcan la recuperación y, sobre todo, del objetivo primordial que tiene su gestión que busca favorecer las actividades productivas por sobre la especulación que promovió el modelo económico financiero del menemismo y que tuvo el aval de los organismos multilaterales.
Sobre estos últimos, Kirchner le dedicó un párrafo especial a sostener que la decisión de oponerse a “los modelos de ajuste que consagraban los consejos de organismos internacionales, que durante años ignoraron las manifestaciones de aquella de fenomenal crisis, deben dejar de ser un obstáculo para la comprensión internacional de la situación y la potencialidad económica de la Argentina”.
Kirchner reiteró su visión del infierno donde se encuentra el país. De todos modos aseguró que hacia el final de su mandato espera subir tantos peldaños como sea posible “para dejar a la Argentina en la puerta del Purgatorio”. Tras el discurso, respondió una media docena de preguntas que surgieron de entre las doscientas personas que participaron del almuerzo. Una vez más, la quita del 75 por ciento de la deuda de los bonistas privados fue el tema central.
–En base a los datos del crecimiento económico argentino que usted destacó, ¿está pensando en mejorar la oferta de Dubai y reconocer los intereses atrasados con los bonistas? –preguntó en claro castellano el vicepresidente que se ocupa de la deuda de los mercados emergentes de Morgan Stanely, Federico Kaune.
–La Argentina sigue debiendo el 150 por ciento de su PBI. La propuesta de Dubai es seria y responsable. Acá la cuestión de buena fe es central, por eso no me animaría hacer una propuesta que después no se pueda cumplir. Entiendo que cuando se discuten intereses la gente se pone nerviosa. Yo también me pongo a veces nervioso cuando se trata de estos temas. Le confieso que muchas veces me despierto sobresaltado cuando pienso en los casi 90.000 millones en default de una deuda sobre la que no tengo ni medio centavo de responsabilidad –respondió Kirchner con una sonrisa.