EL PAíS › DEUDAS, PLANES Y UN POCO DE POLITICA CON DE LA SOTA
Para romper un poco el hielo
Por M. P.
Fueron cuarenta minutos a solas en una oficina privada que el gobernador de Córdoba, José Manuel de la Sota, tiene detrás de su despacho. Durante ese lapso, el anfitrión y el invitado –nada menos que Néstor Kirchner– inflaron de curiosidad a funcionarios de la Nación y la provincia. Detrás de la puerta esperaban los miembros de la comitiva presidencial –los ministros Julio De Vido (Planificación) y Aníbal Fernández (Interior), el secretario de Transportes, Ricardo Jaime, y el vocero, Miguel Núñez–, colaboradores de De la Sota e intendentes cordobeses. “Esta es una pelea por plata, acá no tenemos una disputa ideológica”, dijo Kirchner cuando terminó la reunión. “Fue un diálogo maduro, cordial”, confirmaron luego a Página/12 desde el Ministerio del Interior.
Los antecedentes habían reforzado la expectativa por la reunión entre Kirchner y De la Sota. Desde las referencia a José Ignacio Rucci en el congreso de Parque Norte –incluyendo el discurso de Olga Riutort– hasta la aparición del cordobés en la foto de San Vicente, los últimos acontecimientos prometían una reunión agitada. Sin embargo, tanto el Presidente como el gobernador coincidieron en que la reunión fue “muy buena” y que permitió “limar algunas diferencias reales y disipar otras inexistentes”. Cerca de Kirchner dijeron que De la Sota aclaró que no pretende liderar “ningún polo opositor” al Presidente.
Para los allegados al gobernador, la mayor parte de la charla se dedicó a la “relación institucional de Córdoba con la Nación”. En concreto, según esta versión, De la Sota le planteó a Kirchner que para firmar el Programa de Financiamiento Ordenado –un requisito que desde el 2001 deben suscribir las provincias– quería que le refinanciara una deuda con la Nación por 280 millones de pesos. Además, el cordobés le dijo que estaba en contra del proyecto de coparticipación que impulsa el Gobierno. Para eso le entregó al Presidente una carpeta con declaraciones de varias organizaciones de Córdoba –cámaras empresariales e intendentes– que opinaban en contra de la iniciativa nacional. Según un funcionario de la Gobernación, la única referencia política que hizo el Gallego fue sobre la presidencia del PJ. “Tenés que presidir el partido, porque la experiencia muestra que no es bueno que haya dos cabezas”, le dijo De la Sota a Kirchner.
Cuando el Tango-01 regresaba a Buenos Aires, los allegados de Kirchner dieron su visión del encuentro con el cordobés. En especial, insistieron con que el gobernador quiso mostrarse “en sintonía con el gobierno nacional”. En ese punto, citaban al propio De la Sota, quien en más de una oportunidad diferenció la defensa de los intereses de su provincia con “las cuestiones partidistas”. Además, Kirchner se mostró muy contento por el recibimiento que le prodigaron los cordobeses –un recibimiento que en el caso de Juez estuvo preparado con dedicación–. Finalmente, los colaboradores de Kirchner interpretaron cada gesto del gobernador como indicios de que quiere bajar el tono de la pelea.
Con este viaje, no casualmente Kirchner completó sendas reuniones con las dos provincias que aparecían representadas en la foto de San Vicente: Córdoba y Santa Fe, aunque en este caso privilegió a Carlos Reutemann marginando al gobernador Jorge Obeid.