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“Nosotros gobernamos sin corrupción.” La lejanía, la edad, o la hipocresía están haciendo estragos en Carlos Menem. El ex presidente bendijo ayer así su propio gobierno, como si la reciente condena judicial a su ex polifuncionaria María Julia Alsogaray y hasta su propia prisión preventiva, que lo retuvo varios meses en una quinta de Don Torcuato, no hubiesen existido.
Menem blandió su teoría durante una entrevista al diario brasileño Folha de Sao Paulo, donde, por la comparativa, hizo alarde de sus supuestos dotes de gobernante. “La Argentina es un infierno, producto de los malos gobiernos que se sucedieron a partir del 10 de diciembre de 1999”, señaló, para luego asegurar que “antes de fin de año” retornará al país.
Aunque afronta dos pedidos de captura librados por jueces argentinos en el marco de causas independientes por presunta corrupción administrativa, Menem confía en que la Justicia chilena rechazará los reclamos para su extradición a Buenos Aires. “Estoy sometido a los jueces de Chile”, recordó el ex presidente, quien ya obtuvo un pronunciamiento en su favor debido a que la Justicia trasandina rechazó, la semana pasada, un requerimiento de extradición firmado por el juez federal porteño Norberto Oyarbide. Al respecto, manifestó que “falta otro pedido de extradición, pero ese es todavía más fácil”, canchereó. Así, Menem se refirió al trámite que inició el juez federal Jorge Urso –quien ya lo mandó a prisión domiciliaria– para que Chile dispusiera su traslado a la Argentina en calidad de detenido.