EL PAíS › EL PERONISMO BONAERENSE DESAGRAVIO A DUHALDE
Con Perón como coartada
En un acto de homenaje al extinto líder, el PJ bonaerense cargó contra el proyecto transversal del presidente Kirchner y repudió los dichos de Luis D’Elía, en defensa de Duhalde.
Por Martín Piqué
Treinta años después, en la misma quinta que usaba para descansar con Eva y sus caniches, su apellido sonó como una declaración de principios. “Perón, Perón”, empezó a cantar el bombista oficial, Tula, y las dos primeras filas del auditorio se prendieron con entusiasmo, exagerando los gestos. El reloj marcaba ya las 13.16 –un minuto antes se habían cumplido exactamente treinta años de la muerte del coronel nacido en Lobos– y las mil personas presentes recordaban a los gritos, como si le quisieran enviar un mensaje a alguien. El objetivo era colocar la piedra fundamental del panteón donde el PJ quiere trasladar los cuerpos de Perón y Evita. Pero también realizar dos gestos políticos que de ninguna manera fueron fortuitos: “desagraviar” a Eduardo Duhalde tras las acusaciones de Luis D’Elía, y criticar a Néstor Kirchner por su proyecto transversal.
Acababa de sonar la trompeta con la diana, con el sonido lúgubre y marcial de los funerales, y los organizadores competían por ver quién cantaba la marchita con más fervor “peronista” ante las cámaras. Delante de todo estaban Antonio Arcuri y su esposa, Brígida Malacrida, el senador Antonio Cafiero, los diputados Lorenzo Pepe y Eduardo Camaño –presidente de la cámara–, el gremialista Gerónimo Venegas (Uatre) y la vicegobernadora Graciela Giannettasio. Salvo por Duhalde y los gobernadores José Manuel de la Sota y Jorge Obeid, eran las mismas caras que Kirchner había bautizado como “grupo mausoleo”. Una ironía que no fue olvidada, aunque nadie se animara a decirlo en público.
La única referencia –indirecta– la hizo Malacrida de Arcuri, en su condición de intendente municipal de San Vicente. “Estamos aquí para recordar una muerte. Porque no se puede negar que un mausoleo hace pensar en una muerte. Pero detrás de la muerte hubo mucha vida”, dijo. Fue la única cita a la ocurrencia burlona del Presidente. Aunque hubo más declaraciones dirigidas a Kirchner: críticas de Cafiero y el diputado salteño Juan Manuel Urtubey, elogios prudentes de Giannettasio y Venegas por “enfrentar al poder económico” y “cambiar el modelo”. Las palabras más duras fueron las de Cafiero, aunque no las pronunció en el acto sino en el programa Primer Informe del Centro Televisivo Marín, que pertenece a la Iglesia Católica de San Isidro.
Tal vez inspirado por la aparición del actor Víctor Laplace en el Teatro ND/Ateneo –que encarnó a Perón e imaginó un supuesto diálogo entre Kirchner y el fundador del justicialismo–, Cafiero ideó su propia versión de una hipotética conversación entre ambos. “Vos tenés una gran responsabilidad, el Gobierno no es para pelearse con todos aunque no te gusten y, por favor, dejá de juntarte con estos zurdos de izquierda neoliberal, de la izquierda social, porque ésos no son peronistas, viejo”, es lo que Perón le diría a Kirchner según la imaginación de Cafiero. Aunque nadie repitió esas palabras en la quinta 17 de Octubre, hubo reivindicaciones al “peronismo de Perón” y citas de la conocida frase “para un peronista no hay nada mejor que otro peronista”. Eran otras formas de transmitir el mismo mensaje.
Como en los viejos actos peronistas, para elegir a los oradores se reservó un lugar para la juventud y otro para el movimiento obrero. El encargado de hablar en nombre de los jóvenes fue Urtubey, a quien su identificación con el gobernador Romero se le notaba hasta en el vestir. El salteño despertó los primeros aplausos –una módica ovación– con una frase para nada inocente. “El único pecado que Dios no perdona es la ingratitud”, dijo. Hubo aplausos y una sonrisa pícara de Lorenzo Pepe, que festejó la expresión palmeando a su autor. En el palco improvisado ante el museo se veían caras serias, tal vez inquietos porque las críticas a Kirchner no se fueran de las manos. Duhalde había ordenado bajar los ánimos y hasta había decidido faltar a la convocatoria –estaba previsto que fuera uno de los oradores– para evitar a los periodistas. Ausente Duhalde, las figuras más importantes desde el punto de vista institucional eran Camaño y Giannettasio. También estaban muchos caciques del conurbano, algunos subidos al palco, como el intendente de Julio Pereyra (Florencio Varela), a quien otros miraban con sorna porque tiene muy buen diálogo con Kirchner. Pero no era el único intendente que se veía por allí: Hugo Curto (Tres de Febrero), Andrés Arregui (Moreno), Gerardo Amieyro (San Fernando), entre muchos otros, aplaudían cada llamado a la “unidad” con el argumento de que había que ser responsable y resguardar el “proyecto nacional”. La presencia sindical estaba asegurada con Hugo Moyano (Camioneros), Omar Viviani (taxistas) y otros representantes de los sindicatos, en especial de los que integran la CGT rebelde.
Uno de los datos llamativos fue la presencia menemista que respondió a una convocatoria inequívocamente duhaldista. Además del propio Urtubey, allí estaban Fernando Galmarini y Moisés Ikonicoff, a pocos metros del diputado ruckaufista Jorge Casanovas, quien tiene muy buena relación con los sobrevivientes del menemismo. Al senador Eduardo Menem, en cambio, no se lo vio por ningún lado a pesar de que su presencia había sido anunciada el día previo. Los oradores insistieron en que el peronismo debe mantenerse unido, en el aire quedó flotando una pregunta: ¿qué es hoy el peronismo?