EL PAíS › CHAVEZ, FOX, LAGOS, LULA Y KIRCHNER
CONTENTOS CON EL RESULTADO DE LA CUMBRE
Todos los participantes tuvieron premio
La cumbre de Puerto Iguazú terminó con Venezuela como Estado asociado y México como observador. Chávez tuvo un espaldarazo que le sirve para su política interna. Kirchner y Lula licuaron el conflicto por los electrodomésticos. Lagos dio por terminada la tensión con Argentina.
Por Felipe Yapur
La XXVI Cumbre del Mercosur fue para el presidente venezolano Hugo Chávez lo más parecido a tocar el cielo con las manos. “El gran día ha llegado. Seis años esperé para que mi país se incorpore al Mercado Común del Sur”, aseguró a Página/12, exultante. No fue el único mandatario conforme con el resultado del encuentro. Néstor Kirchner finalizó su presidencia pro tempore asegurando que este grupo regional se está transformando en “el principal instrumento para disminuir la vulnerabilidad externa y obtener ventajas de la globalización que nos permita reducir la pobreza y la exclusión social”. La frutilla del postre, al menos para los argentinos, fue la finalización del conflicto energético con Chile y, sobre todo, la resolución del choque que se había generado con Brasil por las restricciones impuestas a los electrodomésticos de ese país. México también tuvo su logro: a partir de ahora se incorpora como observador.
El encuentro que concluyó ayer pasado el mediodía no pudo contar con la planeada foto oficial de los participantes con las cataratas de fondo. Una torrencial lluvia tropical obligó a los mandatarios latinoamericanos a permanecer en el hotel. Ello no evitó que Chávez festejara al ser aceptado como miembro asociado. De todas formas faltan algunos requisitos por cumplir para que esta condición quede efectivizada. Por caso, es preciso que el acuerdo de libre comercio alcanzado con el bloque que prácticamente está concluido sea protocolizado en la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi).
México, que estuvo representado por su presidente, Vicente Fox, podrá efectivizará su asociación cuando concluya idéntico tratado y el mismo paso posterior de inscripción en dicha organización. Una vez que esto se concrete, obtendrán el mismo status que hoy ostentan Chile, Bolivia y Perú, el último en sumarse –lo hizo antes de que se incorporara la cláusula que exige protocolizar los acuerdos en la Aladi–.
Más allá de los trámites pendientes, la alegría del venezolano se justifica en que es una buena noticia que puede llevar a su país ahora que enfrenta el referéndum que pone en consideración la continuidad de su gobierno. “Esto le da estabilidad y gobernabilidad a su administración”, aseguraron ayer funcionarios del gobierno argentino.
Chávez no dejó pasar la oportunidad. Anoche, una vez que llegó a Buenos Aires en el Tango 01, se trasladó hasta Astilleros Río Santiago para anunciar junto a Kirchner el mantenimiento y la construcción de ocho nuevos buques tanqueros para la empresa petrolera de su país (ver aparte). Más tarde, utilizó uno de los estudios de Canal 7 desde donde emitió vía satélite un mensaje a Venezuela para anunciar la incorporación al Mercosur.
El presidente argentino es el otro mandatario conforme con el resultado de la Cumbre. Llegó a Iguazú convencido de que la reunión con Brasil iba a ser la más difícil de todas. Tanto él como sus funcionarios se iban a encontrar con el reclamo de las huestes de Lula por la decisión de imponer restricciones a los electrodomésticos brasileños. El ministro de Economía, Roberto Lavagna, y sus colaboradores tuvieron la tarea de limar las asperezas. El resultado de esas reuniones eran la condición necesaria para que se concretar el encuentro bilateral entre Kirchner y Lula.
Si bien hasta último momento no estaba confirmado, la parsimonia y la tranquilidad con la que se desplazaba Lavagna por los pasillos contiguos al salón donde estaban los presidentes, daba cuenta de que todo se había encaminado. El ministro reconoció a este diario que se había magnificado la crisis. “El planteo de Brasil es en realidad el planteo de una empresa. Como no se pone de acuerdo con las argentinas, entonces el Estado tuvo que actuar”, buscó desdramatizar el ministro. Pocos minutos después de esta afirmación, la puerta del salón Las Orquídeas se abrió intespestivamente. Salieron Kirchner y Lula y como un rayo ingresaron a otro salón. Los funcionarios argentinos comenzaron a gritar: “¿Dónde está Lavagna?”. El ministro, confundido entre la gente, levantó su mano derecha y dijo “Heme aquí”. Así Lavagna participó de una reunión que apenas duró cinco minutos.
“Todo salió bien. No está en riesgo la relación entre ambos presidentes”, aseguró uno de los ministros que participó del cónclave express. No hubo declaraciones oficiales, pero Kirchner dejó trascender que todo se había resuelto. De todas formas, en la delegación argentina hay quienes sostienen que la razón del conflicto se desató porque hay un funcionario del gabinete de Lula que tiene intereses en la empresa que se consideró perjudicada (ver página 5).
La cumbre fue el último acto de Kirchner como presidente pro tempore del Mercosur, que pasó ahora a manos de Lula. El patagónico no dejó pasar la oportunidad y en su discurso final buscó afirmar cuáles deben ser los objetivos del acuerdo regional: “Además de las cuestiones económicas y comerciales, queremos la construcción de nuevos vínculos en las áreas políticas, social, cultural, educativa, científica y tecnológica con el objetivo de afianzar una identidad regional única”.