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En un capítulo más del interminable vals del centroderecha, Ricardo López Murphy insistió ayer en que no hay ninguna posibilidad de un acuerdo con Mauricio Macri, al tiempo que dejaba abierta una puerta para un acercamiento con Elisa Carrió. “Queremos reconstruir el estado de derecho y esa convocatoria incluye a todos, salvo a los que estén en la coalición Duhalde-Kirchner o a los que sigan procedimientos insurreccionales”, aseguró el economista cuando le preguntaron por la ex diputada, que rechazó enérgicamente la alternativa.
La definición de López Murphy se produjo ayer, en Córdoba. No aclaró qué significan exactamente los “procedimientos insurreccionales” y si incluyen, por ejemplo, a algunos de sus numerosos aliados que pasaron por gobiernos golpistas, pero al menos sirvió para dejar en claro que no descarta de ningún modo un acercamiento con Carrió.
El problema es que la líder del ARI no piensa de la misma manera. Aunque últimamente se niega a cuestionar en público al economista e incluso valora su intento por construir una “fuerza de derecha moderna”, la ex diputada ha negado una y otra vez la posibilidad de avanzar en un frente conjunto. “Somos distintos”, dice cada vez que le preguntan por el tema. Ayer, a través de sus voceros, Carrió ratificó su posición. “No creemos que tenga sentido juntarse para ganarle a alguien. Nuestras propuestas y las de López Murphy son totalmente incompatibles. No hay ninguna posibilidad. El acuerdo es imposible”, explicó Eduardo Macaluse, jefe del bloque de diputados del ARI.
En la misma entrevista, López Murphy, que ya anunció su candidatura para las elecciones del año que viene en la provincia de Buenos Aires, insistió en que no hay muchas chances de cerrar un acuerdo con Macri. “¿Con Macri para qué voy a hablar? El ha tenido una cercanía con Duhalde y yo voy a seguir intentando que el país tenga una alternativa a este gobierno, bien diferente de este gobierno, que lo pueda controlar y sustituir cuando llegue el turno institucional”, explicó.
Y, para no dejar lugar a dudas, a continuación agregó: “No se puede andar con medias tintas porque la ambivalencia, la ambigüedad con respecto a Duhalde, la fuerza básica del conurbano bonaerense, está en el corazón de los trastornos, problemas y desequilibrios que ha tenido nuestro país en los últimos 20 años. Si uno quiere construir una alternativa, lo primero que hay que hacer es plantarse firme frente a la alternativa oficial, tanto en la Nación como en su espacio fundamental, que es esta coalición bonaerense”, concluyó.
Las declaraciones del ex funcionario delarruista fueron un coletazo más del encuentro que Macri y Duhalde mantuvieron la semana pasada en Montevideo. El cónclave alentó las especulaciones sobre el posible pase del presidente de Boca a la provincia de Buenos Aires y alejó, al menos por el momento, la posibilidad de un acuerdo con López Murphy.
Ayer, sin embargo, Macri hizo un intento por rebobinar. “No estoy planeando, ni por asomo, hacer ningún tipo de alianza con nadie en este momento, y menos podría hacerlo con Duhalde, porque está militando con el Gobierno y yo tengo profundas diferencias. Yo estoy claramente en un rol opositor, por más moderado que yo sea, con lo cual descarto de cuajo ese tema”, explicó el empresario. Y, cuando le preguntaron por la famosa reunión, intentó bajarle el perfil: “Me he reunido muchas veces en los últimos dos años con el doctor Duhalde, como me he reunido y me sigo reuniendo todas las semanas con dirigentes de primer, segundo y tercer nivel de todos los partidos”.
En realidad, un acuerdo Macri–Duhalde no impediría que el empresario mantenga sus posturas opositoras. De hecho, algunos operadores del ex gobernador explicaban que, aunque públicamente respalde la lista encabezada por Cristina Kirchner e integrada por el PJ, al mismo tiempo podría otorgar un guiño a algunos sectores del aparato para que se sumen a la propuesta de Macri, que se presentaría así con el aval implícito del jefe político del peronismo bonaerense.