EL PAíS › LAS TROPAS ARGENTINAS EN HAITI SE REPONEN DEL HURACAN
Lo que el viento les dejó
A dos semanas del peor momento del huracán Jeanne, el panorama que enfrentan los cascos azules argentinos en la ciudad de Gonaives, en el noroeste de Haití, ha mejorado bastante. Se acabaron las avalanchas de gente hambrienta contra los soldados que custodian la entrega de comida –una realidad que preocupaba mucho hace una semana– y la población local se ha acercado masivamente al hospital de campaña en la ex sede de la Universidad de Haití. Los médicos argentinos están atendiendo partos y operaciones con la ayuda de chilenos y uruguayos. De visita por Haití, el secretario de Asuntos Militares, Jaime Garreta, supervisó ayer la tarea y llevó equipamiento para la base del contingente argentino.
“Vine a revisar el estado del batallón nuestro, por instrucción del ministro Pampuro, para ver el grado de destrucción que habían padecido nuestras tropas con el terrible huracán”, explicó ayer Garreta en una conversación telefónica con Página/12. “Me he encontrado con un cuadro de situación mejor de lo esperado: hoy (por ayer) arribó un Hércules C130 con equipamiento para recuperar lo perdido. El estado de salud es bueno, la moral es muy buena. Nuestra tropa ha hecho un trabajo muy importante en socorrer a la sociedad en una situación dificilísima: proteger la entrega de alimentos para evitar las peleas”, contó desde Gonaives.
Garreta inspeccionó el hospital de campaña de la ex universidad. “El batallón está operando a full. Han hecho 40 partos, han hecho operaciones de fracturas expuestas. Ahora hay más personal porque nuestros hombres han sido reforzados por una compañía (150 hombres) uruguaya y otra brasileña. El trabajo de los médicos ha permitido un notable acercamiento a la población local. En Gonaives hay un hospital donde les cobran. En nuestro hospital no se les cobra y el trato es realmente humanitario”, contó.
A diferencia de lo que sucedía hace una semana y media, la entrega de alimentos parece haberse normalizado. Según Garreta, ya no hay más intentos de saqueos ni avalanchas desesperadas sobre los militares argentinos. “Nuestros soldados han organizado un sistema de embudo: van armando las filas de tal manera que se va cerrando hasta que llega a ser una fila de una sola línea. En el lugar de reparto entran por un lado, se les da agua, se los moja, se les da el medicamento y la comida. Los que entran no se encuentran con los que salen.” Aparte de custodiar el reparto de alimento, los cascos azules están haciendo patrullajes por la ciudad. “Nuestro contingente es el único que está haciendo patrullaje nocturno. Van en convoy con los camiones Panard, artillados y blindados, adelante.”