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Misceláneas

El tecito de De Vido. El chiste de Canicoba. Icazuriaga, con título de galán. Aquella anécdota de Curto. El baile de Lo Vuolo. Giannettasio, con marido caro.

Por Diego Schurman *

Superhéroes
El miedo a la muerte puede ser inherente a la condición humana, pero parece haberse detenido en las puertas de la Casa Rosada. En la última semana, luego del sacudón del Tango 01 por la falla en una de sus turbinas, los ministros Julio De Vido y Aníbal Fernández se preocuparon por dejar claro entre los suyos lo que consideraron “exageraciones periodísticas” sobre el hecho. Por ejemplo, el ministro de Planificación juró haber pasado el percance ingiriendo un té y sin proferir una sola palabra, pese a que las crónicas le adjudicaron el mal presagio: “¡Nos caemos!” En tanto, el ministro del Interior insistió en que fue el “más mesurado de todos”, pese al pánico que otros pasajeros aseguran haberle detectado en el rostro y que ni siquiera pudo morigerar Luis Lazota, uno de los tripulantes, que recorría los pasillos del avión a los saltitos, con los pulgares en alto, y diciendo “todo bien, todo bien”.

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Chiste
Buenas caras, sonrisas repartidas. Rodolfo Canicoba Corral había logrado crear un excelente ambiente durante la jura de los nuevos jueces. Y no dudó en acercar un expediente para que los flamantes magistrados estampen su primera firma. Se trata de un ritual, una especie de ceremonia de bautismo, para que los jueces debuten dando a conocer una “buena noticia”, como puede ser una excarcelación o una eximición de prisión en causas menores o de poco interés público. Por eso, cuando le tocó el turno a Daniel Rafecas, Canicoba le acercó un papel con su mejor cara de poker y le dijo: “Es el sobreseimiento de la causa de los sobornos del Senado”, haciendo estallar de risa a todos los presentes.

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Un galán en Chivilcoy
Repartía besos, como podría hacerlo Luis Miguel entre su fans, asomado a la ventana de una camioneta. La gente lo reconocía y le ofrecía –generosa– su afecto. Pero no era Luis Miguel ni tampoco una estrella de la farándula. El singular personaje que mostraba sus dotes de galán en Chivilcoy, durante la visita de Néstor Kirchner, era el jefe de los espías, Héctor Icazuriaga, un hombre acostumbrado al bajo perfil. Y precisamente por eso en la comitiva presidencial se apresuraron a aclarar el tema: si bien se lo considera un pingüino por adopción, el titular de la SIDE es oriundo de esa ciudad bonaerense.

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La banda de Curto
La anécdota la trajo el matancero Alberto Balestrini, al término de la visita de Néstor Kirchner a Tres de Febrero. Se remonta a la campaña presidencial, cuando el intendente de esa localidad, Hugo Curto, le prometió armarle un acto al santacruceño. “Quiero algo prolijo”, le solicitó K, conocedor del folklore clientelista bonaerense. El hombre de la UOM cumplió con el pedido a rajatabla. Y en vez de micros, sándwiches y bombos, el lugar se pobló de una concurrencia sobria, y sin otro estandarte que unas cuantas banderitas argentinas.
–Néstor, ¿qué te pareció? ¿Te gustó? –le preguntó Curto.
–Perfecto, es así como me gusta –le agradeció Kirchner.
–Bueno, igual te quiero aclarar una cosa: hoy no la viste, pero yo también tengo mi banda –dijo el intendente. Para hacer el acto, claro, dejó afuera a los “pesados”.

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Danzarín
Pasaron ya dos semanas. Sin embargo, en el ARI no se deja de hablar del casamiento de Matías Méndez en Pilar. Pero el protagonista exclusivo de todos los bocadillos no es el infatigable vocero de Elisa Carrió ni mucho menos su flamante esposa. De quien siguen hablando todos es del economista Rubén Lo Vuolo. Y lo hacen para señalar su extraña habilidad para bailar un rock, un tango o un bolero como si fueran exactamente la misma cosa. Al fin, las malas lenguas debieron reconocer que tanto el economista del ARI –como el diputado de ese partido Eduardo Macaluse y hasta la propia Lilita– como bailarines... son buenos políticos.

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Todos los caminos
Miguel Saiegh –actual vicepresidente ejecutivo del Etoss (el ente que regula la concesión de Aguas Argentinas SA)– disfrutó en octubre de un hermoso paseo por el Vaticano junto a su mujer, la vicegobernadora Graciela Giannettasio. Es conocido: ella viajó para presenciar la beatificación de sor María Ludovica. Pero no se sabía que él, con el argumento de exponer en la embajada argentina en Roma durante un día (supuestamente el lunes 4 de octubre con la empresa AGAC SpA) se tomó la semanita de viáticos y vuelo en clase ejecutiva.

* Colaboraron Martín Piqué, Victoria Ginzberg e Irina Hauser.

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