EL PAíS › PINOCHET FUE PROCESADO CON
PRISION DOMICILIARIA. QUEJAS DE SU DEFENSA

“Es un abuso a los derechos humanos”

El juez Juan Guzmán, al frente del caso Operación Cóndor, procesó y pidió la prisión preventiva a Augusto Pinochet por el secuestro calificado de nueve personas y por el homicidio de otra. Guzmán consideró que el ex dictador de Chile está en condiciones mentales de enfrentar un juicio. El pedido de arresto se suspendió por un amparo.

Al asesino millonario le espera un juicio. Después de que el ex dictador Augusto Pinochet perdiera a principios de mes sus fueros en la causa de la Operación Cóndor, el siguiente paso fue enjuiciarlo. Ayer, el juez Juan Guzmán procesó a Pinochet por el secuestro calificado de nueve personas, cuyo paradero se desconoce hasta hoy, y por el homicidio de otra. Guzmán consideró que Pinochet, de 89 años, está en condiciones mentales de enfrentar un juicio y ordenó determinar qué bienes pueden ser embargados para cubrir los costos. El juez también ordenó su detención domiciliaria, pero su defensa interpuso un recurso de amparo a la Corte de Apelaciones de Santiago, invocando, vaya ironía, que sería un “abuso a los derechos humanos” procesar a alguien que no puede defenderse por motivos de salud.
Con su histórico dictamen, el magistrado coloca por segunda vez en el banquillo de los acusados al ex dictador, que en el cenit de su poder se jactaba de que en Chile no se movía una hoja sin que él lo supiera. Guzmán explicó que la resolución “fue bastante fácil”, pero que lo complejo fue el análisis. Guzmán hizo hincapié en examinar si Pinochet se encuentra en condiciones mentales de enfrentar un juicio. Cuando el magistrado procesó en 2001 al ex dictador por los 75 crímenes de la Caravana de la Muerte, las cortes de Apelaciones y Suprema lo dejaron sin efecto por la demencia senil del imputado. Por eso ahora se ocupó de investigar a fondo el tema de la condición mental del ex dictador. Después de analizar los resultados de los exámenes médicos, el juez indica que en las declaraciones de Pinochet a él y a otro juez, por las cuentas secretas en Estados Unidos, y en la entrevista que dio el año pasado a un canal de televisión en Miami, se advierten rasgos que siempre lo han caracterizado. Su “simplicidad”, ya que nunca fue “un orador ni ha dado razones filosóficas o sofisticadas”; su “coherencia”, en especial cuando señala que “los excesos no obedecían a actuaciones personales suyas”; su “conocida habilidad” para eludir responsabilidades y sostener que sus “subalternos o mandos medios” perpetraron los ilícitos.
De los interrogatorios, la entrevista y su apreciación personal, Guzmán concluye que Pinochet “presenta un estado físico bastante deteriorado que se traduce en su dificultad para caminar, su sordera, su lentitud, sus ahogos, la hinchazón de su cara y en la mayor dificultad que presenta para expresarse”. Sin embargo, prosigue el dictamen, “en lo mental se puede inferir que él está claramente vinculado con la realidad, tiene coherencia y continuidad en sus ideas, se ubica en el tiempo y en el espacio, utiliza la lógica en la elaboración de sus ideas y responde en forma directa y simple”. Además, el juez sostiene que Pinochet puede discernir entre lo bueno y lo malo, y, fundamentalmente, entre lo que lo incrimina y no incrimina”. Además, recuerda que si bien en Inglaterra la Justicia consideró que Pinochet no estaba en condiciones de enfrentar un juicio, que ese proceso era oral, a diferencia del que se sigue en Chile. Pinochet no necesariamente debe presentarse a todas las diligencias y puede descansar entre ellas. Guzmán concluye que Pinochet está en condiciones mentales aptas para enfrentar un juicio criminal.
Familiares de las víctimas y abogados de derechos humanos reaccionaron con alegría en tribunales (ver reportaje). “La justicia tarda, y a veces mucho, pero llega”, afirmó el abogado querellante Eduardo Contreras, mientras la dirigente de la Agrupación de Familiares Detenidos Desaparecidos, Viviana Díaz, recalcó que hay voluntad de investigar, “es posible procesar a todos los inculpados por crímenes de lesa humanidad”.
Para procesarlo, el magistrado se quedó con diez de los crímenes más probados que cometió la Operación Cóndor, de los 19 casos por los que Pinochet está querellado. Son los secuestros de nueve opositores a la dictadura, detenidos en Argentina, Bolivia y Paraguay, por los aparatos represivos de estos países, a mediados de los años ‘70, y trasladados después hasta Chile, donde desaparecieron en los cuarteles secretos de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA). Su procesamiento deja al ex dictador frente al escenario judicial más complejo que ha tenido en Chile. Para escapar del banquillo sólo puede apelar a su salud. Un reciente fallo de la Corte de Apelaciones de Santiago, a petición de otro juez, le quitó su inmunidad como ex presidente para ser procesado por los crímenes del ex jefe del ejército, Carlos Prats y su esposa. Un tercer juez lo investiga por sus millonarias cuentas secretas depositadas en el Banco Riggs, de Estados Unidos. Dos factores le juegan en contra al asesino millonario y demuestran que no está ni loco ni senil, como sostienen sus abogados defensores. Por un lado, el descubrimiento de las millonarias cuentas secretas y las complejas operaciones financieras que éstas suponen y, por otro, la lúcida entrevista que dio en Miami.
Los viejos aliados de la derecha han dejado a Pinochet huérfano de respaldo político y hasta sus ex camaradas de armas lo critican por no asumir su responsabilidad. Y los viejos compañeros de armas del general ya no lo saludan con honores militares.

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Su procesamiento deja al ex dictador frente al escenario judicial más complejo que haya tenido.
 
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