EL PAíS › ROBERTO LAVAGNA, MINISTRO YA DESIGNADO, TRATO CON BLEJER SUS PRIMERAS MEDIDAS
Dólar entre bandas y otro Plan Bonex
Las pautas que le fijaron al sucesor de Remes Lenicov son contener la suba del dólar, dar solución al corralito y reencaminar el acuerdo con el FMI. Con corte ortodoxo, el nuevo plan tendrá al titular del Banco Central como coautor. El dólar flotaría entre un mínimo y un máximo con intervención oficial.
Por Maximiliano Montenegro
Apenas fue ratificado por el Presidente como el nuevo ministro de Economía, Roberto Lavagna se puso a trabajar en los dos temas clave que desvelan al Gobierno: cómo frenar al dólar y qué hacer con el corralito. Por la tarde se reunió con el titular del Banco Central, Mario Blejer, y juntos decidieron levantar completamente el feriado bancario a partir del lunes. Sin embargo, recién el domingo anunciarán si desde el mismo inicio de la semana se reanudarán las operaciones cambiarias. La decisión dependerá de la nueva política en la materia, que se definirá durante el fin de semana. Lavagna y Blejer coincidieron ayer en que hay que no hay que dejar que el dólar se escape, como les pidió el Presidente, obsesionado con el fantasma de la hiperinflación. Ambos creen además que, una vez levantado el feriado cambiario, habrá corrida hacia el dólar. Pero tampoco les gusta la idea de fijar un tipo de cambio oficial, porque consideran que agravaría la pérdida de reservas y crearía un mercado paralelo imposible de controlar. En cuanto al corralito, regresa el Plan Bonex para los plazos fijos: técnicos del Banco Central trabajaban ayer junto al titular de la Comisión de Finanzas de Diputados, Rodolfo Frigeri, en el asunto. Cajas de ahorro y cuentas corrientes seguirían, por ahora, dentro del corralito; pero se ofrecerían bonos con altas tasas de interés como alternativa de ahorro al dólar.
Llegó a las ocho de la mañana a Ezeiza, en vuelo de Air France, procedente de Bruselas, tras una breve escala en París. A esa hora era el candidato puesto, pero media hora antes había aterrizado, procedente de Washington, el candidato de los bancos extranjeros, el economista jefe del BID, Guillermo Calvo. Y por lo tanto, todavía era en los papeles un mero aspirante a ministro. Sin embargo, el presidente Duhalde lo confirmó al mediodía, tras conversar personalmente lo que ya habían charlado por teléfono. El Presidente le repitió que necesitaba un ministro para conducir una política económica basada en tres pilares: mantenimiento del dólar en caja, para evitar una hiperinflación; acuerdo político con los gobernadores para que el ajuste de las cuentas provinciales no derive en estallido social; y alineamiento con el Fondo Monetario, para mantener viva la esperanza de recibir el paquete de asistencia financiera por el que tanto luchó Remes Lenicov.
Las primeras declaraciones del economista, de extracción peronista y ex funcionario alfonsinista, apuntaron en la dirección convenida. Elogió el acuerdo con los gobernadores y destacó la necesidad de mantener abierto el diálogo con Washington. Dicho sea de paso, de esa forma dejó en claro que la agenda del Gobierno seguirá abierta en los mismos puntos que la dejó Remes, todas condiciones trazadas por el FMI: acuerdos bilaterales con las provincias para cumplir con la metas de ajuste fiscal; derogación de la Ley de Subversión Económica que tanto inquieta a los banqueros y modificación de la Ley de Quiebras, para permitir que bancos y acreedores extranjeros puedan presionar legalmente sobre las empresas locales que se declararon en cesación de pagos.
Sin embargo, Lavagna se preocupó por no mostrar la carta en las dos apuestas clave que definirá durante el fin de semana: la nueva política cambiaria y el futuro del corralito.
Sobre esos dos puntos conversó ayer por la tarde, durante más de una hora, con el presidente del Banco Central, Mario Blejer. Las principales conclusiones del encuentro fueron las siguientes:
- Hay que ponerle un techo al dólar, porque si se sobrepasaran los actuales niveles de tipo de cambio podría desatarse en cualquier momento una escalada inflacionaria incontenible, la que podría desembocar en una híper.
- La fijación de un tipo de cambio oficial, como machacó en privado durante toda la semana el Presidente, no sería la política más conveniente. La idea es que crearía inmediatamente un mercado paralelo yese dólar, obviamente más alto, sería tomado como el “verdadero dólar”. Más importante aún, si el Banco Central se viera obligado a vender reservas a un valor fijo agravaría la fuga de divisas, ya que quienes compren dólares no correrían el riesgo de que el Central interviniera fuertemente bajando de golpe la cotización.
- Un tipo de cambio fijo, coincidieron, sólo podría funcionar con estrictos controles de capitales, prohibiendo la compra de dólares “no esenciales”. Sin embargo, una política así sería desechada de plano por el FMI.
- Lavagna y Blejer discutieron otros mecanismos para frenar al dólar, mostrando diferencia de criterios. Lavagna se inclinó por una “banda ancha de flotación sucia”, dentro de la cual el Banco Central intervendría. Por ejemplo: el Central se comprometería a mantener el dólar entre 3 pesos y 3,50, de modo tal que quienes compraran a 3,50 podrían salir perdiendo si la autoridad monetaria decidiera planchar en 3 la cotización.
- Blejer, en cambio, consideró que no hay que anunciar ninguna regla y que el Central debería salir a vender “potentemente” dólares en los próximos días para contener la corrida. Dice que estaría dispuesto a vender hasta 3000 millones de dólares de las reservas (que actualmente rondan los 12.000 millones) para mantener la paridad debajo de 3,50. Pero aclaró que “ésta es una estrategia para las próximas dos semanas”. Y que mientras tanto se necesita un “fuerte respaldo político”, para caminar en la dirección indicada por el Fondo Monetario.
- Sea como fuere, ambos coincidieron en que no podría levantarse el feriado cambiario sin una estrategia definida, porque una vez que se tome esa medida, habrá corrida generalizada hacia el dólar.
- Respondiendo a otro pedido presidencial, el Central también intentará proveer de liquidez a los bancos nacionales más débiles, otorgándoles redescuentos para que devuelvan cuentas a la vista, siempre dentro de los límites fijados por el corralito. Este será un factor adicional de presión sobre el dólar, por lo que la autoridad monetaria insistiría también con la política de altas tasas de interés en las licitaciones de letras, de modo de crear un instrumento financiero de ahorro alternativo al dólar.
- Sobre el corralito, Blejer y Lavagna coincidieron también en impulsar nuevamente un Plan Bonex para los plazos fijos, aunque podría contener modificaciones respecto del proyecto original que envió sin suerte Remes el lunes pasado al Congreso.
- Sobre el asunto trabajan contrarreloj el titular de la Comisión de Finanzas, Rodolfo Frigeri, y los técnicos del Banco Central. Se barajan distintas alternativas que serían presentadas mañana al Presidente. La idea sería insistir con un bono estatal, pero comprometiendo en la garantía a los bancos privados. También se discutió la posibilidad de segmentar los depósitos, otorgando bonos más cortos para los depositantes más chicos.
- El proyecto de que cada banco entregue sus propios bonos, respaldándolo con su cartera de crédito, fue analizado por los funcionarios del Central, pero por ahora lo descartan: dicen que los bonos tendría que nominarse en pesos, porque la cartera de créditos de los bancos está pesificada. Y agregan que crearían un mercado secundario con grandes diferencias en el valor de los bonos, entre las entidades nacionales privadas, las oficiales y los bancos extranjeros.
- En cuanto a las cajas de ahorro y cuentas corrientes, por ahora no habría modificaciones, aunque se ofrecerán la opción de bonos de alta rentabilidad para intentar atraer los cerca de 15.000 millones de pesos de ahorros atrapados en cajas de ahorro. La apuesta de liberar totalmente estas cuentas, tanto a Blejer como a Lavagna les parece, por ahora, demasiado arriesgada.