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La última gran apuesta fue la de Eduardo Fellner. En la Casa Rosada se habían jugado por él para hacer realidad el viejo anhelo de incorporar a un gobernador al gabinete. Pero el mandatario jujeño seguía resistiéndose a esa posibilidad y por lo tanto nadie imaginaba anoche, ni el propio Eduardo Duhalde, que la cosmética anunciada y recontraanunciada fuera a producir demasiado ruido.
El nombre de Fellner se intentó mantener bajo siete llaves. Aunque algunos funcionarios oficiales dejaron trascender el fin de semana que se estaba tratando de convencer a un gobernador “que no pertenece al trío de provincias grandes” para incorporarse al gabinete.
Duhalde es un convencido de que el reemplazante de Jorge Capitanich debe oficiar de puente con los gobernadores. No es un tema menor, mucho menos después del rol protagónico que adquirieron los mandatarios a la hora de empujar al Presidente a respetar los compromisos asumidos con el Fondo Monetario Internacional.
La letanía de negativas no se detiene. Ya le dijeron no el cordobés José Manuel de la Sota y también el pampeano Rubén Marín. Si no hay cambios de último momento, lo mismo terminaría haciendo Fellner. Como si fuera poco, ninguno de los gobernadores del PJ estaría dispuesto a aportar tropa propia al gobierno de transición.
La falta de compromiso llevó a Duhalde en las últimas horas a mirar hacia el Parlamento. El pampeano Jorge Matzkin –enfrentado con Marín– se luce por estas horas como un comodín, ya que se lo menciona para todos los cargos en juego. También se nombra al tucumano José Alperovich.
En cambio, para el Ministerio de la Producción, que en las próximas horas abandonará José Ignacio de Mendiguren, ya está alistado el empresario de Acindar, Carlos Leone, o el secretario de Defensa del Consumidor, Pablo Challú.
Había dudas sobre el futuro de Carlos Soria en la SIDE, quien podría pasar al Ministerio del Interior en reemplazo de Rodolfo Gabrielli. A su vez, su lugar podría ser ocupado por el actual secretario privado, José Pampuro. Incluso alguien se animó a echar a rodar el nombre de Julio César Aráoz, quien trabajó con Duhalde durante la campaña presidencial de 1999.
La que ayer adelantó que no aceptará asumir como titular del PAMI es Graciela Camaño. La diputada justicialista se preocupó en señalar que su relación con Eduardo Duhalde “es buena y respetuosa” pero que “hoy por hoy sería un suicido tomar ese cargo, ya que el PAMI está totalmente desfinanciado”.
Camaño fue mencionada el domingo el Olivos por el entorno duhaldista para reemplazar al actual interventor del organismo, José Manuel Corchuelo Blasco, tal como adelantó Página/12. Pero la propia legisladora puso en dudas sobre las verdaderas razones de la aparición de su nombre en las comidillas del Gobierno.
“Ya me ofrecieron el PAMI durante el gobierno de Menem y sé que Duhalde tiene buena consideración sobre mi persona, pero el Presidente también sabe que yo fui la que me planté en el Congreso y me negué a aprobar el Plan Bonex”, señaló la diputada y esposa de Luis Barrionuevo, a quien se le atribuyen negocios con la obra social de jubilados.