EL PAíS › EL PRESIDENTE RECIBIO ELOGIOS
Y ESCUCHO LAS INQUIETUDES DE LOS FRANCESES
Un café de la paix con los empresarios
Los ejecutivos franceses elogiaron al Gobierno en materia de consolidación de la democracia y crecimiento económico. Plantearon sus preocupaciones: el temor a los precios máximos y el trabajo en negro, entre otros. No faltó la mención a las tarifas. El representante de Suez habló de su amor por la Argentina. “Hay amores que matan”, retrucó Kirchner.
Por Sergio Moreno
Un año y medio atrás, Néstor Kirchner desairó a la cúpula del empresariado francés al no asistir a una reunión citada en esta ciudad, donde los hombres de negocios se iban a enfrentar con bríos ante el flamante Presidente de un país que había devaluado, pesificado asimétricamente y entrado en default. Si bien Kirchner no era responsable, era el jefe del Estado. En aquella oportunidad, los empresarios sabían que la Argentina era un país sin destino. Ayer la situación fue bien diferente: los más importantes businessmen de Francia, nucleados en el Medef (algo así como la UIA pero del Primer Mundo), quedaron sorprendidos por la solvencia de Kirchner, su conocimiento de cada una de las empresas y la decisión que, dijeron, pudieron notar en el patagónico. Incluso se permitió chancear ante el presidente de Suez que, rato antes, en medio de la sesión, había declarado su “amor por la Argentina”. “Hay amores que matan”, ironizó Kirchner a su turno, generando las sonrisas de todos los presentes, tras lo cual endureció un poco su gesto al aconsejarle al controlante de la empresa Aguas Argentinas: “Ustedes están negociando con funcionarios míos que son moderados respecto de lo que yo pienso de ustedes; sigan negociando con ellos”. Minutos después, el ministro de Planificación, Julio De Vido, negó terminantemente que el Gobierno esté pensando en conceder un aumento de tarifa para Aguas.
El clima en medio del cual se produjo la reunión del gabinete de Kirchner y los empresarios franceses estuvo precedido por las chispas que hizo saltar intramuros del Gobierno el ministro de Economía, Roberto Lavagna. Anteayer, Lavagna había dicho que se hablaba en las negociaciones con Aguas Argentinas de un aumento de tarifas de un 16 por ciento más un aporte de capital del Estado para inversiones. La frase sacudió al staff pingüino, más aún cuando por la mañana vieron los diarios argentinos (ver aparte).
Kirchner y sus ministros Lavagna, De Vido, el jefe de Gabinete Alberto Fernández, el canciller Rafael Bielsa, el secretario de Legal y Técnica, Carlos Zanini, los gobernadores de Buenos Aires, Felipe Solá, y de Santa Cruz, Sergio Acevedo, el senador Miguel Angel Picheto, el diputado José María Díaz Bancalari y el embajador Juan Archibaldo Lanús llegaron a la sede del Medef a las 8.30 de la mañana, hora de Francia. Allí los esperaban: el embajador francés en Buenos Aires, Francis Lott, el titular del Medef, barón Ernest Antoine Silleire y su presidente honorario y del Comité Argentina, Xavier Ortoli, y los representantes de las empresas Aerophile, Air France, Alstrom, Carrefour, Chargeurs, EDF-Electricité de France (controladora de Edenor), Danone, Peugeot-Citroën, Lazard Freres, Renault, Saur, Sodexho Aliance, Suez (controlante de Aguas Argentinas), Total, Veloia Environnement, Vinci Construction y representantes de los ministerios franceses de Finanzas y Relaciones Exteriores.
La reunión comenzó con un discurso del presidente del Medef, elogioso de la faena realizada por el Gobierno en materia de consolidación de la democracia y en crecimiento económico. Dijo que era sorprendente que hace dos años veían a la Argentina como un país desahuciado, pero que ahora se había transformado, en tiempo record, en una economía pujante y llena de oportunidades.
Trascartón, habló Kirchner. El Presidente explicó qué es lo que hizo durante lo que va de su mandato, habló de indicadores económicos, macro y micro, y de indicadores sociales, como tasas de desempleo, pobreza e indigencia. Dijo que él no era el Presidente de la crisis, ni de la impunidad, ni del default, ni el de la devaluación. Dijo que él había heredado todo eso y contó cómo hizo para dominar la situación y llevarla hasta donde está. Tiró datos y números, estadísticas y ejemplo. Luego, dio lugar a otros discursos y a las preguntas. Fueron las siguientes:
- Abrió la ronda Daniel Bernard, presidente de Carrefour. Dijo que su empresa estaba en la Argentina desde 1974, que apoyaban al gobierno argentino, que ellos mantenían los precios bajos. “No ganamos dinero hoy, pero estamos conformes”, aseguró. Se quejó por la economía “informal”, en negro, y expresó su temor por que se pongan precios máximos. Kirchner, que fue quien respondía las preguntas la mayoría de las veces (las otras lo hicieron los ministros de cada área), dijo que eso no ocurriría.
- Louis Schweitzer, presidente de Renault, contó que su empresa recuperó la confianza en el país, que se quedaron e invirtieron, que el sector automotor había crecido, que apostaban al Mercosur pero veía que el mercado intra-Mercosur no funcionaba.
- Yves-Louis Darricarreré, miembro del directorio de la petrolera Total, aprobó las palabras de Kirchner, dijo que su empresa está invirtiendo 400 millones de dólares en la Argentina, que podría generar entre el 7 y el 8 por ciento de la producción de gas. Y requirió un marco legal equitativo con una suba de tarifas razonable y de largo plazo. Dijo que el acuerdo hecho hasta ahora por el gas era excelente.
- Patrick Kron, presidente de Alstrom, destacó que su empresa se readaptó y se quedó en la Argentina, agradeció el apoyo de Kirchner para que en diciembre de 2004 pudiesen firmar un acuerdo para reparar vagones de ferrocarril y de transporte urbano en la Capital Federal, destacó que tiene nuevos proveedores argentinos de sus componentes y que su producción será mayor en marzo de este año.
- Yann Delabriere, director financiero de Peugeot-Citroën, agradeció al gobierno nacional y al de la provincia de Buenos Aires su apoyo por el que, dijo, recuperaron posiciones dentro del mercado. Sostuvo que exportan el 40 por ciento de su producción y que la confianza en el país ha crecido notablemente. A la hora de los pedidos, dijo que necesitan que se faciliten inversiones además del consumo, que se debe desarrollar aún más el comercio internacional, con más apertura, y desarrollar el mercado de autopartes que en la Argentina ha sufrido mucho.
- Pierre Bellon, presidente de Sodexho Aliance, destacó que la tarea hecha para enderezar la economía “es excepcional, por eso nos quedamos en la Argentina”.
Si bien no fue el último en hablar, la palabra de Yves Thibault de Silguy, el delegado general de negocios internacionales del grupo Suez, empresa controlante de Aguas Argentinas, fue la más esperada en la rueda. “Todos deben saber la relación que nos une a la Argentina”, arrancó Thibault de Silguy. “Sí, sí, sabemos...”, lo interrumpió el presidente del Medef. Todos rieron. El CEO de Suez comenzó a derramar un meloso speech de relación de amor con el país. Entre caricia y caricia, dijo que llevan invertidos unos 1700 millones de dólares, que las tasas de satisfacción en la provincia de Buenos Aires son similares a las de la Unión Europea (lo que generó la sonrisa irónica del gobernador Felipe Solá), que tienen las tarifas más bajas de América, que mantuvieron los empleos y no han obtenido ganancias. “Queremos adaptarnos a la situación nueva y al nuevo contrato, pero deben tener en cuenta que la situación de nuestra empresa es muy difícil. Si el gobierno argentino quiere renacionalizar el servicio, puede hacerlo”, sorprendió el ejecutivo, que pareció sintonizar con las palabras que anteayer dejó en los oídos de Kirchner el presidente francés, Jacques Chirac.
Kirchner, entre la melaza de las declaraciones del amor de Suez por la Argentina, arremetió en su estilo: “Hay amores que matan”, dijo, arrancando la risa de los participantes. Lo que vino fue un poco más duro: “Ustedes están negociando con funcionarios míos que son moderados respecto de lo que yo pienso de ustedes. Sigan negociando con ellos”, descerrajó.
Tras la reunión, todos fueron halagos. El argentino Eduardo Malone, presidente de Chargeurs, auguró “una avalancha de inversiones extranjeras cuando la Argentina salga del default, principalmente de China”. El barón Silleire, titular del Medef, dijo que “todos los empresarios pudieron desarrollar los proyectos con la esperanza de aprovechar los mejoramientos espectaculares de la economía argentina. Nos encontramos con un Kirchner particularmente informado de la economía de este país y del mundo y eso nos impresionó mucho”. El vicepresidente del organismo, Thierry Courtaigne, calificó la reunión como “excepcional” de la que “todos los empresarios nos fuimos muy impresionados”.
Mientras todos salían muy contentos del edificio de la avenue Bosquet, De Vido, que vestía una corbata celeste llena de pingüinitos, desmentía el aumento en la tarifa del agua. La pelea con Lavagna, que salió rápidamente y se zambulló en su coche, había llegado hasta ahí. Pero eso es otro cantar.