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Por S. M.
Desde París

Néstor Kirchner medió en el conflicto desatado entre Eduardo Duhalde y Felipe Solá en la provincia de Buenos Aires. Anteayer al mediodía, en un almuerzo, le dijo a José María Díaz Bancalari –que además de presidente del bloque de diputados nacionales del PJ es el titular del peronismo bonaerense– que debía contribuir a la gobernabilidad en la provincia. “No tienen que ponerle trabas a Solá, deben dejarlo gobernar sin inconvenientes”, dijo ayer el jefe de Gabinete, Alberto Fernández. Eso significa que los legisladores provinciales duhaldistas deberán aprobar el Presupuesto tal como lo había mandado el gobernador la primera vez. Díaz Bancalari dijo que obraría en ese sentido.
El jueves al mediodía, el Presidente, su jefe de Gabinete, el gobernador; su par de Santa Cruz, Sergio Acevedo; el diputado y el secretario de Legal y Técnica, Carlos Zanini, almorzaron en uno de los restaurantes del Hotel Meurice, donde se aloja la comitiva presidencial, en la parisina Rue Rivolí. El convite gastronómico tenía como objetivo generar el espacio de mediación en la situación, a pesar de que Fernández dijo que “el Gobierno no se entromete en la interna del peronismo bonaerense”.
Un día antes de emprender la visita a Francia acompañando al Presidente, Solá, flanqueado por el pleno de su Gabinete (con la excepción de la vicegobernadora Graciela Giannettasio), vetó totalmente el Presupuesto que habían aprobado los legisladores provinciales con modificaciones que le imponían una suerte de cogobierno con el Parlamento provincial, dominado por duhaldistas. Fue el punto álgido de una escalada entre Solá y el ex presidente Duhalde, que se enardeció cuando un grupo de diputados provinciales que responden al gobernador denunció que el incremento presupuestario que se otorgaron los legisladores duhaldistas, acompañados por los radicales, era para “generar una caja negra con la cual pagar la interna” partidaria.
La pelea puso en riesgo el equilibrio provincial, con acusaciones cruzadas mientras la sociedad bonaerense miraba desde afuera. Kirchner –que también tiene sus intereses y anhelos en este territorio, tal que este año jugará allí la suerte de su esposa en las elecciones nacionales– se preocupó por el desenlace y convocó al almuerzo de marras.
Díaz Bancalari, siendo duhaldista, supo ganarse la confianza de la Casa Rosada desde el comando de la bancada peronista de diputados nacionales. Es uno de los pocos que cuenta con la atención y confianza del Presidente y del ex presidente.
En el almuerzo del jueves, Kir-chner le planteó que debe garantizarse la gobernabilidad de la provincia, que los diputados y senadores provinciales deben aprobar el Presupuesto que Solá volverá a enviar a la Legislatura en febrero. “Deben dejarlo gobernar sin inconvenientes”, dijo el Presidente. La frase fue repetida después públicamente por Alberto Fernández.
Díaz Bancalari aceptó. “Dijo que iba a actuar”, comentó a Página/12 uno de los comensales.
Su tarea no es fácil. Debe convencer a los legisladores que den marcha atrás, para lo cual primero deberá hacerlo con Duhalde, actualmente en Venezuela.
El ex presidente estaba más que enojado con este asunto y con la frase de las “cajas negras”. Había decidido ir a fondo contra Solá, forzarlo en una interna. Sin embargo, Duhalde se jugada a que el gobernador, en alianza con el Presidente, lleve de candidata a senadora a Cristina Fernández en un frente electoral (podría ser el Frente para la Victoria) por fuera del PJ bonaerense.La movida que hizo Kir-chner es potente y proporcionalmente difícil para Díaz Bancalari. Su éxito dependerá de convencer a Duhalde y de que éste baje la orden a su mesnada. Cuenta con el deseo presidencial. No es poco.
Veremos si es suficiente.