EL PAíS
“Estamos hablando de inversiones, no estamos discutiendo tarifas”
El ministro Julio De Vido y el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, desmintieron a Lavagna, quien dijo que se estaba negociando con Suez-Aguas Argentinas un aumento del 16 por ciento. Enojo de Kirchner por la aparición mediática del jefe de Economía.
Por S. M.
Desde París
El jueves, el ministro de Economía, Roberto Lavagna, dijo a una radio francesa que en el marco de las negociaciones con Suez/Aguas Argentinas, el Gobierno está hablando de un incremento de tarifas del 16 por ciento. La afirmación –y su reproducción más o menos fiel en algunos medios argentinos– desató una tormenta entre la mitad del gabinete que se encuentra en esta ciudad. Néstor Kirchner fustigó duramente la aparición mediática de Lavagna en un asunto que no maneja, pero en el que evidentemente quiere influir. De hecho, el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido –que comanda las conversaciones con los franceses–, y el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, salieron a desmentir públicamente los aumentos. “Desmiento terminantemente que en este momento estemos discutiendo tarifas”, dijo De Vido. “Las conversaciones son sobre inversiones, no se habla de tarifas, este gobierno no está pensando en aumentar tarifas”, categorizó Fernández. El propio Lavagna, cuando le preguntaron sobre sus dichos, sostuvo, entre amargado e irónico: “No confirmo ni desmiento los inventos de la prensa”. Un importante integrante de la delegación fue al fondo del asunto: “En el Gobierno hay quien no entiende que se debe defender el interés nacional, que cuando se hace eso, te respetan más. Lavagna puede pensar en términos macroeconómicos, pero una cosa es pensar y otra hacer declaraciones en medio de una negociación”, dijo.
La negociación con Suez-Aguas Argentinas, calificada como dura y difícil por aqueos y troyanos, está en manos de De Vido y sus centuriones, por la parte argentina. Los públicos decires de Lavagna sobre este tema sorprendieron a Kirchner y al resto de sus ministros. “No se están discutiendo tarifas. Se discuten inversiones, las inversiones que no hicieron y las que nosotros estamos poniendo en marcha, se discute que hay gente a la que aún no le llegó el servicio, pero tarifas no”, dijo De Vido.
Alberto Fernández fue igualmente taxativo. “El Gobierno no está promoviendo un aumento de tarifas”, dijo, y abundó: “Lo que se discute es inversión, no creemos que la inversión deba salir de las tarifas. Aguas debe invertir, invertir”.
Ayer, el titular de Suez, Yves Thibault de Silguy, reconoció que el gobierno argentino estaba en su ley si decidía re-estatizar el servicio (ver crónica aparte). Un día antes, el presidente Jacques Chirac le había dicho a Kirchner que solucione rápido el diferendo, que si tenía que quitarle la concesión a Suez, que lo hiciera. De Vido aclaró, esa misma noche, que agotaría todos los canales de diálogo con la empresa.
La discusión, sin embargo, es otra. El ministro de Economía ayer al mediodía se mostró enojado con algunos periodistas. Hacía referencia a que sus dichos fueron distorsionados en varios medios. Sin embargo, el ministro nada dijo de por qué introdujo un tema –las tarifas–, que el resto del Gobierno jura y perjura pública y privadamente que no se está tratando en la compleja negociación con Suez.
“Lavagna piensa que la salida de una empresa extranjera en este momento no es bueno para él ni para el país. El cree que traerá perjuicios económicos y hasta políticos”, dijo un integrante de la comitiva que habló con él anteayer. Puestos a decodificar los dichos del presidente Chirac (esos de sacarse la piedrita y seguir caminando, adelante, rápidamente), Lavagna cree que tienen un significado que difiere antipódicamente de la interpretación que hicieron tanto Kirchner cuanto Fernández. “Para Lavagna, Chirac solicitó que resolviese el asunto con Suez, sin imaginar un perjuicio para la empresa. Por eso dijo eso de que no sabía de quién era la responsabilidad. Ese asunto, el de la posible rescisión, según cree el ministro, induce a la empresa a dirimir el conflicto en el marco del Ciadi, un tribunal hecho para el capital internacional, donde nuestro país lleva todas las de perder.” El párrafo pertenece a un integrante de la comitiva que habló con Lavagna anteayer mismo.
Sin embargo, otro funcionario –a quien el Presidente suele prestarle oídos– sostuvo que la mirada macroeconómica del ministro muchas veces no coincide con el interés que persigue el Gobierno, ni “con el interés nacional”. “Uno puede plantear la macro, pero hoy (por ayer), en la reunión en el Medef, los empresarios plantearon problemas concretos de sus actividades, como el temor a los precios máximos, como la actividad informal, como la evolución de los sueldos”, ejemplificaba un confidente de este diario. “Suez quiere ganar más plata; acá no hablamos de principios abstractos, hablamos de intereses, confrontamos”, ejemplificó la fuente.
“Nosotros no estamos discutiendo tarifas, pero si fuésemos a aumentarlas no lo haríamos anunciándolo desde París, sería fomentar una pueblada en el Gran Buenos Aires, donde la gente no tiene el servicio y quien lo tiene no tiene agua, y quien la tiene no tiene presión”, especuló otro miembro de la comitiva oficial.
La relación entre Kirchner y Lavagna cuenta con una cicatriz aún no cerrada tras el episodio, desdichado para el ministro, en el cual el Bank of New York se negó a continuar en el canje de la deuda (luego fue recontratado y el banco aceptó). En aquella oportunidad, desde la Casa Rosada se dijeron cosas duras sobre el titular de Hacienda, y desde ese lado de la calle Hipólito Yrigoyen cerraron filas para, según contó un ministro a Página/12 en su momento, “que no le hagan más goles y terminen perdiendo el partido”.
Cuando hoy a la tarde Kirchner emprenda el regreso a la patria, Lavagna se quedará para continuar su agenda. El lunes debe reunirse con las empresas automotrices. La tensión entre ambos no habrá bajado. Quizá lo haga mientras evolucione el canje de la deuda, si no media alguna otra declaración irritante. En el peor momento de su cambiante relación, en noviembre pasado, Kirchner supo decir que Lavagna “es un consultor externo” de su gobierno. Ayer, un importante integrante del gabinete, reflexionaba: “cuando hace cosas como éstas (por las declaraciones sobre las tarifas), Lavagna parece de otro gobierno”.