EL PAíS › HUGO CHAVEZ EN UN VIAJE FUERA DE PROGRAMA A LA ARGENTINA
Visita relámpago a Buenos Aires
Aprovechando una visita protocolar a Montevideo vendrá a anunciar negocios navieros y un programa de créditos para que exporten las recuperadas. El encuentro juvenil y el tribunal antiimperialista.
Por Martín Piqué
Desde Caracas
La residencia de la embajada argentina está dentro de un barrio residencial –aquí los llaman urbanizaciones– que se llama Las Mercedes. La casa tiene una espléndida vista de la parte más próspera de la ciudad, el este, y está rodeada de árboles, autos caros y más embajadas. Es una versión caribeña de Palermo Chico. Sin que ninguna pregunta lo induzca, el taxista –convertido en guía turístico pero dispuesto a cobrar por ello un suculento sobreprecio, como este cronista descubrirá más tarde– señala hacia la cima de la colina. Al final se ve un edificio de piedra rojiza, lleno de parabólicas:
–Esa es la Embajada de Estados Unidos. La de color rojo, ¿ve la bandera? –pregunta.
Desde las alturas, la delegación estadounidense domina el paisaje más publicitado por las guías de restaurantes. Varios kilómetros al oeste está el Palacio de Miraflores, en una de las partes más bajas de la ciudad. Ese contraste revela otras tensiones.
Las alturas que rodean al centro histórico de Caracas –fue fundada en un valle, como un hoyo, aunque a 800 metros del nivel del mar– tienen nombres distintos según sus habitantes. Si las habitan los pobres, son “cerros”. Si las habitan los ricos, se llaman “colinas”. La diferencia semántica expresa una forma de pertenecer. La residencia de la embajada argentina está en una colina. Años atrás, el chavismo denunció que en esa casa se habían realizado reuniones de empresarios y políticos opositores para organizar el levantamiento contra Chávez. Todo cambió desde que la ex diputada del Frepaso Nilda Garré asumió como embajadora en Caracas. Ahora la relación del gobierno venezolano con la embajada es coherente con el nivel de confianza que existe entre Chávez y Néstor Kirchner.
El viaje relámpago que Chávez hará el miércoles a Buenos Aires es una muestra de esa sintonía, que igualmente incluye diferencias indisimulables.
Chávez llegará a la Argentina a primera hora de la mañana. La visita no estaba en la agenda. Se le ocurrió al venezolano porque tenía que viajar a Montevideo para reunirse con Tabaré Vázquez por un motivo protocolar: en estos días los dos comienzan su gestión en la presidencia pro tempore de la Comunidad Andina de Naciones (CAN) y Mercosur, respectivamente. Luego de pasar unas horas en la Argentina, Chávez completará su gira en Brasilia, donde cenará con Luiz Inácio Lula da Silva. En su breve estadía, el venezolano se reunirá con Kirchner a solas en la Casa Rosada para, luego, anunciar juntos convenios de integración económica. Los anuncios más importantes serán dos: la confirmación de que el Astillero Río Santiago construirá cuatro buques petroleros para Pdvsa y la firma de un convenio para crear un fondo de financiación, que aportará Venezuela, para cooperativas, microempresas y empresas recuperadas argentinas.
Es muy probable que Chávez se acerque hasta Ensenada para visitar a los trabajadores del Astillero Río Santiago. Si el tiempo se lo permite, allí anunciará que el acuerdo para construir cuatro buques petroleros de 47 mil toneladas –originalmente se hablaba de buques tipo Panamax, que son más grandes– en el astillero estatal que pudo sobrevivir al menemismo (ver nota en las páginas 12 y 13). La construcción de estos barcos había generado mucha controversia tanto en Caracas como en Buenos Aires. El tema se complicó cuando un grupo de empresas privadas argentinas, principalmente Tandanor (Talleres Navales Dársena Norte) y SPI (Servicios Portuarios Integrados), comenzó a hacer lobby para intentar acceder a los contratos, lo que implicaba excluir al Astillero Río Santiago. Como argumento, denunciaron supuestas deficiencias en la empresa estatal de Ensenada. Los obreros se enteraron y le mandaron una carta a Chávez.También acusaron al agregado comercial de la embajada argentina, Alberto Tufillo, de intentar beneficiar a Tandanor y SPI.
La cuestión llegó al máximo nivel de ambos gobiernos. La decisión final, según fuentes diplomáticas argentinas, será confirmar a Astillero Río Santiago en la obra. Es probable que para compensar el grupo Tandanor/SPI reciba otro encargo de Venezuela, bastante menor, que consiste en la reparación de dos submarinos.
La visita de Chávez tendrá también un capítulo antiimperialista. Como corresponde al rol que se está construyendo en la región, Chávez hará un manifiesto a favor de la soberanía argentina en las Malvinas. Ese tema le interesa especialmente: en un encuentro mundial de juventudes políticas y universitarios que se está realizando en Caracas –el Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes– Chávez pidió que se incorporara la cuestión de Malvinas a un tribunal antiimperialista que denunciará, a través de figuras conocidas, casos de imperialismo vigentes en el mundo. Por la Argentina estará Hebe de Bonafini.
Los anuncios económicos de Chávez van a tocar sobre todo a empresas recuperadas, microemprendimientos y organizaciones sociales. La idea del fondo de financiamiento es dar créditos con muy bajo interés para que estas empresas puedan capacitarse para, luego, poder exportar a Venezuela. Sobre este tema Chávez habló el sábado a la noche con la embajadora Garré, la titular del Banco Nación, Felisa Miceli, y su esposo Ricardo “Pacha” Velazco, quien tiene a su cargo los planes Fomicro. Junto a Chávez estuvieron su ministro de Finanzas, Nelson Gerentes, y el de Economía Popular, Elías Jaua, quien visitó recientemente la Argentina. En esa visita, Jaua propuso la idea del fondo de financiamiento a la ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner. La propuesta interesó a la hermana del Presidente, quien luego viajó a Caracas con Miceli para conocer de cerca cómo es la –tan comentada– política social del gobierno de Chávez.