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En el despacho de Augusto Belluscio en la Corte Suprema sólo quedaban unas bolsas y unos libros a medio embalar. Ayer se hizo efectiva su renuncia al cargo que ocupaba desde 1983, cuando Raúl Alfonsín lo nombró en el alto tribunal, a propuesta de Carlos Alconada Aramburu. Ahora empiezan a correr los treinta días para que el Gobierno designe un reemplazante.
A Belluscio sus colegas lo despidieron con brindis y aplausos, algo bien distinto a lo que ocurrió con los miembros de la mayoría automática menemista que fueron dejando la Corte –empujados por el juicio político– desde que comenzó el gobierno de Néstor Kirchner. Especialista en Derecho civil y de familia, durante los noventa este juez fue crítico de los supremos leales al gobierno de Carlos Menem. En esa postura estuvo alineado con Enrique Petracchi y –a veces– con Carlos Fayt. Aun así, fue quien elaboró los argumentos que permitieron devolverle la libertad al ex presidente en la causa por la venta ilegal de armas.
La renuncia de Belluscio tomó por sorpresa al Gobierno, que siempre tuvo en él un voto seguro a favor de la pesificación. El ahora ex juez decidió alejarse del tribunal cuando estaba por cumplir los 75 años, la edad de jubilación que prevé la Constitución para los jueces (a menos que el Senado les de aval para continuar). En su caso, aclaró, no quería aprovecharse de un fallo que él mismo firmó, que permitió la continuidad de Fayt después de superar la edad límite.
Belluscio inició su carrera en tribunales en 1957, como secretario de un juzgado. Ocho años más tarde fue nombrado juez y en 1974 ascendió a camarista. En la Corte, aún quienes discrepan ideológicamente con él, dicen guardarle gran respecto como jurista. Cuentan, además, que siempre se dedicó a una tarea que difícilmente alguien retome: corregir minuciosamente hasta la sintaxis de los fallos.
Ahora Belluscio piensa dedicarse a escribir textos jurídicos y a asesorar abogados. En el Gobierno uno de los nombres más fuertes para reemplazarlo es el de Mario Kaminker, un experto en quiebras, procesalista, socio de Carlos Arslanian, con alguna simpatía con la UCR.