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“Si los empresarios utilizan este momento de bonanza para llenarse los bolsillos en vez de invertir, me daría mucha vergüenza como sector”, expresó el presidente de la Fundación Pro Tejer, Aldo Karagozian. Fue ante un auditorio repleto en el cierre de la “Primera Convención de la Agroindustria textil, de indumentaria y diseño argentino”. Con “bonanza” el empresario sintetizó el rol central ocupado por la rama textil en la “reindustrialización” posdevaluación. Con “atesorar o invertir” puso en escena uno de los viejos dilemas de la burguesía local, pero también tocó la música que el Gobierno, representado en la ocasión por el secretario de Industria, Miguel Peirano, ansía escuchar.
Según Karagozian, el sector está en condiciones de invertir 3000 millones de pesos en los próximos tres años, bastante más que los 1100 que la rama textil sostiene haber invertido desde la salida de la crisis. Esta tendencia a futuro no surge del comportamiento mostrado durante 2005, que refleja un notable amesetamiento de la inversión. Sí refleja, en cambio, la naturaleza de la actual recuperación industrial, basada especialmente en los sectores mano de obra intensivos y en la recuperación de la capacidad instalada. Por la misma razón, como se discutió durante el encuentro, la recuperación fue liderada por las empresas pequeñas y medianas de capital nacional; también hubo algunas grandes.
Pero como evidenció Karagozian en su discurso, el crecimiento no podrá continuar asentándose exclusivamente en el bajo costo relativo de la mano de obra o en la “contratación flexible” que, sin embargo, también demandan los textiles. En términos globales al sector le quedan muchas tareas pendientes, como la reducción del empleo en negro en algunos de los eslabones de la cadena, como la confección.
Uno de los logros conseguidos por Pro Tejer, reseñado por Karagozian, fue que el sector tenga de sí una visión integral, evitando que las actitudes “depredatorias” –a las que ayer aludió el titular de la UIA, Héctor Méndez, en alusión al ingreso de productos de Brasil y China– se produzcan entre los integrantes de la propia cadena. El segundo logro, hecho explícito por el dirigente textil, fue dar la lucha “ideológica” en defensa de las protección “de la industria nacional”, cuando “los comunicadores, algunos de ellos muy buenos, comienzan nuevamente a pasar el mensaje antiindustrial”.
En la mesa en que se debatió sobre “El rol de la industria en la economía”, de la que participó el secretario Peirano, junto al vicepresidente de la UIA, José Ignacio de Mendiguren, el director de Enarsa, Aldo Ferrer, y el titular de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires. Adelmo Gabbi, se fustigó la década del ’90, cuando el sector textil perdió 300 mil puestos de trabajo y su producto cayó el 42 por ciento. También se rescató que la recuperación post devaluación se produjo con capital propio. “Los bancos no financiaron dos años de crecimiento al 9 por ciento y el más de 7 por ciento que habrá en 2005”, señaló De Mendiguren. Peirano, quien también cerró el encuentro, destacó que cuando el Estado establece reglas y señales claras, la industria comienza a responder invirtiendo. “En ese orden”, remarcó. “Gracias a una política heterodoxa la recuperación se está produciendo en todas las ramas industriales”, completó.