EL PAíS › ELISA CARRIO CRITICO LA INTERNA DEL PJ Y LA POLITICA DEL GOBIERNO
“Un Presidente ladrando a la luna”
La candidata del ARI dio una entrevista abierta en el Congreso.
Criticó al Presidente, pero también a López Murphy. Sostuvo que un triunfo electoral no necesariamente legitimará al Gobierno.
Por Eduardo Tagliaferro
Elegante, simpática, lejos del discurso apocalíptico de otros tiempos, tratando de medirse como buen candidato en campaña pero vencida por su verborragia, la líder del ARI Elisa Carrió no dudó en señalar que “el presidente Néstor Kirchner está erosionando su propia autoridad” a partir de su escalada en la denuncia de un pacto de desestabilización. “No se puede tener un Presidente ladrando a la luna”, dijo para describir el escenario en el que para ella se encuentra Kirchner luego de sus denuncias.
En la ronda de entrevistas públicas que semanalmente viene realizando el Círculo de Periodistas Parlamentarios, la candidata del ARI hizo un elogio de las metáforas como herramienta de comunicación. La imagen del perro ladrando a la luna es precisamente parte de la letra de Oleo de una mujer con sombrero, de Silvio Rodríguez. Allí el cantautor cubano comienza diciendo que “Una mujer se ha perdido...”. Carrió no habló explícitamente de Cristina Fernández de Kirchner. Sí lo hizo por metáforas. Habló de una mujer Eva Perón, para hablar de dos. “Admiro profundamente a Evita. Más allá de sus muchos errores, ella tuvo una comunicación de alma a alma con su pueblo. Lo que vemos ahora es una parodia de eso, una burda comedia”, dijo tirando una carambola a dos bandas.
Cuando los cronistas parlamentarios le preguntaron por los escenarios políticos que marcarían la elección presidencial de 2007 se limitó a contestar: “No hago análisis tan largos de lo que ocurre en la Argentina”. Claro que luego no descartó una posible alianza del duhaldismo con el radicalismo para postular al ministro de Economía, Roberto Lavagna, como presidenciable. Ayudada por el contexto coloquial de la conferencia pública, destacó que el triunfo electoral del oficialismo no necesariamente implica legitimidad.
Para demostrarlo se quedó con dos ejemplos históricos. Recordó que el gobierno de Carlos Menem obtuvo en 1995 su reelección y que en agosto de ese año comenzó su deslegitimación. Algo parecido resaltó del triunfo electoral de Fernando de la Rúa en las elecciones de 2001 en Capital. “Rodolfo Terragno fue senador, pero en diciembre de ese año se vivió el mayor proceso de deslegitimación de un gobierno”, recordó.
El marco lo permitía y por ello incluso la candidata del ARI se animó a revisar las prácticas de los políticos y también de los medios en la obsesión de mirar siempre al poder y, por ende, exclusivamente estar pendiente de la interna del partido de gobierno. En ese sentido, señaló que “el poder de los medios de comunicación es funcional a la fragmentación política”. La fragmentación fue uno de los puntos en los que se detuvo. Ese proceso, la fragmentación, dice que es previo a un nuevo ordenamiento.
Luego de haber barrido al Frepaso y también a la UCR, consideró que el fenómeno de la fragmentación hoy erosiona al PJ. Aquí también distinguió entre el viejo sentimiento antiperonista y el antipejotismo. “No veo gran antiperonismo en la gente, sí un sentimiento anti PJ”, comentó.
Cuando se le preguntó por qué no había reaccionado luego de la denuncia de un complot desestabilizador, respondió que “hay momentos en los que la oposición tiene la obligación de serenar un poder desbocado”. Los periodistas volvieron sobre el tema y le pidieron una respuesta por las declaraciones del jefe de Gabinete, Alberto Fernández. “Me dan pena. Son producto de una ignorante intolerancia.”
También fue contundente a la hora de separarse del ex ministro y candidato a senador de PRO Ricardo López Murphy. “Estamos muy lejos, él es un hombre honesto con ideas horribles.” En todo momento, y ya es un clásico en esta campaña, Carrió intentó mostrarse sorprendida por lo que consideró un bajo nivel de debate y de ignorancia política que se ve en la campaña. Lo hizo con dos frases, una de ellas entre signos de pregunta: “¿Pasamos 150 años para tener este ministro del Interior?”La otra, burlona: “Si en este país hasta Daniel Scioli parece un intelectual”.