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Los coordinadores nacionales de los 34 países que participarán de la IV Cumbre de las Américas cerraron ayer las deliberaciones en torno a la declaración del encuentro en un marco de controversias ya anunciado sobre la visión crítica de las políticas de los ’90, los subsidios y barreras arancelarias de los países en desarrollo, y la necesidad de reestructuración de los mecanismos financieros. Tal como esperaban los negociadores argentinos, las discusiones en esta quinta reunión del Grupo de Revisión e Implementación de Cumbres (GRIC) no pudieron ser zanjadas durante las tres jornadas de negociaciones desarrolladas en el Palacio San Martín, y continuarán el 3, 4 y 5 de octubre en Washington, previo a la Cumbre Iberoamericana. El vicecanciller Jorge Taiana, quien presidió el GRIC en sus tres jornadas, dijo al término de las deliberaciones que “se terminó una primera revisión de la declaración con reservas de distintos países, encorchetados y párrafos alternativos que permitió que todos los países expresaran su opinión” en procura de avanzar hacia una redacción final al momento de iniciarse la Cumbre. Una vez más, la Argentina llevó adelante la intención de incorporar al documento final una postura crítica de las políticas neoliberales de la década pasada y resaltar el peso de los condicionantes externos en las perspectivas de crecimiento de los países en desarrollo, el peso del endeudamiento y las trabas al comercio.