El gas barato desde Bolivia está a punto de agotarse. Ayer, Alvaro García Linera, vicepresidente electo del país vecino, ratificó que su país dejará de venderle a la Argentina “a precio solidario”, por lo que hay que esperar un incremento en el precio del fluido que baja desde el Altiplano.

“No hay más precio solidario. Vamos a trabajar con un precio de mercado regional, que beneficie fundamentalmente al país (Bolivia)”, enfatizó García Linera, en declaraciones a medios de La Paz. Por ahora, la Argentina paga entre 2,00 y 2,20 dólares el millón de BTU de gas. A Brasil le cuesta algo más: 2,50 dólares. La cuestión central es cuáles serán las nuevas tarifas.

En la Casa Rosada dejaron trascender hace algunos días que se aceptaría un retoque de hasta 4 dólares, casi el doble de lo que paga ahora. Sin embargo, algunos especialistas del sector, como Gustavo Calleja, intuyen que la cuenta saldrá más cara. Entre 4 y 6 dólares, estimó el experto en diálogo con Página/12, aunque dejó en claro que el número final será consecuencia de una dura negociación. De todas maneras, nadie cree que la Argentina se vea obligada a importar el gas boliviano a 12 dólares por cada millón de BTU, que es el valor en California, Estados Unidos.

En las negociaciones, es muy probable que Julio de Vido haga valer el acuerdo firmado con el presidente saliente de Bolivia, Eduardo Rodríguez. Ese convenio, que expira a fines de 2006, dice que la Argentina tiene derecho a comprar hasta 7,7 millones de metros cúbicos de gas al día. El precio que rige es el “solidario”, pero en el contrato quedó establecido que el nuevo gobierno boliviano tendría posibilidades de retocarlo.

El “precio solidario” que paga la Argentina ya había recibido fuertes críticas de parte de Morales. En parte, porque en Bolivia suponen que existe una triangulación por la cual el gas barato tiene a Chile como destino, país con el cual Bolivia mantiene una histórica disputa por la salida al mar. La crítica también hacía hincapié en cuestiones económicas: el país vecino, segundo productor gasífero de la región después de Venezuela, encuentra cada vez menos razones para venderle barato a una Argentina que dejó atrás la crisis mientras la propia Bolivia soporta enormes desigualdades sociales.

El cuadro se completa con la insuficiencia energética que atraviesa la Argentina, en el actual contexto de crecimiento económico, y que obligó a incrementar las importaciones de fuel oil desde Venezuela y de gas desde Bolivia. Por este motivo hace más de dos años se diseñó el proyecto de Gasoducto del Noreste Argentino,para proveer gas a siete provincias del norte y del centro del país. Perola iniciativa, en medio de las tensiones políticas en Bolivia, quedó frenada.

Es probable que en las negociaciones, los funcionarios argentinos planteen una salida a la “venezolana”. Esto es, que la cuenta del gas se pague con las exportaciones de alimentos y otros productos industriales.

Calleja, vicepresidente del Grupo Moreno,la decisión de Morales. es una conducta que deberían imitar los funcionarios argentinos: vender afuera a precios internacionales y mantener bajos los valores del gas que se consume en el mercado interno. Para el especialista, la Argentina camina en el sentido inverso, ya que está cada vez más cerca de perder la capacidad de autoabastecerse, por lo cual dependerá de los precios internacionales.