El no a la las papeleras volvió a escucharse ayer. Fue en estéreo, con dos protestas. Por la mañana, unas doscientas personas, representantes de la Central de Trabajadores Argentinos, de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora y de asambleas barriales, entre otras organizaciones sociales, se manifestaron frente a la Cancillería. Horas después, y a unos cuantos kilómetros de distancia, en el puente Colón-Paysandú, militantes de Greenpeace detuvieron un camión que llevaba estructuras metálicas para la empresa Botnia. Más tarde, el vehículo siguió camino a Uruguay, pero la carga se quedó.

La convocatoria, bajo la consigna “Sí a la vida, no a las papeleras”, agrupó a artistas, políticos, representantes de organizaciones de derechos humanos y de asambleas barriales de la ciudad de Buenos Aires.

“Las papeleras Ence y Botnia que se están instalando a sólo siete kilómetros de Gualeguaychú usan una tecnología obsoleta –reclamaban los organizadores de la manifestación–, que ha sido rechazada por varios países.” Los participantes llevaban sus rostros protegidos con barbijos y un grupo de representantes entregó un petitorio en el Ministerio de Relaciones Exteriores para solicitar que no se acepte la instalación de las fábricas en las condiciones actuales.

“Las Madres vamos a defender todos los derechos humanos porque no queremos morir por contaminación. La movilización y la demostración de hermandad son fundamentales” ante la controversia entre la Argentina y Uruguay, señaló Nora Cortiñas, titular de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora.

Mientras tanto, en Entre Ríos, una decena de activistas de Greenpeace se encontraba haciendo guardia en el puente Colón-Paysandú desde las cinco de las mañana a la espera de un camión proveniente desde Chile que llevaba vigas metálicas para el emplazamiento de los muelles de la planta de Botnia. Al llegar el vehículo, los militantes se pusieron delante de sus ruedas y se encadenaron a él para no dejarlo avanzar.

“Queremos frenar la construcción de ese muelle porque viola los estatutos de la Comisión Administradora del Río Uruguay”, afirmó a Página/12 Oscar Soria, vocero de la organización. “Con esta acción no cortamos el tránsito ni afectamos al turismo. No es una acción patoteril. Lo que queremos es tener un debate técnico con la otra parte, no queremos una discusión con tintes nacionalistas. Nosotros presentamos una alternativa técnica a Uruguay y nunca nos contestaron”, explicó en clara respuesta a las declaraciones de Tabaré Vázquez.

La carga del camión se quedó en Entre Ríos, custodiada por los activistas encadenados. Las llaves de los candados fueron entregadas a las cancillerías uruguaya y argentina. “Porque son ellos los que tienen que negociar”, dicen.