EL PAíS › LA EX FUNCIONARIA DE MENEM ESTÁ PROCESADA PERO DICE QUE LAS CACEROLAS DAN MALA IMAGEN

María Julia quiere ser la imagen del país

No llegó a igualarse con su jefe, que calificó a las asambleas como una forma de marxismo, pero María Julia Alsogaray sí cuestionó los cacerolazos y los escraches en el exterior. La ex funcionaria de la dictadura dijo que la protesta choca con la conciencia cívica.

 Por Martín Granovsky

En un país falto de liderazgos, María Julia Alsogaray eligió su propio campo: quiere ser la referente nacional e internacional de la crítica a los caceroleros argentinos. La ex polifuncionaria de Carlos Menem dijo que con escraches como el que su sufrió su antiguo jefe “damos la imagen de un país que pareciera tener gente que lo único que sabe hacer es golpear cacerolas, por más derecho que tenga, y deja mal a mucha gente que, teniendo tantos derechos como los que estaban ahí gritando, están tratando de llevar las cosas con el fin de no arruinar nuestra imagen en el exterior”.
Menem dio una conferencia en la universidad jesuítica de Fordham, en Manhattan, y un grupo de 40 personas entre estudiantes, residentes y neoyorquinas le gritó “ladrón”, “corrupto”, “mentiroso” y, en traducción, “lier”. Los ayudantes de Menem se irritaron porque, igual que María Julia, su jefe estaría haciendo gestiones en favor de la Argentina. Ejemplos de esos buenos oficios serían su participación en un encuentro de dirigentes conservadores de todo el mundo junto a George W. Bush, sus contactos con George Bush padre en Maine y con Bill Clinton en Harlem y su propaganda en favor de la dolarización.
El ex presidente calificó la semana pasada de “marxistas” a quienes lo habían escrachado en Buenos Aires. Ayer no repitió la definición, quizás porque en los Estados Unidos hay aún menos marxistas que en la Argentina, o bien porque los marxistas no suelen buscar becas en universidades jesuíticas.
Menem no hace turismo en Washington, Maine y Nueva York. Su objetivo es demostrar en la Argentina que es propietario de un nivel apabullante de contactos –un nivel carnal, debería decirse– y que solo a él el Fondo le dará el dinero para sacar a la Argentina del fondo.
Y si Menem no hace turismo, su alumna preferida tampoco se dedica al análisis político. Su interés es directo, y tiene que ver con la propia libertad y con credibilidad como figura del establishment.
Además de su crítica a los caceroleros, la procesada ex funcionario recomendó que “deberíamos tratar de dar la imagen que hemos dado siempre, un país con una buena cultura cívica, con un comportamiento muy educado, con buenas actitudes, con reclamos justos llevados adelante por la vía que corresponde y no interrumpir con un grupito ínfimo que llevaba una camiseta argentina y una cacerola frente a un grupo de estudiantes que no entendía lo que pasaba”.
Pero la Argentina no se distinguió por la buena cultura cívica cuando Alsogaray hija fue funcionaria de la dictadura en la Asociación Latinoamericana de Integración, la ALADI, con sede en Montevideo. Antes había acompañado a su padre a Washington, cuando éste fue embajador de la dictadura de Juan Carlos Onganía y pidió diseñar una pileta para que su hija compensara el agobiante calor de Washington. Cualquiera podría mencionar también la sonoridad del apellido Alsogaray como música de fondo de los golpes de Estado, desde el ‘30 en adelante, o la defensa alsogaraysta de la masacre de civiles cometida por la última dictadura. Y en este caso no se trata, por cierto, de achacar portación de apellido a María Julia. Ella misma siempre reivindicó ese linaje militarista.
La privatizadora de la telefónica estatal ENTel declaró justo ayer en una de las causas abiertas, que de todos modos no es la más gravosa para su destino. La más pesada es la que abrió la Justicia porque los fiscales sospechan que cometió enriquecimiento ilícito mientras era funcionaria de Menem. Tal como publicó este diario, los fiscales Eamon Mullen y José Barbaccia pidieron que María Julia devuelva dos millones y medio de dólares que, sostienen, son dinero sin la justificación debida. El expediente ya está listo para juicio oral y público tras el cual, si el delito queda probado, Alsogaray hija merecería una condena de entre dos y seis años, más una multa equivalente a su enriquecimiento ilegal y la inhabilitación perpetua como funcionaria pública. Entre otras imputaciones, los fiscales se apoyan en una revelación de Página/12 según la cual María Julia gastó medio millón de dólares en comprar un departamento de lujo en el complejo de aparts Essex House de Nueva York, frente a Central Park.
Agregaron los fiscales en su escrito pidiendo la elevación de la causa a juicio oral que en 1990 Alsogaray hija gastaba 4815 pesos, mientras que en 1998 la cifra llegaba a 228.539.
Siempre de acuerdo a los fiscales, María Julia no habría podido probar que recibió un adelanto de herencia de 800 mil dólares de su papá Alvaro.
Dueña de un monumental petit hotel en Junín al 1400, Alsogaray es una agradecida a la vida. “Siempre les digo a mis hijos que, cuando alguna vez sientan el peso de ser los hijos de María Julia, piensen también en las ventajas que tiene”, solía repetir cuando aún representaba la cultura cívica de la Argentina que caceroleros y asambleístas, afortunadamente, no habían empañado.

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María Julia Alsogaray ayer, en los tribunales federales, donde asistió a una audiencia por una de sus múltiples causas.
 
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