EL PAíS
Las FF.AA. piden hacer inteligencia interna para vencer al terrorismo
En un seminario organizado por el Estado Mayor Conjunto, varios expositores y panelistas cuestionaron las limitaciones que las leyes de Defensa e Inteligencia imponen a los militares para realizar esas tareas. La avanzada fue iniciada por el jefe del Ejército y el ministro de Defensa, que llegaron a plantear la fusión de esa cartera con Seguridad Interior.
Por Victoria Ginzberg
“No a la división externo-interno”, proclamó el coronel retirado José Luis Piedra ante un auditorio repleto de representantes de organismos de defensa y policiales, agregados militares extranjeros, alumnos del Instituto de Inteligencia de las Fuerzas Armadas, hombres de empresas y banqueros. En el simposio sobre Terrorismo Internacional que organizó el Estado Mayor Conjunto, varios expertos de las Fuerzas Armadas insistieron en resaltar la importancia de que las diferentes agencias del área de defensa trabajen en forma conjunta contra “un fenómeno político que no respeta fronteras”. La hipótesis del terrorismo sigue siendo para los militares –y sobre todo después del 11 de setiembre– la piedra de toque que los habilitaría a intervenir en cuestiones de espionaje interno, tal como vienen pregonando el jefe del Ejército Ricardo Brinzoni y su brazo político, el ministro de Defensa Horacio Jaunarena. Si bien la reformada ley de Inteligencia establece la existencia de un órgano de coordinación, reserva para las Fuerzas Armadas el control exterior. “La actual ley no nos permite consolidar el sistema de inteligencia”, dijo Angel Tello, asesor del Ministerio de Defensa y fervoroso defensor de la actuación militar en cuestiones domésticas.
El encuentro se realizó ayer en la sala general José de San Martín de la Escuela Superior de Guerra, adornada con un cuadro del libertador de América y un Cristo crucificado. Allí hablaron el general retirado Mario Remetín, el comisario Carlos Gesto, el politólogo Rosendo Fraga y Piedra. El primero se refirió a la utilización que hacen las organizaciones terroristas de las armas de destrucción masiva, el segundo y el tercero a los componentes económicos y políticos, respectivamente, del terrorismo y el último –ex director de la escuela de inteligencia del Ejército– a la inteligencia estratégica.
Piedra proporcionó varias definiciones de “terrorismo”, elaboradas en la Argentina, Estados Unidos y la Unión Europea. Una de las locales lo describía como “acción violenta llevada a cabo por sorpresa por grupos paramilitares preferentemente en centros urbanos con el propósito de desestabilización social, político o económico”. Una de las foráneas y más recientes, como un “acto intencionado que pueda perjudicar a un país o a una organización internacional tipificado como delito según el derecho de cada país con el fin de intimidar a una población o a obligar a realizar un acto o desistir de hacerlo a un gobierno o a un organismo internacional para desestabilizar o destruir estructuras políticas, constitucionales, económicas o sociales”. El militar se encargó de señalar que el fenómeno es tomado, cada vez, desde una “visión más amplia”. Cuanto menos límites tenga la definición, menos, también, tiene el accionar de quien reprime el hecho.
“Es necesario un centro de inteligencia multiagencial que integre todas las agencias que intervienen contra el terrorismo, nacionales e internacionales. La nueva ley de inteligencia propugna hacer una inteligencia común, un sistema de interoperatibilidad”, dijo Piedra. El hombre agregó que en “la guerra que hoy está en ejecución, a nuestra región le toca el teatro de operaciones intercontinental” que implica “la represión de organizaciones terroristas, insurgentes y criminales”.
La ley de Inteligencia, sin embargo, venció las presiones que en su momento hizo el ministro Jaunarena, y establece que las Fuerzas Armadas se limitarán a hacer espionaje exterior. Tal vez por esa restricción, y poco después de que Jaunarena otra vez haga declaraciones con miras a militarizar la seguridad interior, su ex viceministro y actual asesor, Tello, aseguró que la ley de inteligencia “no permite consolidar ese sistema”.
Tello no hizo una exposición pero participó de un panel moderador. Desde allí planteó algunas diferencias con el resto de los que hicieron uso de la palabra, sobre todo al definir a las FARC colombianas como unmovimiento insurgente y los diferenció de los terroristas, como los fundamentalistas islámicos.
“En Colombia hay un conflicto civil interno, más parecido a lucha antisubversiva. Es un problema local. No pasa así con los talibanes, que es un conflicto con ramificación internacional. Si metemos a todos en la misma bolsa corremos el riesgo de subestimar uno u otro aspecto”, afirmó el funcionario. Luego, para ratificar la pertinencia de las Fuerzas Armadas en la represión del terrorismo aseguró que este fenómeno es una “clara amenaza externa” y por lo tanto entra en la hipótesis de la ley de Defensa (que impide a los militares hacer inteligencia interna).
A su turno, Fraga les dijo a los militares que Argentina “está fuera de la agenda” de Estados Unidos, ya que a partir de que el terrorismo y la seguridad se volvieron prioridades absolutas, “la hiperpotencia” sólo mira en la región a Colombia –por las FARC– y a Venezuela –por el petróleo-. Para el país quedó reservado un papel marginal que le otorga la Triple Frontera.
Los organizadores se encargaron de aclarar que las expresiones de los panelistas en nada se relacionaban con acciones que pueda acometer organismos estatales con competencia en el tema”. Resaltaron que el encuentro era “estrictamente académico”, es decir, para enseñar a las nuevas generaciones.