Si alguien aún duda de la influencia política de Julio De Vido, la ciudad de Buenos Aires tendrá la oportunidad de quitársela. El ministro de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios logró imponer en las últimas horas a uno de los suyos en la Subsecretaría de Producción porteña. Se trata de Rodolfo Córdoba, quien asumirá esta misma semana como mano derecha del ministro del área, Enrique Rodríguez.

Córdoba supo estar vinculado a De Vido como miembro asesor del equipo técnico de la Comisión Nacional de Energía Atómica y ha participado de reuniones oficiales en la cartera de Planificación con el secretario de Obras Públicas, José López, brindando conocimientos sobre temas de viviendas.

Se lo conoce en la actualidad por su desempeño en la tesorería de la Central de Trabajadores Argentinos, que conduce Víctor De Gennaro. En el último congreso de esta central alternativa, realizado semanas atrás en la ciudad balnearia de Mar del Plata, fue nombrado presidente de la junta nacional.

Su inminente incursión por el gobierno de la ciudad no compromete a toda la CTA, aunque seguramente cosechará el respaldo abierto de sectores y dirigentes que conforman esa central sindical. Entre ellos, el de Luis D’Elía, quien ya lo había tentado para incorporarlo a su Secretaría de Tierras para el Hábitat Social de la Nación.

Córdoba y Enrique Rodríguez compartieron espacio en la Asociación de Trabajadores del Estado. Uno como afiliado, el otro como asesor jurídico, tarea que realizó durante una década. Fue Rodríguez el que se alejó de su amigo a mediados de los ’90 para convertirse en el ministro de Trabajo de Carlos Menem.

Ahora Córdoba y Rodríguez volverán a estar bajo el mismo techo, el del Ministerio de Producción de la ciudad. Para ello fueron imprescindibles los buenos oficios de Edgardo Depetri. El diputado kirchnerista fue quien actuó en nombre de De Vido ante Jorge Telerman y el propio Rodríguez.

Depetri y Córdoba son algo más que amigos: el primero no sólo es el referente del kirchnerista Frente Transversal Nacional y Popular (FTNP) donde milita el segundo. También es presidente de la Comisión de Obras Públicas de la Cámara baja donde Córdoba oficia de asesor.

Cuando Depetri, un “devidista” declarado, llevó el nombre de Córdoba ante Telerman y Rodríguez, ninguno puso reparos. Al jefe de Gobierno le cerraba con el criterio de transversalidad que se propuso. De esta manera podrá decir ahora que cuenta con apoyo del kirchnerismo y de una porción de la CTA, completando así el guiño sindical que ya recibió de la CGT.

De paso, buscará convertir el respaldo del hombre de De Vido en un atajo para llegar a Néstor Kirchner, algo que le resulta dificultoso a través del jefe de Gabinete, Alberto Fernández, su enemigo declarado y a quien el Presidente nombró como interlocutor entre la ciudad y la Casa Rosada.

Con Rodríguez, Córdoba tampoco tendrá dificultades. Está dicho: se conocen desde siempre y, por eso, más que las cartas de presentación, lo que pusieron sobre la mesa es un programa para la creación de tres mil puestos de trabajo en la ciudad para los próximos años.

Si no hay cambios de último momento, el decreto del nombramiento se conocerá mañana y la jura se produciría antes de que expire la semana. De ahí en adelante, Córdoba deberá hacer honor a ese mix de capacidad técnica y cintura política que sus amigos le adjudican.