La Mansión Seré, sede durante la dictadura militar de un centro clandestino de detención y hoy museo de la memoria, está a un paso de quedar definitivamente en manos de la Municipalidad de Morón. El predio pertenece a la ciudad de Buenos Aires y lo único que falta para concretar su traspaso es que la Legislatura porteña avance en la sanción de un proyecto que dispone su donación a esa comuna. La iniciativa presentada por el legislador del ARI Fernando Melillo será despachada en la próxima reunión de la Comisión de Hacienda y quedará así habilitada para su tratamiento en el recinto.

Aunque la Mansión Seré es propiedad de la ciudad de Buenos Aires, fue la comuna de Morón la que durante los últimos años trabajó activamente en la apertura de ese sitio a la comunidad con el propósito de convertirlo en un espacio de memoria y reflexión. Allí funcionó el centro clandestino de detención conocido como “Atila” por el cual pasaron entre 1977 y 1978 centenares de desaparecidos. Fue desactivado e incendiado después de la fuga que el 24 de marzo de ese año protagonizaron cuatro detenidos, entre ellos el entonces arquero de Almagro Claudio Tamburrini. Su relato de aquel hecho fue la base de la película de Adrián Caetano Crónica de una fuga, que será estrenada este mismo mes.

“La ciudad nunca hizo nada y Morón, en cambio, se viene haciendo cargo. Han armado la Casa de la Memoria y la Vida, además de un campo deportivo, y nos parece razonable que el predio pase a manos de ese municipio”, explicó Melillo a Página/12. Además, destacó que “sería importante concretar el traspaso en el marco de la salida de la película y a 30 años del golpe de Estado”.

La ciudad de Buenos Aires adquirió la Mansión Seré –construida a mediados del siglo XIX en Morón por el ganadero francés Juan Seré– en 1949. Después de tenerla abandonada por años, en 1966 autorizó su uso como Casino de Oficiales de la VII Brigada Aérea, que finalmente se quedó con el predio tras el golpe del 24 de marzo de 1976.

La recuperación de la Mansión Seré comenzó en el año 2000. Entonces, el municipio de Morón puso en marcha un proyecto arqueológico y antropológico con el fin de preservar la memoria histórica del lugar y dar cuenta de su utilización como centro clandestino de detención.

La realización de todas las tareas en ese sentido –así como también la construcción del centro deportivo Gorki-Grana– fue posible en virtud de un convenio de colaboración que en marzo de 2002 firmaron el ex jefe de Gobierno porteño Aníbal Ibarra y el intendente de Morón, Martín Sabbatella. El año pasado la ciudad cedió el predio en comodato por cinco años a ese municipio, que desde entonces se hizo cargo del pago de todos los impuestos y de los gastos de su recuperación y puesta en valor.

El proyecto que tratará pasado mañana la Comisión de Hacienda de la Legislatura dispone la donación de la Mansión Seré a Morón con la condición de que siga siendo utilizada como un espacio de preservación de la memoria. Es una iniciativa que debe ser sometida al procedimiento de doble lectura, es decir, que requiere una primera aprobación con el voto favorable de 40 legisladores y una sanción definitiva con la misma mayoría calificada, tras una audiencia pública. “Es hora de que Morón pueda disponer del predio y organizarse”, asegura Melillo y se entusiasma con la idea de que convertir el sitio en un “centro educativo al que puedan concurrir los alumnos de escuela y ver a escala humana lo que pasó durante la dictadura”.