Martes, 18 de abril de 2006 | Hoy
EL PAíS › DETIENEN EN EZEIZA A CUATRO ACUSADOS DEL DOBLE CRIMEN EN CABALLITO
Unos treinta ciudadanos chinos impidieron que otros cinco abandonaran el país. Los denunciaron por el doble crimen de los comerciantes de ese origen, en una lavandería de Caballito. Hubo una batahola, incomprensible para la Policía Aeroportuaria, que al final detuvo a cuatro sospechosos. Al menos uno logró escapar en un BMW.
Por Carlos Rodríguez
Las escenas en el Aeropuerto de Ezeiza fueron propias de una película de acción filmada en China, con actores de esa nacionalidad. Un grupo formado por unos treinta orientales –ningún parentesco con los 33 uruguayos que en 1825 se alzaron contra la opresión brasileña– salió a interceptar el paso de otros cinco hombres de ojos achinados que se movían en forma acompasada. De los cinco, cuatro parecían custodiar al quinto, el único que pudo escapar de la emboscada. Cuando el grupo más pequeño advirtió que lo esperaban, sus miembros se subieron a dos autos y trataron de escapar. Uno de los vehículos pudo alejarse por la autopista Riccheri hacia la ciudad de Buenos Aires, mientras que el otro fue víctima de la “fiebre amarilla”. Ante los gritos e insultos –todos en chino básico– que proferían los miembros de los dos bandos, la Policía de Seguridad Aeronáutica (PSA) resolvió intervenir sin comprender una palabra de lo que estaba pasando. Los cuatro que custodiaban al jefe prófugo quedaron demorados y luego detenidos. Son sospechosos de haber participado en el doble homicidio ocurrido el viernes en Caballito, en una lavandería. Las víctimas –obvio– son dos hombres nacidos en China.
La investigación del caso está a cargo del fiscal Lucio Herrera, quien se limitó a decirle a Página/12 que el sumario es secreto, al menos por ahora. Fuentes allegadas a la causa confirmaron anoche que los detenidos son Li Weng, Li En Chea, Wang Fu Chee y Shih Yao Wan. Los cuatro se movilizaban en un Fiat Siena de color bordó, el auto que fue rodeado por los otros chinos que se habían apostado debajo de la pérgola del Aeropuerto de Ezeiza, un pasillo techado que separa el sector de Aerolíneas del Espigón Internacional. El supuesto jefe del grupo sospechoso escapó en un BMW gris oscuro o negro, según se aprecia en la filmación que fue tomada por las cámaras de seguridad de la estación aérea y que fueron aportadas al juzgado de Roberto Grispo.
Fuentes de la Policía Federal, que no tuvo ocasión de participar en el operativo realizado el domingo, pasadas las 18, estimaron que “el doble crimen no está esclarecido, porque no se sabe aún si los detenidos tuvieron o no participación directa en el episodio que se investiga”. De todos modos, por ahora, son los únicos sospechosos. Sobre lo ocurrido en la estación aérea, el vocero de la Federal se mostró molesto: “Fueron a hacer lío allá, en lugar de presentar la denuncia en la comisaría 11ª, que interviene en el hecho”.
Los treinta orientales señalaron a sus cuatro compatriotas como los supuestos autores del crimen y dejaron sentada su disconformidad con las fuerzas policiales que cada vez que ocurre un crimen que involucra a la comunidad, desempolvan el cartel indicador que señala a la “mafia china”. Más de una vez, a través de la Embajada de China, se ha rechazado la existencia de una organización mafiosa de ese origen (ver aparte), aunque son reiterados los hechos de violencia que parecen indicar la presencia de grupos que cobran dinero a cambio de “protección”.
En Ezeiza, los miércoles y los domingos, sobre todo, suelen ser miles los hombres y mujeres de raza amarilla que suben o bajan de los aviones de Malaysia Airlines y de otras compañías aéreas. Por eso no llamó la atención la presencia de un grupo de 30 ciudadanos chinos, muy bien organizados, que lograron evitar que escaparan los cuatro ocupantes del Siena bordó, que ayer fue revisado por peritos de la Policía Federal, para reunir elementos que permitan establecer alguna conexión con el crimen ocurrido el viernes en una casona de la calle Hidalgo al 900.
Lo único que está claro es que hubo un incendio intencional y que aparecieron dos cadáveres que estaban en el interior de dos habitaciones contiguas. Los cuerpos estaban amarrados a las camas y tenían las manos atadas a la espalda. Los dos hombres asesinados fueron identificados como Xu Hui Chen y Zhe Zhu Liu. Ellos trabajaban en la lavandería y tintorería que funcionaba en el frente de la casa. Se desconoce el resultado de la autopsia. Los investigadores tratan de establecer si murieron calcinados o si habían sido asesinados en forma previa al incendio.
El interventor en la Policía de Seguridad Aeronáutica, Marcelo Saín, admitió que la intervención de los hombres a su cargo fue, al principio, “por el tumulto que se había armado”. Por ese motivo, en un primer momento, todos los chinos fueron detenidos. Con la dificultad que implica, en un caso como éste, la falta de un traductor, finalmente se entendió que había un grupo mayoritario que acusaba y uno minoritario que era acusado.
El operativo estuvo a cargo del jefe de turno de la PSA, el alférez Federico Strien, quien tras ardua tarea logró separar la paja del trigo. La denuncia fue firmada por Jian Lin, Chang Guang Guo, Song Xue y Huang Yong, quienes aseguraron que el mismo auto Fiat Siena fue visto en las proximidades de la calle Hidalgo, horas antes del doble crimen. En las filmaciones obtenidas en el aeropuerto se puede observar el rostro y la vestimenta del quinto integrante del grupo acusado. Al parecer, se trataría de alguien con autoridad sobre los cuatro detenidos. “Es bastante claro, según surge de la filmación, que los otros cuatro iban escoltando al hombre que pudo escapar en el BMW”, dijo a este diario una fuente allegada a la investigación. El supuesto jefe del grupo vestía saco de color gris y podría llegar a ser identificado por las imágenes.
Las fuentes de la Federal se mostraron molestas porque las autoridades de la comisaría 11ª no fueron notificadas de inmediato sobre el operativo. Los responsables de la PSA finalmente ubicaron al fiscal Herrera y al juez Grispo, aunque admiten que “costó mucho ubicarlos por el feriado de Semana Santa”. El personal de seguridad del Aeropuerto de Ezeiza está acostumbrado a ver “verdaderas multitudes de hombres y mujeres de nacionalidad oriental, sobre todo los días miércoles y los domingos”. Por lo general “son inconfundibles no sólo por los rasgos característicos sino también por la vestimenta colorida, las cabelleras teñidas de rojo, amarillo o verde y por los tatuajes en todo el cuerpo”.
De los cuatro detenidos, sólo uno tenía documento de identidad expedido en la Argentina y otro llevaba consigo una licencia de conductor de la ciudad de Buenos Aires. Los dos restantes dijeron sus nombres, pero no acreditaron su identidad con ningún documento, ni argentino ni chino. Los denunciantes, en cambio, presentaron su DNI en regla o cédulas expedidas por la Policía Federal. En las filmaciones también se aprecia que uno solo de los miembros del grupo mayoritario tenía rasgos occidentales. Una versión policial dice que la movilización china estuvo avalada por la embajada de ese país. Anoche fue imposible tomar contacto con algún vocero de la representación diplomática.
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