EL MUNDO

Nuevas bases militares y voluntarios suicidas van a la par del plan nuclear

Mientras Irán reitera que continuará su objetivo nuclear, según versiones periodísticas tanto Teherán como Washington están preparándose para una ofensiva militar.

 Por Angeles Espinosa *
Desde Damasco

Irán reiteró que va a seguir enriqueciendo uranio a pesar de la creciente presión internacional para que suspenda su programa nuclear. El responsable de ese dossier, Alí Lariyaní, calificó de “ilógicas” las peticiones en ese sentido y subrayó que su país “va a continuar su programa nuclear con paciencia”. Sus declaraciones cierran la puerta a un cambio de actitud antes del próximo día 28, cuando está previsto que el Consejo de Seguridad decida qué pasos tomar. Mientras tanto, distintas versiones periodísticas dan cuenta de los preparativos, tanto de Estados Unidos como de Irán, para una eventual ofensiva militar.

El diario británico The Sunday Times publicó el domingo que los Guardianes de la Revolución –el ejército ideológico de la República Islámica– ya han formado a unos 40 mil voluntarios para realizar ataques suicidas en Estados Unidos y el Reino Unido, en caso de que estos países ataquen sus plantas nucleares. Como si esto no fuera suficiente, un casi desconocido Comité para la Conmemoración de los Mártires de la Campaña Islámica Global –que se define como independiente del gobierno– pedía voluntarios para realizar ataques suicidas contra Occidente. Según sus dirigentes, desde que se creó el comité, dos años atrás, ya se han inscripto 55 mil personas.

Pero Teherán no es el único que se estaría preparando para una opción militar. Dos diarios turcos aseguraron ayer que Washington estaría planeando instalar tres bases militares más en ese país, una a sólo 40 kilómetros de la frontera con Irán. Por supuesto, la Casa Blanca lo niega. Lariyaní aconsejó a los cinco miembros permanentes del Consejo que “no repitan los errores del pasado (...) para crear un clima razonable en el que puedan proseguir las negociaciones”. Representantes de Estados Unidos, Rusia, China, el Reino Unido y Francia, a los que se unirá también Alemania, se han dado cita hoy en Moscú para evaluar posibles medidas de castigo a Irán ante su negativa a cumplir el ultimátum que le lanzaron el mes pasado. “Esos países deben aceptar que hablan con un interlocutor que domina la tecnología (del enriquecimiento) y quiere desarrollarla”, advirtió Mohamed Saidi, vicepresidente de la Organización de la Energía Atómica de Irán en un diario local. “¿Por qué deberíamos suspender nuestras investigaciones?”, preguntaba Lariyaní, citado por la agencia oficial iraní Irna. El, como todos los responsables iraníes, insiste en que sólo desean enriquecer uranio para asegurarse el combustible necesario para sus futuras plantas nucleares de producción de energía.

Sin embargo, los esfuerzos de Teherán para sacar adelante el programa –sea cual fuere el costo– y algunas inconsistencias detectadas por los inspectores de la ONU han convencido a la comunidad internacional de que intenta construir una bomba atómica. En vista de su creciente aislamiento, Irán trata de buscar apoyos entre sus vecinos. Con ese objetivo se encuentra en Kuwait el ex presidente Alí Akbar Hachemí Rafsanjani. “Estamos seguros de que los países del Golfo no apoyarán a Estados Unidos ante un (eventual) ataque contra Irán”, declaró ayer el influyente político ante el Parlamento de ese emirato. A su llegada el día anterior, Rafsanjani manifestó que intentaba “tranquilizar” a esos países y asegurarles que Teherán estaba “al servicio de toda la región”.

Sin embargo, tanto en Kuwait como en el resto de la Península Arábiga, numerosas voces han expresado su preocupación con las ambiciones nucleares de Irán. “Los iraníes están incrementando la tensión día a día y eso resulta aterrador, no sólo para la comunidad internacional sino para la región”, admitió ayer el jefe del comité de relaciones exteriores del Parlamento kuwaití, Mohamed al Saqer. Los gobernantes árabes tienen que expresarse con precaución para que no parezca que recelan de un régimen islámico cuando es un hecho que Israel tiene armas nucleares. Sin embargo, no pueden esconder su inquietud por el ascenso regional de Irán, un paso que quedaría consolidado si accediera a la bomba atómica. El nerviosismo árabe ante los avances de Teherán en ese terreno y su creciente influencia en Irak ya han causado deslices diplomáticos con Egipto, Jordania y Arabia Saudita.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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Presidente iraní, Mahmoud Ahmadinejad.
 
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