EL PAíS › DIFERENCIA ENTRE ESPAÑA Y EL RESTO DE EUROPA
“No podemos dejar que caiga”
Por Eduardo Febbro
Desde París
Mientras el presidente del gobierno español, José María Aznar, vocifera para proteger sus “empresas” españolas y las inversiones efectuadas en la Argentina confundiendo su responsabilidad política con el puesto de director de una empresa telefónica, el resto de los países europeos que invirtieron en Buenos Aires mantienen un perfil más bajo aunque no por ello menos preocupado. “La crisis argentina impacta a los europeos pero no es un problema de la Unión Europea”, decía a Página/12 un miembro influyente de la Comisión Europea. De hecho, según revelaba el vespertino Le Monde en su última edición, para los dirigentes del Viejo Continente la sacudida Argentina “no tendrá un impacto generalizado en las economías europeas sino un impacto puntual en algunas empresas”.
La diferencia de tono y de exigencias entre España y los demás miembros de la Unión es notoria. En Francia, los grupos concernidos hacen cuentas igual que los españoles para ver cuánto van a perder con respecto a sus proyecciones pero no se salen del carril consensual. La Dirección de Relaciones Económicas Exteriores (DREE) del ministerio francés de Finanzas reveló que unas 350 empresas francesas se habían instalado en la Argentina en cuanto comenzaron “los años felices”: Carrefour, France Telecom, Danone, Renault, Peugeot, Total Fina Elf, Casino, EDF son los grupos más importantes. En un plano más político, la UE en tanto que institución trata de “no perder la mirada” positiva frente al marasmo argentino, tanto más cuanto que, inevitablemente, “habrá que acompañar de una u otra forma al poder político”, según decía el mismo miembro de la Comisión de Bruselas.
Ayer, Italia y Argentina monopolizaron los debates de los europeos. La eurodiputada del partido radical Emma Bonino, ex comisaria europea de asuntos humanitarios, estima que el Viejo Continente tiene una responsabilidad directa en lo ocurrido en el país. En diálogo con Página/12, Bonino declaró que “la Argentina es un país que, por razones electorales o demagógicas, no tomó en cuenta el desfasaje de su deuda pública, de lo que esto podía significar. Pero también pienso que los europeos tenemos nuestra responsabilidad en lo que pasó. La política agrícola común de la UE, la PAC, hace que aquello que los argentinos podrían exportar, por ejemplo carne, nosotros, a raíz de los límites proteccionistas que hemos impuesto, no se lo permitimos. También, la Argentina es víctima de una globalización desequilibrada en la cual los europeos tenemos responsabilidades importantes. No creo que la Argentina sea un país perdido”.
Para Bonino, hoy se trata de que, “no nos podemos permitir que Argentina se caiga. Pienso no obstante que muchas medidas de la política interior no debieron tomarse sin reformas internas. Así fue con las privatizaciones, por ejemplo. Vendieron parte del país pero sin inversiones ni reformas internas. Al final, todo esto un día se terminó. Con todo, nuestra política agrícola común no permite que la Argentina pueda exportar y esto la deja sin parte de un gran mercado exterior. Nosotros somos responsables de esto”.