ESPECTáCULOS › “SUPER MODEL 20 02”, EL REALITY SHOW DE LAS CHICAS QUE QUIEREN SER MODELOS
El sueño de ser la más linda de todas
La estructura parece sacada de “Popstars”: mostrar cómo se fabrica una estrella. En este caso, más de tres mil chicas de entre 16 y 20 años competirán para convertirse en modelo profesional.
Por Verónica Abdala
–Abuela, por favor corré a despertar a mami. Dale, apurate... ¡Tengo un problema re grosso!
La chica que habla por su teléfono celular mientras sacude las manos tiene medidas soñadas, unos ojos verdes que contrastan con su flequillo de pelo negro y un par de piernas que parecen interminables. El problema que la atormenta es que se ha olvidado en su casa el permiso firmado por sus padres que la habilitará a participar del primer casting del programa “Súper Model 20 02”. Es que, aunque parece cualquier cosa menos una nena, apenas tiene 16 años.
Más de tres mil jóvenes de entre 16 y 20 años –acompañadas en muchos casos por madres, hermanas y abuelas– se prestaron a las diferentes pruebas físicas y psicológicas que el equipo de producción del nuevo reality show de Canal 13 producido por Cuatro Cabezas concretó en el Hipódromo de Palermo, como primer paso del que será un arduo proceso de selección televisado, que durará 12 semanas. Una sola de esas chicas saldrá victoriosa y se convertirá en “la nueva modelo top de la Argentina”, según promocionaron los integrantes del jurado en la primera emisión. Solamente trescientas cincuenta de ellas pasaron a la segunda ronda: anoche, en un especial se conocieron algunos de los rostros de las que ya creen haber iniciado su carrera hacia la fama. El programa, de aquí en más se emitirá los martes a las 22 por el 13. Una versión especial puede verse desde lunes a viernes a las 23 por el canal de cable “Fashion TV”.
Los fotógrafos Gabriel Roca y Andy Cherniavsky, la periodista especializada en moda Carla Rodríguez y el realizador publicitario Marcelo Cepeda integran el jurado que capitanea el representante de modelos Marcelo Piñeyro, que es además uno de los principales beneficiario del proyecto. Porque, hay que decirlo, un programa de este tipo, es básicamente, un muy buen negocio: 1) para el canal (que intentará empatar o superar el éxito que significó para Azul el ciclo “Popstars”) y 2) para Piñeyro, que así podrá utilizar la pantalla del 13 (y muy seguramente otros medios del grupo, como el diario Clarín) como una prolongación de su agencia. Es decir, como plataforma de lanzamiento de las nuevas modelos -como la que saldrá de este gigantesco casting– y como vidriera para las ya “consagradas”. Su principal competidor, Pancho Dotto, hace tiempo que le saca el jugo al holding de editorial Atlántida, que incluye, entre otros medios, a las revistas Gente y Para Ti, además de Telefé (a su agencia responden, por ejemplo, todas las modelos que participaron durante la temporada 2001 de las cámaras ocultas de Marcelo Tinelli).
Para las concursantes, entretanto, la posibilidad de participar de un ciclo como éste es nada menos que una excelente oportunidad de integrarse a un circuito al que difícilmente accederían de otro modo. Muchas de ellas viajaron desde el interior, donde varias ya trabajan como modelos. Entre las entrevistadas en el marco de la primera emisión hubo una chica sueca, una israelí, una brasilera y una ucraniana. Casi todas creen ser cenicientas, y esperan a aquel que pueda salvarlas de una vida común y corriente (“Mi mamá trabaja catorce horas por día como cajera de un supermercado y yo pretendo tener otra vida”, dice una muchachita decidida a aprovechar sus virtudes). Y adivinen quién viene a ocupar el rol del príncipe azul... “Un aplauso para ustedes que han llegado hasta aquí, ¡ya!”, ordenó Piñeyro eufórico, ante las tres mil chicas que ovacionaban a viva voz al jefe del equipo, al grito de “potro” o “ídolo.” Algunas le pidieron autógrafos, luego, Los otros miembros del jurado dieron la bienvenida a las jóvenes y subrayaron, por sobre la utilidades del trabajo de mannequin, “el sacrificio que implica jugar en las primeras líneas”. “Todas ustedes tienen un potencial enorme”, apuntó, demagógico, Cepeda dirigiéndose a la masa femenina en el acto de presentación. “Sin embargo estamos buscando algo muy específico”, aclaró Cherniavsky. Frente a ellos, había mujeres para todos los gustos: rubias, morenas, pelirrojas, pulposas, raquíticas. Con hoyuelos o poseedoras de una mirada felina. De figuras espigadas, más o menos sexies, con los ojos juntos o los dientes separados, las cejas pobladas o finitas. Una cámara, montada en una grúa, viajaba por sobre sus cabezas y descendía sólo cuando descubría a alguna que por su belleza sobresalía del montón. Era como el comienzo de “Popstar”, sólo que nadie quería cantar y bailar: todas querían ser miradas.
En las dos emisiones iniciales no fueron descartadas aquellas que gozaban de entusiasmo pero carecían autocrítica. Los primerísimos planos de estas últimas (de sus narices ganchudas, de su estatura escasa para la profesión o de una cabellera mal teñida) le añadieron a esta historia una pizca de humor. “La nena gana, la nena gana”, gritaba una de las madres, empecinada. A su lado sonreía la hija, una adolescente regordeta, pecosa y desganada.