EL PAíS › LA FUNCIONARIA IBARRISTA RENUNCIO A SU CARGO EN EL GOBIERNO DE LA CIUDAD

Una discusión que no tuvo final Alegre

Gabriela Alegre, que Ibarra había dejado a cargo del proyecto para Sitios de la Memoria, renunció ayer luego de que la subsecretaria de Derechos Humanos denunciara que se había quedado con pertenencias de las víctimas de Cromañón. Los ibarristas hablan de intencionalidad política.

 Por Santiago Rodríguez

Gabriela Alegre renunció ayer a su cargo de titular de la Unidad Ejecutora de Proyectos de Sitios de Memoria de la ciudad a raíz del caso de las cajas con pertenencias de víctimas de la tragedia de República Cromañón que se encontraban en dependencias del gobierno porteño. El alejamiento se produjo en medio del deterioro de la relación entre Jorge Telerman y su antecesor Aníbal Ibarra. La funcionaria saliente, quien durante la administración ibarrista se desempeñó como subsecretaria de Derechos Humanos, inscribió la denuncia en su contra en el marco de esa puja y le atribuyó intencionalidad política. “La denuncia se realizó en virtud de la gravedad del hecho”, respondieron desde el Ejecutivo local.

Las horas de Alegre en su puesto estaban contadas desde el sábado pasado, cuando el gobierno porteño hizo pública una denuncia por el supuesto hallazgo de tres cajas con efectos personales de víctimas de la tragedia Cromañón en el ámbito de la Secretaría de Derechos Humanos. Esas cajas contenían elementos como cadenitas, relojes, documentos de identidad, billeteras y ropa de las víctimas.

La existencia de las cajas fue revelada por la ministra de Derechos Humanos y Sociales, Gabriela Cerruti, quien integra el círculo de confianza de Telerman. Tras la difusión del caso, los familiares de las víctimas del incendio del boliche de Once redoblaron sus cuestionamientos a Alegre, quien siempre fue blanco de sus críticas por su cercanía a Ibarra. Desde la Subsecretaría de Derechos Humanos, la ahora ex funcionaria fue la encargada de la atención a los padres de Cromañón.

El abogado José Iglesias volvió a salir a su cruce aun después de su renuncia y calificó como “un acto deleznable” que se hayan mantenido esas cajas en dependencias oficiales. También adelantó que no admitirán presiones de ningún organismo de derechos humanos.

La referencia de Iglesias alude a la conferencia de prensa que Alegre dará hoy, a las dos de la tarde, en la sede de Abuelas de Plaza de Mayo. Allí recibirá el respaldo de los mismos organismos de derechos humanos que jugaron a favor de su continuidad en la administración porteña tras la destitución de Ibarra. Ese apoyo no resultó suficiente para que siguiera al frente de la Subsecretaría de Derechos Humanos –cosa que pidió también Ibarra–, pero sí para que Telerman accediese a retenerla como titular de la Unidad Ejecutora de Proyectos de Sitios de Memoria de la ciudad. La relación entre Alegre y Cerruti nunca fue la mejor.

“Me voy desilusionada de un gobierno que debió ser la continuidad de la gestión de Ibarra, votada masivamente por el electorado porteño, y que ahora, al menos en los temas que me involucran, se maneja con mentiras e inoperancia”, afirmó Alegre en su renuncia. También reiteró que “he sido vinculada a una falsa denuncia por parte de funcionarios” porteños e insistió que “hace cuatro meses, cuando asumieron las nuevas autoridades de la Subsecretaría de Derechos Humanos, tomaron conocimiento de que se encontraban estos objetos en sus oficinas para ser entregados en el momento en que la Justicia lo considerara oportuno”.

Esos elementos ya están en poder de la Justicia. Según precisó el gobierno porteño, el Ministerio de Derechos Humanos puso a la jueza María Angélica Crotto “en conocimiento de la existencia de las cajas a fin de que indicara el procedimiento a seguir” y el viernes pasado dos funcionarios judiciales “inventariaron y retiraron las cajas con el objeto de restituir a los familiares de las víctimas sus pertenencias o aportarlas a la causa en caso de consideren que puedan representar prueba”. En la Jefatura de Gobierno explicaron también que Cerruti ordenó “la apertura de un sumario administrativo para determinar responsabilidades” del caso.

“Alegre e Ibarra pueden hacer la lectura que quieran, pero está demostrado que en el momento en que se encontraron las cajas y se puso al tanto a la Justicia no había ningún roce. La denuncia se hizo en virtud de la gravedad del hecho”, dijo a Página/12 un destacado ministro porteño. Telerman e Ibarra dejaron de lado las apariencias la semana pasada y exhibieron que su relación está hoy casi al borde de la ruptura. El destituido jefe de Gobierno criticó la designación de Juan Pablo Schiavi como ministro de Planificación. El funcionario junto con Cerruti lo vincularon al día siguiente con la toma del edificio del Fonavi del Bajo Flores. Después el mismo Telerman le pidió a su antecesor que se llamara a silencio. Ibarra no se quedó atrás y salió a criticarlo por eso.

Los ibarristas sostienen que desde el gobierno porteño lanzaron una campaña contra Ibarra tras su sobreseimiento en la causa por Cromañón y que lo de Alegre es parte de eso. Ibarra estuvo ayer con sus principales colaboradores y allí se evaluó que la ex subsecretaria de Derechos Humanos fue víctima de “una operación revulsiva que expresa la peor práctica de los ’90 y es éticamente inadmisible para los que atravesamos la experiencia del Frepaso y creímos que era posible construir una nueva política”.

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La relación entre Telerman e Ibarra nunca fue excelente, pero hoy atraviesa su peor momento.
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