Martes, 12 de septiembre de 2006 | Hoy
Por iniciativa de la comunidad, la Escuela Número 12 de Gonnet recibirá el nombre de uno de los chicos secuestrados en 1976.
La escuela media Número 12 de Gonnet será bautizada este viernes con un nombre que la comunidad de esa localidad viene promoviendo desde principios de año, cuando juntaron dos mil firmas para que Horacio Ungaro “se convierta en la primera víctima de la Noche de los Lápices, en la provincia de Buenos Aires, que tiene un establecimiento escolar con su nombre”, le comentó a Página/12 su hermana Marta. La iniciativa recibió, entre otras, adhesiones de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) y de la Comisión Provincial para la Memoria.
Pese a las trabas burocráticas, concretamente al sistema de ternas y a la votación en la que se excluye al alumnado, el proyecto fue aprobado por una resolución de la directora de Educación de la provincia de Buenos Aires, Adriana Puiggrós. Ungaro tenía 16 años cuando fue secuestrado –continúa desaparecido– junto con otros cinco compañeros, luego de que un año antes reclamaran y obtuvieran el Boleto Estudiantil Secundario, del que gozan hoy los chicos que van a la escuela que llevará su nombre. A principios de septiembre, en el partido de Merlo, los alumnos de la Escuela Secundaria Básica Número 23 quisieron rendir un homenaje similar a María Claudia Falcone, quien también fuera secuestrada en la Noche de los Lápices, el 16 de septiembre 1976. Pero una profesora polemizó con los estudiantes, quienes, temiendo represalias, descartaron la idea.
“En nuestra historia se da la circunstancia de que personajes que han atentado explícitamente contra los intereses del país, pidiendo la protección de potencias extranjeras y luchando al lado de los invasores tengan plazas, paseos, calles y localidades que llevan su nombre”, explicaba el escrito que, el pasado 7 de abril, los vecinos de Gonnet presentaron a Puiggrós. Haciéndose eco de los “requisitos” solicitados por la Dirección General de Cultura y Educación, argumentaron que la elección de este nombre propio se debe a que “entendemos que hacemos una contribución importante a la reivindicación de las personas que lucharon por un ideal: Horacio Angel Ungaro pertenecía a nuestra comunidad y fue alumno de la escuela Número 18, donde acompañado de los valores familiares, forjó su personalidad”.
Además de brindar apoyo escolar en barrios carenciados, Ungaro también se incorporó, en 1974, a la Unión de Estudiantes Secundarios, donde militó activamente hasta su desaparición. Era un aficionado al ajedrez y quería estudiar medicina, impulsado por Marta a quien admiraba. Su hermana Nora, secuestrada 15 días después de él, pudo comprobar en qué sitios estuvo detenido ilegalmente Ungaro. Se trata de los campos clandestinos platenses el Pozo de Arana y el Pozo de Banfield, que fueron requisados en el marco de la causa que investiga los crímenes que allí cometió el represor Miguel Etchecolatz, durante la última dictadura militar.
No es la única vez que los vecinos de Gonnet se unen para recordar y reclamar por los desaparecidos. Hace algunos meses, alumnos de otro colegio pintaron un mural donde se incluyen los nombres de los vecinos que fueron víctimas de la represión y también escracharon la casa de Hugo “Jirafa” Damario, un represor que trabajaba en el grupo 3.3.2 de la Escuela de Mecánica de la Armada y que vive en el barrio. “Hay muy buena predisposición de la comunidad sobre estos temas”, dijo Marta Ungaro, que se ilusiona con que en un futuro cercano Diamela, su pequeña nieta de 4 años, vaya al colegio de su tío.
Informe: Emilio Ruchansky.
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