Miércoles, 13 de septiembre de 2006 | Hoy
EL PAíS › KIRCHNER Y BACHELET MOSTRARON SU INTENCION DE DISTENDER
Los presidentes de Argentina y Chile se reunieron ayer en Mendoza luego de los conflictos que empañaron la relación bilateral, como el del precio del gas. Estuvieron 40 minutos a solas. Impulsaron la rehabilitación del Tren Trasandino que une a ambos países.
Desde Mendoza, Néstor Kirchner y Michelle Bachelet ofrecieron ayer gestos de buena voluntad para distender la relación bilateral entre la Argentina y Chile. Los mandatarios posaron sonrientes para las fotos, promovieron el diálogo y la integración y, en ese sentido, impulsaron la rehabilitación del Tren Trasandino. En cambio, dejaron para más adelante la discusión de fondo sobre el precio del gas, la razón que desató la crisis entre ambos países.
“Este presidente cree profundamente en esta alianza y que el proceso en marcha ha alcanzado la madurez para superar dificultades por vía del diálogo y la confianza mutua”, señaló Kirchner desde la Bodega Trivento, ubicada sobre la Ruta 60, en la localidad de Maipú, a unos 25 kilómetros al sudeste de la capital mendocina. Trivento es una bodega argentino-chilena cuyo accionista mayoritario es la vitivinícola trasandina Concha y Toro.
En su mensaje, el mandatario reconoció que para integrarse es necesario “compatibilizar intereses, discutir, y acordar, y a veces disentir”, pero resaltó que “la concordancia creciente superará el aislacionismo que algunos nostálgicos expresan en nuestros países”.
Kirchner habló desde un palco, luego de un encuentro a solas con Bachelet que se prolongó por 40 minutos y en el que no hubo testigos. El gobernador Julio Cobos especuló en que allí se abordó el conflictivo tema del gas. Ninguna fuente oficial lo confirmó.
La crisis se originó cuando Kirchner trasladó a Chile el incremento del precio del gas que Bolivia le fijó a la Argentina. En el conflicto no ayudaron las declaraciones del ministro de Planificación, Julio De Vido, quien dijo que la suba sería de 3,80 dólares el millón de BTU, cuando a la hora de los anuncios formales el incremento fue 4,80 dólares. Desde el gobierno argentino explicaron que el cálculo se había hecho en base al precio del gas en la frontera, sin añadir el posterior costo de distribución. Pero en Chile el argumento no los conformó.
El incremento fue motivo para que la presidenta socialista recibiera duras crítica de sectores de la derecha de su país, que recordaron las inconveniencia de sus relaciones políticas con Kirchner. “Va a afrontar siempre la visión sectaria de aquellos que creen que Argentina y Chile deben competir permanentemente”, le defendió ayer Kirchner.
La devolución vino poco después. Bachelet se mostró firme a la hora de bregar por el fortalecimiento de la relación bilateral. “Voy a seguir esforzándome para que argentinos y chilenos valoren en las tareas de cada día esa amistad y solidaridad que nos hará grandes”, dijo.
Palabras al margen, Kirchner y Bachelet oficializaron durante el encuentro el llamado a licitación del Tren Trasandino. De ahora en más, las empresas interesadas deberán presentar los sobres con sus ofertas económicas para la rehabilitación del ferrocarril que, se estima, comenzará a funcionar a fines del 2009.
Al lado, en un palco que como trasfondo tenía un telón de barriles de madera ordenadamente ubicados, Kirchner no dejó de referirse a Bachelet con tono afectuoso, dirigiéndose a ella como “estimada presidenta”. Hubo más. Le aseguró que Argentina está “dispuesta, con madurez y responsabilidad, sin hipocresías y con sinceramiento, a resolver las controversias para una verdadera consolidación” y también a no permitir que las “dificultades interrumpan o hagan caer en el pesimismo” el proceso de integración encarado por ambas naciones. No faltaron, entre tanta grandilocuencia, alusiones a los próceres José de San Martín, Bernardo O’Higgins y Domingo Faustino Sarmiento.
A modo de souvenir, los directivos de la bodega obsequiaron a Bachelet una obra pictórica y a Kirchner, una cepa de malbec, otra de olivo y un facón que el santacruceño, como marca la tradición, retribuyó rápidamente con una moneda de un peso que llevaba en su bolsillo, para ahuyentar las malas ondas.
Además de Bachelet y Cobos, Kirchner compartió el palco con su mujer, la senadora Cristina Fernández, el canciller Jorge Taiana y el vicecanciller chileno Alberto Van Klareven. Frente a ellos, funcionarios de ambos gobiernos, legisladores, diplomáticos y empresarios siguieron el acto que comenzó con algunos minutos de atraso, tras una primera reunión de Bachelet y Kirchner y otra, extendida, de apenas diez minutos, entre ambas comitivas.
Con el Tren Trasandino, la Argentina y Chile auguran duplicar la capacidad del transporte de carga entre ambas naciones. Cobos, en su carácter de anfitrión, fue el primero en hablar del tema. Resaltó el beneficio económico del emprendimiento ferroviario. El gobernador dijo que servirá para “aliviar” la congestión en el paso Cristo Redentor, que une a ambos países a través de la Cordillera, y para paliar los problemas que trae el cierre de ese paso cuando nieva excesivamente en la región.
Hubo dos datos curiosos que precedieron al encuentro. Uno, cuando fuera de protocolo Kirchner y Bachelet fueron declarados “huésped ilustres” del departamento de Las Heras, donde funciona el Aeropuerto Internacional y estuvieron sólo de paso. El segundo: cuando un representante de la comunidad mapuche de Chile se acercó para efectuarle reclamos a la presidente chilena y la policía rápidamente la desalojó del lugar.
Este último episodio no impidió que Kirchner ofreciera durante toda su estadía en Mendoza la muletilla “todo bien”. Acaso la mejor síntesis del mensaje que el Gobierno pretendió transmitir.
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