Miércoles, 1 de noviembre de 2006 | Hoy
Estuvieron en General Villegas. Los acompañó su familia. Creían que podría estar allí. Pero no hubo resultados.
Por Raúl Kollmann
Efectivos de la Policía Federal llegaron el lunes al municipio de General Villegas y a la localidad de Elordi donde hicieron un operativo que se extendió hasta ayer para encontrar a Jorge Julio López. El albañil, testigo en el caso Etchecolatz, pasó su adolescencia en esa zona y la búsqueda en el lugar obedece a una postura que sigue manteniendo la familia pese a los 45 días transcurridos desde la desaparición: “La hipótesis más probable –dice Rubén, el hijo de Tito, como le dicen a Jorge Julio– es que papá esté perdido”. Pese a ese diagnóstico, fuentes de la Federal le dijeron a este diario que se buscó intensamente en un campo y no sólo se manejó la variante de que estuviera con vida, sino que hubo también una revisión de lugares de tierra removida o sitios donde pudiera estar escondido un cuerpo. Lo cierto es que al final de las dos jornadas el procedimiento terminó sin resultados.
Como lo señaló este diario, la familia López cree desde el primer día de su desaparición que Tito puede haber tenido un ataque de pánico o un shock que lo llevó a esconderse. El tiempo juega en contra de esa hipótesis, ya que durante estos días López debió comer y dormir, por lo que alguien tendría que estar al tanto de sus actividades y no parece creíble que ese alguien no se hubiera contactado con las autoridades o con la familia. Más todavía teniendo en cuenta que hay una recompensa de 400.000 pesos. Pese a esa lógica, los López sostienen que no hay ninguna evidencia, ningún dato, que hable de un secuestro y siguen buscando en lugares, como General Villegas, en los que Tito pasó su adolescencia. En la localidad de Elordi, que pertenece a Villegas, Rubén estuvo preguntando a los vecinos, acompañado de unos treinta hombres de la Federal que no llegaron en patrulleros sino en autos comunes para no llamar tanto la atención. De todas maneras, también se contaba con un grupo de perros para hacer el rastrillaje.
En la investigación están participando la Federal, la Bonaerense, la SIDE y la Gendarmería, sin que haya demasiada comunicación entre ellos. Por ejemplo, ayer, los hombres de la Bonaerense ni siquiera estaban enterados de la movida de la Federal y los efectivos de esta fuerza tampoco se pusieron en contacto con los policías de la zona cuando llegaron a Villegas.
Del lado judicial, el fiscal platense Marcelo Martini y el juez federal Arnaldo Corazza manejan dos expedientes distintos, aunque tienen buena relación entre ellos. Martini está a cargo de la búsqueda de López y Corazza, de las amenazas que se produjeron a raíz de la declaración del albañil en el juicio contra Etchecolatz. El pase de la Justicia provincial a la federal todavía no se concretó y, por lo tanto, la calificación sigue siendo “averiguación de paradero”. Como señaló este diario el domingo, se viene hablando de que a más de un mes ya debería calificarse el hecho como “desaparición forzada de persona”, pero los López vacilan. Por un lado, están de acuerdo en que las cosas son mucho más graves que al principio, pero por otro han trabado una buena relación con el fiscal Martini, quieren que se quede en la investigación y, al mismo tiempo, siguen con la esperanza de que Tito sufre un shock psicológico y está perdido.
En la búsqueda de López están participando equipos de psicólogos que analizan su pasado, los lugares donde pasó la juventud, las vacaciones u otros momentos claves de su vida. A partir de ese trabajo, se planifican procedimientos en lugares que él posiblemente haya añorado y en los que pudiera estar recluido.
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