La aparición de un cuerpo sin vida en el Riachuelo produjo ayer a la tarde momentos de incertidumbre. Como es obvio, la sospecha inicial giraba en torno de Jorge Julio López porque, además, se trataba de un hombre de entre 60 y 70 años de edad. Horas más tarde, investigadores de la Prefectura y de la Policía Bonaerense confirmaron que no se trata del albañil desaparecido hace casi cuatro meses. López tiene una cicatriz en la cara y ése es uno de los parámetros que se verifica de inmediato cuando aparece un cuerpo.

Según pudo saber anoche Página/12, el cuerpo apareció sobre el lado bonaerense del Riachuelo, en la costa de Villa Fiorito. Lo extraño es que tenía el reloj puesto y que cerca del cadáver apareció una especie de escudo con una bandera española. De todas maneras, los investigadores le dijeron a este diario que no se observaban rastros de violencia en el cuerpo, es decir que habrá que determinar la causa de la muerte. No se ven, a primera vista, ni orificios de bala ni cuchilladas.

En el último año se ha hecho casi habitual –una vez cada diez días– la aparición de cuerpos que nadie reclama. Personas que no se corresponden con ninguna denuncia hecha por desaparición. En la Justicia están convencidos de que se trata, por lo general, de individuos que llegaron a la Argentina como mulas, trayendo drogas desde países limítrofes o de Perú o Colombia. Por alguna pelea, o simplemente porque los narcos los traicionan, los matan. Pero en ese caso aparecen con rastros claros de homicidio, habitualmente varios balazos. Con el cuerpo encontrado ayer, las cosas serían distintas. Hoy se hará una autopsia para determinar la causa de la muerte y anoche ya se cotejaban todas las denuncias por desaparición de personas para ver si alguna se corresponde con el hallazgo.

Durante el fin de semana, este diario mantuvo un breve diálogo con uno de los hijos de López, Gustavo. La familia no tiene ninguna noticia del albañil, no entiende qué pudo haber pasado y, por ahora, mantiene la postura de no hacer declaraciones públicas. Como se sabe, por orden de la Corte Suprema, la causa pasó al juez federal Arnaldo Corazza, pero hasta el momento no se pudo avanzar en el esclarecimiento del caso.