EL PAíS › DUHALDE EN UNA REUNION DOMINADA POR LA CRISIS
Cumbre sobre el terremoto
El Presidente partió ayer y volverá recién el lunes. Los mandatarios se reúnen en medio de una de las más graves crisis de la región. Pensaban hablar de otros temas, pero la urgencia monopolizará el encuentro.
Con la expansión continental de la crisis económica argentina como telón de fondo, el presidente Eduardo Duhalde llegó anoche a Ecuador para participar de la segunda cumbre de mandatarios sudamericanos que comenzará hoy en Guayaquil. En su origen, el organismo estuvo pensado para diagramar estrategias continentales a largo plazo, pero, como suele suceder en esta parte del continente, lo urgente siempre prevalece sobre cualquier discusión estructural. Así que, más allá del esfuerzo de los doce cancilleres que preparaban un documento final que hablará de integración, nadie dudaba de que los temblores financieros de la región serán el tema que acaparará las conversaciones de los presidentes.
Duhalde se subió al Tango en Aeroparque cerca de las 15 y sus declaraciones preescalerilla estuvieron relacionadas con la economía: destino del corralito, decreto para frenar recursos de amparo y acuerdo con el FMI. Todo un signo de lo que será la jornada que hoy le espera en Ecuador. Como ya sucedió en las últimas cumbres regionales, el Presidente recibirá muchas muestras de solidaridad. El canciller ecuatoriano, Heinz Moeller, anticipó ayer que entre las conclusiones de la cumbre habrá un fuerte reclamo a las naciones desarrolladas para que apuren la ayuda económica a los países de la región en crisis. “El panorama es terrible”, sintetizó Moeller.
El Presidente viajó acompañado por su esposa, Hilda “Chiche” Duhalde; el ministro de Salud, Ginés González García; el secretario general de la Presidencia, Aníbal Fernández; el secretario de Medios, Carlos Ben; y el jefe de la Casa Militar, Carlos Carbone. “Trataremos la unificación física, eléctrica y gasífera de los países de Sudamérica”, explicó Duhalde el objetivo al que apuntará el foro, convocado bajo el lema “Infraestructura, integración física de América del Sur”. La primera cumbre se hizo dos años atrás, en Brasilia.
Con esta visita a Ecuador, el Presidente inició un raíd que incluirá seis viajes más en los próximos 90 días. Así, por ejemplo, irá a la Asamblea General de la ONU en Nueva York en setiembre y a un encuentro con el Papa en octubre.
Guayaquil es una ciudad portuaria, la más grande de Ecuador, lugar histórico donde se reunieron San Martín y Bolívar hace justo 180 años. Ayer, la ciudad amaneció sitiada por las fuerzas de seguridad que buscaban garantizar la seguridad de los diez presidentes que se darán cita. El presidente de Uruguay, Jorge Batlle, de asistencia perfecta a este tipo de encuentros, debió quedarse en su despacho para no desatender el descalabro económico que viene sufriendo la hasta poco “Suiza de Sudamérica”. Todo un símbolo de la situación del continente.
Anoche, los cancilleres terminaban de armar lo que se llamará “Consenso de Guayaquil sobre integración, seguridad y desarrollo”, que pretende darle un mayor impulso a la unión continental. Uno de los puntos que se destacarán es que 80 millones de sudamericanos no tienen acceso cotidiano al sistema eléctrico. También se incluirá una condena al terrorismo internacional y un apoyo a los esfuerzos de Colombia por pacificar su territorio. El proyecto a mediano plazo es la convergencia de los dos principales bloques de la región: el Pacto Andino y el Mercosur. Pero ante eso no sólo se levanta el impedimento de las propias peleas internas que sufre cada bloque sino también algo que bien destacó el presidente de Paraguay, Luis González Macchi, al llegar a Guayaquil: de los diez presidentes participantes en la cumbre, sólo cuatro permanecerán a fines del año que viene al frente de sus gobiernos.
La cumbre tendrá su acto de clausura mañana a las 9, pero la agenda presidencial tendrá un acto protocolar que finalizará al mediodía, con un almuerzo que juntará a todos los participantes del foro en el club La Unión. Luego, Duhalde se tomará el resto del fin de semana para descansar en el balneario ecuatoriano de Salinas, sobre el océano Pacífico. El Presidente partirá desde Ecuador el domingo a la noche y regresará a Buenos Aires el lunes a las 7 de la mañana.