Lunes, 26 de marzo de 2007 | Hoy
El nazi de 93 años le hizo juicio al argentino Uki Goñi. Perdió, apeló, volvió a perder y ahora debe las costas del caso.
Por Sergio Kiernan
El criminal de guerra Erich Priebke acaba de desayunarse con que su hobby más reciente, el de hacerles juicio a los periodistas que escriben sobre su vida, puede salirle caro. El anciano ex capitán de la SS, condenado a perpetua por la justicia italiana, perdió esta semana la apelación en una demanda por 50000 euros contra el historiador argentino Uki Goñi. A partir del fallo del tribunal de Milán, Priebke no sólo tendrá que soportar que le recuerden que fusiló civiles durante la guerra y que es un “notorio criminal”, sino que tendrá que pagar 8000 euros en costas. En cosa de horas, el nazi que tantos años de tranquilidad pasó en Bariloche comunicó a sus jueces que no tiene medios materiales para pagar su deuda.
Erich Priebke tiene 93 años y era capitán de las SS cuando en 1944 se hizo conocido por la masacre de las Fosas Ardeatinas. El joven oficial, destinado a Roma por su dominio del idioma, participó en la selección de los que morirían fusilados en las cuevas como represalia por una emboscada de partisanos contra tropas alemanas. Los nazis vaciaron las cárceles, llevaron todos sus presos políticos y a 73 judíos para completar el número necesario, 335 civiles. Priebke fue uno de los fusiladores.
Terminada la guerra, Priebke es uno de los miles de nazis, ustashas, fascistas, rexistas, partidarios de Vichy y demás militantes o traidores a sus países que llegan a la Argentina, por las suyas o con pasaje pagado por el gobierno argentino. Instalado en Bariloche, se transforma en “Don Erico” y pasa a ser un pilar de la comunidad, muy activo en ambientes educativos. Esto, hasta que en 1995 lo descubre el periodista norteamericano Sam Donaldson y es extraditado a Italia.
El gobierno de Carlos Menem aceptó el muy demorado pedido de extradición italiano y Priebke fue condenado a cadena perpetua por la masacre que tuvo lugar, casualidades del destino, un 24 de marzo, hace exactamente 63 años y dos días. Como el SS es un anciano, vive preso a domicilio en casa de su abogado, Lorenzo Borrè, única dirección que pudo conseguir. Criminal y defensor se dedicaron en estos últimos años a hacerle juicio a cuanta publicación mencionara a Priebke negativamente, abrieron 16 causas y lo hicieron en general con éxito, consiguiendo que periódicos como Famiglia Cristiana, editado por la Iglesia Católica, tuvieran que publicar retractaciones. El alemán une lo útil a lo agradable, ya que esas audiencias son su única excusa legal para salir de su lugar de arresto y siempre asiste escoltado por un par de carabinieri.
Hace tres años, Priebke comenzó otra demanda cuando se publicó Operazione Odessa, la versión italiana de La Auténtica Odessa, del investigador argentino Uki Goñi. El alemán tiene apenas un papelito de reparto en el libro, originalmente editado en Gran Bretaña y que trata centralmente sobre cómo Juan Domingo Perón armó una red de agentes en seis países europeos y trajo al país miles de nazis de toda nacionalidad, incluidos cientos de criminales de guerra. Buena parte del libro es un quién es quién de estos asesinos, administradores de campos de concentración y represores instalados en Argentina.
El alemán leyó el libro y presentó una acción “de trato urgente” ante la sección 1 de la justicia civil de Milán, donde tiene domicilio legal la editorial Garzanti Livri. En su escrito, el abogado Borrè le solicitaba al juez Cesare Sapia que retirara Operazione Odessa de circulación, que en ediciones futuras se censuraran y cambiaran párrafos, y que se pagaran daños morales en proporción a las ventas de la primera edición de 5000 ejemplares. Priebke afirmaba que no tuvo nada que ver con la selección y captura de las víctimas judías de la masacre de las Fosas, que no torturaba en la sede romana de la Gestapo, y que cuando entró en la Argentina no huía de la justicia, como afirma Goñi en su libro.
La audiencia fue realmente de trato urgente y los testigos presenciales cuentan que Borrè hizo su alegato con la confianza de quien que ya había ganado varios casos similares. Pero los abogados de la editorial tenían mucha documentación histórica enviada por Goñi y lograron demostrar que la justicia italiana, al condenar a Priebke a cadena perpetua, había dado por probado que el SS participaba en sesiones de tortura y que su “herramienta” favorita eran unos nudillos de acero con los que no se cansaba de golpear a sus prisioneros. El juez Sapia vio una serie de documentos que mostraba que Priebke llegó a Argentina con pasaporte de la Cruz Roja y papeles de identidad vaticanos a nombre de Otto Pape. Si Priebke no escapaba, ¿por qué asumir ese nombre? Para mejor, los italianos explicaron que la Corte Suprema argentina había expulsado a Priebke del país con el argumento de que la masacre de judíos era parte de un genocidio, con lo que la causa no podía prescribir.
El fallo fue muy claro. Para el juez Sapia, el capítulo Priebke del libro de Goñi era “crítico, pero fundado en la condena” por la masacre, por lo que “la valuación negativa está fundada” y “de por sí solo justifica las conclusiones del escrito, con particular referencia a su fuga a la Argentina para escapar de la justicia, lo cual representa el motivo de fondo del volumen”. Priebke no sólo perdía sus miles de euros sino que recibía el cargo de pagar cinco mil euros como costas judiciales.
Por supuesto, el alemán y su abogado apelaron la decisión, y acaban de perderla en la segunda y última instancia disponible. Priebke tuvo que declararse insolvente, la edición italiana del libro de Goñi no será censurada y otros periodistas no tendrán que preocuparse tanto por el excesivo tiempo libre de un SS de la tercera edad con prisión domiciliaria.
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