Miércoles, 14 de noviembre de 2007 | Hoy
En Lomas de Zamora, el socialista Jorge Rivas sufrió un golpe en la cara, un derrame cerebral y anoche permanecía en coma, en estado reservado. Se habría tratado de un robo.
Por Adriana Meyer
Era muy tarde y la cena entre amigos llegaba a su fin. A la una de la madrugada el vicejefe de Gabinete, Jorge Rivas, se despidió del grupo de compañeros y abandonó el restorán de avenida Meeks y las vías, en Lomas de Zamora. Camino a su casa paró en una farmacia en Hipólito Yrigoyen y Oliden. Lo que siguió habría sido consecuencia de un asalto: el funcionario terminó en el piso, con una fractura en la cara y un derrame cerebral que lo dejó en coma. Página/12 pudo saber que los serenos de la estación de servicio ubicada frente al lugar donde Rivas estacionó su auto vieron a tres personas discutir y, cuando se movió el vehículo que les tapaba parte de la escena, comprobaron que el funcionario estaba tendido, lastimado y sangrando en medio de convulsiones. El auto Volkswagen Gol –que no es el oficial, porque Rivas no lo utilizaba, como tampoco llevaba custodia– apareció varias horas más tarde en el villa Centenario, con los dos portafolios casi intactos en su interior. El último parte médico confirmó que su estado es “reservado”.
Durante la mañana, las versiones mencionaban un presunto malestar como causa de la caída de Rivas o de su decisión de parar en una farmacia. Sus propios compañeros, Ariel Basteiro y Oscar González –los socialistas ingresados al Gobierno junto con él–, la policía, los cronistas y hasta los médicos hacían conjeturas. Uno de sus amigos más cercanos desmintió a este diario que el vicejefe de Gabinete haya sufrido un aneurisma o un accidente cerebrovascular. “Se bajó en la farmacia porque tenía que comprar algo, no sabemos si pudo hacerlo o no. Ahí lo atacaron y recibió un golpe muy fuerte, los médicos dicen que pudo haber sido con una manopla, un fierro o una llave, al costado de un ojo, lo cual le provocó un derrame que se depositó en la nuca”, relató el allegado.
Los propios testigos habrían llamado al 911. Acudió un patrullero y los policías llevaron a Rivas al hospital Gandulfo, porque la ambulancia se demoraba. El jefe de Emergencia, Marcelo Figueroa, aseguró que “ingresó con una lesión traumática en el pómulo y con un derrame cerebral importante”. De allí fue trasladado al hospital Fiorito, donde le realizaron una tomografía, y derivado a la clínica Itoiz de Avellaneda en la que fue internado. Según el parte médico que emitió la entidad, “una pequeña fractura en el maxilar derecho le provocó un sangrado cerebral”, por lo que estuvo en terapia intensiva, “en coma y con un deterioro sensorio importante”. Tras varias horas surgieron complicaciones y el funcionario sufrió un nuevo traslado, esta vez a la clínica Fleni, donde intentan mantener su función cerebral al mínimo.
Una fuente cercana al fiscal de Lomas de Zamora, César Lucero, dijo que los testigos de la estación de servicio declararon ante los investigadores y ratificaron la versión que contaron a los medios. Ese relato también fue confirmado por el dirigente socialista Ariel Basteiro, quien dijo que Rivas estuvo cenando con sus compañeros y que, en ese encuentro, “comentó que tenía que comprarse unas pastillas y unas cremas. Cuando compraba, fue asaltado y golpeado por delincuentes que le robaron el auto”. Uno de los maletines de Rivas apareció en ese vehículo, mientras que el otro, con papeles del funcionario, fue encontrado en una calle de Parque Barón, en Villa Centenario. La policía confirmó que los atacantes no le habían robado ni su anillo ni su cadena de oro.
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