Desde la pista de Anillaco en adelante, las investigaciones judiciales que arrojaban sospechas sobre el enriquecimiento ilícito de Carlos Menem tuvieron resultados mínimos, vagos o nulos. El panorama no ha cambiado demasiado, pero desde ayer existe una diferencia capaz de marcar un precedente: el ex presidente irá a juicio oral no por lo que tiene y cómo lo consiguió, sino por lo que ocultó. Menem –concluyó el juez Norberto Oyarbide– omitió una importante lista de bienes en su declaración jurada como funcionario, y eso es delito: dos cuentas millonarias radicadas en Suiza, cuentas en La Rioja, dos aviones ultralivianos, acciones en Telecom y Telefónica, dos autos y dos inmuebles.

Al menos de momento, éste es el primer juicio oral que le espera a Menem en su frondoso derrotero judicial, aunque otros se avecinan. Oyarbide lo considera responsable de tres delitos: omisión maliciosa, falsedad ideológica de documento público e incumplimiento de los deberes de funcionario. Por esta combinación le pueden tocar hasta seis años de cárcel, según lo que disponga el tribunal oral que lo juzgue, y también la prohibición de ejercer cargos públicos.

Esta causa es una de las más recientes en la lista de expedientes que involucran al riojano. Comenzó en julio de 2002 con una denuncia de la Oficina Anticorrupción (OA), el organismo que verifica que todos los funcionarios presenten en forma apropiada su declaración jurada anual de bienes. En el caso de Menem, sus propias palabras en una entrevista que le hizo la cadena televisiva CNN marcaron su aterrizaje en el banquillo: admitió que tenía una cuenta en el banco UBS de Ginebra desde 1986, que estaba a nombre de Zulema y Zulemita. Había cerca de 600 mil dólares depositados allí.

Ni la cuenta ni la plata figuraban en la declaración patrimonial del senador. La investigación estuvo a punto de morir –un clásico en los tribunales federales– y resucitó con un fallo de la Sala II de la Cámara Federal, que ordenó procesar a Menem. En la resolución de ayer, Oyarbide exhibe un largo listado de bienes omitidos, entre los que figuran una segunda cuenta en Suiza, que en algún momento habría tenido unos seis millones de dólares. Según fuentes judiciales, era un depósito a nombre de la Fundación Red Spark, que habría manejado el ex secretario presidencial Ramón Hernández.

El juez destacó que, durante la investigación, Menem “en ningún momento negó la existencia de las cuentas” ni “se dispuso a que tal situación sea finalmente aclarada”. Contra los argumentos del abogado del ex presidente, el magistrado dice que, si bien la Justicia helvética concluyó que Menem no tuvo cuentas en Suiza mientras fue presidente, “nada dice acerca de la existencia de cuentas a nombre de su ex mujer o hijos” ni de una lista de allegados cuyos nombres fueron detallados a ese país.

Los otros bienes que Menem ocultó son: dos cuentas en el Nuevo Banco de La Rioja; dos aviones ultralivianos, uno marca Flightstar y otro Dualstar; acciones clase B de las empresas Telecom, Telefónica y Telefónica Móviles, todas depositadas en la Caja de Valores SA en una subcuenta a su nombre a través del HSBC bank; un Renault Trafic y un Fiat 147 y dos departamentos en La Rioja.