Jueves, 6 de diciembre de 2007 | Hoy
Página/12 entrevistó en Caracas a Ismael García, el líder de Podemos. García fue jefe de campaña de Chávez para el referéndum revocatorio de 2004. Aquí habla de la consulta del pasado domingo, en la que ganó por escasísimo margen la oposición.
Por Santiago O’Donnell
desde Caracas
En el referéndum del domingo, vaya novedad, hubo ganadores y perdedores, pero algunos perdieron y otros ganaron más que otros. El gran perdedor del domingo fue Hugo Chávez. El gran ganador fue el partido Podemos. Podemos era uno de los tres partidos minoritarios que acompañaban al mayoritario Movimiento Quinta República, el partido formado por Chávez, pero a mediados de año rompió con el chavismo cuando Chávez intentó fusionar a los cuatro en un partido único. Podemos tenía su historia. Los otros dos partidos se resistieron también, pero se quedaron en el oficialismo, y pagaron caro su decisión con la pérdida de puestos en el gobierno y la marginación de sus líderes. En cambio, Podemos empezó a hacer campaña por el NO. Podemos tenía su historia, era el partido que formaron los sobrevivientes del histórico MAS cuando el Movimiento al Socialismo se pasó a la oposición. Y tiene su peso. En las últimas elecciones ganó dos gobernaciones y en las legislativas del 2005, en las que la oposición se abstuvo de participar, ganó 21 de las 165 bancas de la Asamblea. Al año siguiente se convirtió en la cuarta fuerza electoral al obtener el 6,5 por ciento del voto con una colectora de Hugo Chávez, del partido único (41 por ciento) y de los dos partidos que apoyaron al candidato opositor Manuel Rosales.
Podemos también pagó un precio por no apoyar la reforma de la reelección indefinida para Chávez. Catorce de sus siete diputados se quedaron en el oficialismo. Pero con los siete restantes Podemos fue la única fuerza que defendió el NO en las largas sesiones de la Asamblea que los canales chavistas televisaban a todo el país. La estrategia de Podemos de mantener distancia con la oposición, plasmada en la no concurrencia de sus líderes al cuartel general del NO en la noche del voto, colocó al partido en una tercera posición, con un discurso de “socialismo más democracia”, que fue ganando espacio en los medios. Durante la campaña Chávez le dedicó a Podemos algunos de sus párrafos más picantes. Los llamó “No pueden” y a sus líderes, fariseos y traidores. La oposición, en cambio, los llenó de flores. Cuando llegó la hora de los debates, los representantes de Podemos fueron invitados como representantes de una tercera fuerza, junto a los de SI y los del NO, para exponer su discurso de “socialismo con democracia”. Encima, con el valor agregado de haber sido los únicos defensores del NO en la Asamblea, el escenario que mejor simboliza la democracia. En la noche del triunfo, en los dos discursos pronunciados en el cuartel del NO, Manuel Rosales agradeció y Teodor Petkoff llenó de elogios a los líderes de Podemos.
Se agrandó Podemos. Pero tanto la pelea por el corazón del chavismo como el abrazo de oso de la oposición unificada podrían dejar al partido Podemos muerto. Sus líderes son reacios, tanto a servir de ambulancia del chavismo como a hacer acuerdos mínimos con la oposición. En el 2003 había surgido una tercera fuerza llamada la de los Ni-ni (ni con Chávez ni con la oposición), pero ningún partido logró articularla y murió en silencio, víctima de la polarización extrema que causó el plebiscito revocatorio del 2004.
Ismael García, el líder de Podemos, lo sabe bien. Fue el jefe de campaña de Chávez en ese plebiscito. Antes había participado en la retoma del Palacio Miraflores tras el fallido golpe militar contra el líder bolivariano. Esa noche se había despedido de su hija porque pensó que no iba a volver.
Ayer se hizo un lugar en su abultada agenda para conversar media hora con Página/12 en un modesto hotel del centro, que funciona como cuartel temporario. Previamente, a modo de precalentamiento, sus asesores exhibieron en una laptop un video en el que se veía a García muy cerca de Chávez en los días de gloria ganando elecciones y ayudando a los pobres. Después aparece en la Asamblea apoyando el NO en nombre de la democracia. Después aparece una enorme pregunta sobreimpresa sobre su cabeza: “¿Merece que lo insulten?”. Después otra: “¿Merece que lo llamen traidor?”. Y otra: “¿No será que lo insultan por defender la democracia?” y así cinco o seis preguntas de igual dificultad. El discurso de García no se pudo escuchar bien porque en la televisión del hotel sonaba con más fuerza la conferencia de prensa que en ese momento Chávez estaba dando con la cúpula de las fuerzas armadas para negar presiones de la fuerzas armadas que pudieron existir.
Después pasamos al reservado, donde esperaba García, 55, técnico farmacéutico, flaco, alto, pelado, como Jorge Yoma con cama solar. García lucía excitado. Lo esperaban 35 entrevistas con medios internacionales. Habla rápido y sin parar, escucha poco, gesticula con los brazos y alza la voz en un crescendo que termina a los gritos, con un puñetazo en la mesa cuando le llega la palabra democracia, como en “¡Nosotros defendemos la DEMOCRACIA!” ¡PUM!
–¿Qué va a pasar con el chavismo después de la derrota del domingo?
–Los venezolanos votaron por un Estado de políticas y de derecho plural y diverso. Hay un proyecto, que es el que defendemos, que permite la seriedad, la participación y que el protagonismo sea del pueblo. En el campo parlamentario fuimos una vocería en defensa de la Constitución (chavista) de 1999 y que los sectores que se opusieron a ella ahora se han convencido. Ahora la Constitución es de todos. Acá no puede ocurrir nada extraño. Un Estado es socialista si su sociedad es socialista. En el referéndum se propuso un Estado confiscatorio de la democracia, se estaba perdiendo el derecho al voto, porque el presidente podía elegir en soledad la creación de nuevos espacios territoriales, y la reelección indefinida del presidente. Yo fui su jefe de campaña en el 2004, no puede hablarnos con insultos. Entonces hay dos modelos de revolución bolivariana y nosotros representamos la alternativa. Pensamos que el capitalismo debe existir, pero lo social debe estar por encima.
–¿Hay espacio para una tercera fuerza?
–Mira, al chavismo lo votó el 20 por ciento de la población, a la oposición otro 20 por ciento. El resto no votó ni a uno ni a otro. Surgió un tercer pelotón y ahí estamos nosotros. Un 44 por ciento se abstuvo porque quiere un cambio, que sea opuesto a volver al pasado. Podemos no le ganó a nadie, Chávez tiene razón en esto, pero nosotros fuimos los que planteamos en la Asamblea Constituyente que no hay posibilidad de imponerle a la sociedad un Estado hegemónico.
–¿Van a apoyar la agenda progresista de Chávez?
–Vamos a tener la relación normal que puede tener un partido no oficialista. Vamos a apoyar el aspecto social, la reglamentación de los consejos populares. No somos gente de la derecha. Vamos a apoyar cuando estemos de acuerdo con los cambios, y cuando no estemos de acuerdo no.
–El NO perdió en los dos estado que ustedes gobiernan. ¿No tienen miedo a ser funcionales a la derecha?
–Y, si perdimos, qué querés que te diga. Pero son estados ultrachavistas, sin nuestra participación el NO podría haber perdido por mucho más. Pero nosotros ganamos porque logramos colocar una idea en el país.
–¿Con quiénes piensan construir?
–Nosotros vamos a hacer en enero nuestra Asamblea Constituyente, haremos nuestro programa, elegiremos autoridades y después los que quieran sumarse serán bienvenidos.
–¿Y Baduel?
–El general (Isaac Baduel, ex ministro chavista, hizo campaña por el NO) es un gran aliado, no sólo de Podemos sino de toda la sociedad.
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