El presidente de Bolivia, Evo Morales, confirmó ayer que viajará nuevamente a la Argentina para participar de una cumbre energética con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva el sábado que viene en Olivos. Los tres discutirán, al decir de Evo, “cómo ayudarnos entre nosotros” y “buscar cierto equilibrio en la distribución del gas”. Como anticipo, el ministro de Hidrocarburos boliviano, Carlos Villegas, descartó cualquier posibilidad de reducción en los envíos a Argentina y Brasil.

Lula llegará en visita de Estado el jueves a la noche. El viernes tiene agendado el encuentro en la Casa Rosada con Cristina Fernández, el primero desde su asunción. El protocolo de la visita de Estado indica que debe tener contactos con los tres poderes, así que ese mismo día Lula se presentará ante la Asamblea Legislativa y se verá con la Corte Suprema. Había quedado en suspenso el cierre, justamente a la espera de lo que sucedería con Evo Morales.

El presidente boliviano ya había acordado que se acoplaría a un encuentro tripartito, pero el problema que atraviesa su país por las inundaciones puso en duda el viaje. Ayer, desde el Palacio Quemado, en La Paz, Morales lo confirmó. Así que Lula se quedará un día más para que entre los tres puedan armar una “cumbre energética” en la Quinta de Olivos.

La reunión, explicó Morales, tendrá el propósito de “discutir cómo ayudarnos entre nosotros, en el marco de la complementaridad energética regional”. Se tratará, añadió, de buscar “ciertos equilibrios” tomando en cuenta los factores que modifican los requerimientos de gas como, por ejemplo, las cuestiones estacionales. Evo descartó que puedan producirse roces y recordó las dificultades que ya debió atravesar en los últimos tiempos para cumplir con lo acordado con Argentina y Brasil. “Cuando actuamos con transparencia, con sinceridad y con complementaridad yo siento que estos problemas podemos resolverlos y vamos a resolverlos”, remarcó.

El quid de la cuestión es que Bolivia se encuentra en dificultades para cumplir con un incremento de exportaciones de gas que emparde el fuerte crecimiento económico de ambos países. Según las proyecciones, Bolivia no podrá superar en 2008 su techo de producción de 42 millones de metros cúbicos diarios de gas que se utilizan con prioridad en el gigantesco polo industrial de San Pablo. Allí se consume la mitad de los entre 26 y 30 millones de metros cúbicos que se envían a Brasil a través del gasoducto de Santa Cruz de la Sierra. Los saldos fluctuantes son bombeados con dificultad a la Argentina, que sufre las consecuencias con estrecheces energéticas durante los meses de más frío. Ese es el panorama repetido para este año.

El ministro de Hidrocarburos de Bolivia, Carlos Villegas, negó que esté en análisis una reducción de los envíos. “No habrá ninguna interrupción de volumen. Hay un contrato que está vigente desde hace mucho tiempo y ratificamos plenamente que Bolivia cumplirá todos sus términos”, dijo Villegas ayer en Brasilia.

La letra chica del acuerdo quedará resuelta el sábado en Olivos. Curiosamente, será la segunda visita de Evo Morales en apenas semanas. El boliviano estuvo en Buenos Aires el 25 de enero para compartir con Cristina Kirchner el acto de apertura de sobres de licitación para la construcción del Gasoducto del Nordeste. El gas, se nota, hace volar a Evo Morales de un lado para el otro.