“Nosotros no estamos especulando si hay un aplauso o un tractorazo. Estamos cumpliendo con nuestra responsabilidad.” Un día después de que su esposa fuera recibida con un escrache en el aeropuerto de Venado Tuerto, el gobernador Daniel Scioli reflejó en una frase el resultado de la reunión con Néstor Kirchner. Tras escuchar por cuarenta minutos al titular del PJ, el peronismo bonaerense –la mayor parte de sus bloques legislativos– había decidido ratificar su alineamiento con la política oficial en materia de retenciones. Y estaba dispuesto a pagar los costos. “Cuando hay rentas extraordinarias, hay mecanismos para generar un equilibrio. Hemos tenido muy en cuenta el interés de los medianos y pequeños productores. Pero acá hay un claro interés por desestabilizar”, advirtió Scioli desde la sede peronista de Matheu 130. Lo acompañaban los titulares de ambas cámaras de la Legislatura, el diputado Raúl Pérez y el senador Osvaldo Goicochea. Pocos minutos antes Kirchner había hecho un discurso cargado de épica, con apelaciones a San Martín, Perón y Evita, en el que había descripto el enfrentamiento con los ruralistas como una “pelea con la derecha económica por el modelo de Nación”.

La entrevista de Kirchner con los diputados y senadores provinciales llegó en el momento justo: a partir del lockout del campo, los dos bloques del Frente para la Victoria-PJ empezaron a mostrar fisuras internas. En varias localidades agropecuarias del interior bonaerense, los legisladores kirchneristas están viviendo un clima de hostigamiento. Un caso fue Chacabuco, donde el intendente Darío Golía recibió presiones para que se definiera. Kirchner conocía al detalle estos incidentes: compartía la mesa principal con el ministro del Interior, Florencio Randazzo, y el titular de la SIDE, Héctor Icazuriaga. Ambos provienen de Chivilcoy.

El encuentro comenzó con unas palabras de Scioli y siguió con una exposición del jefe de Gabinete, Alberto Fernández, que relató cómo fue la negociación y explicó las medidas correctivas a las retenciones móviles. Luego llegó el turno de Kirchner, a quien todos querían escuchar. Además de Fernández, Scioli, Randazzo e Icazuriaga, en el palco lo secundaban el titular de la Cámara de Senadores bonaerense Alberto Balestrini y el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli. En el escenario también estaban los intendentes Sergio Massa (Tigre), Julio Pereyra (Florencio Varela) y Alberto Descalzo (Ituzaingó). Kirchner comenzó diagnosticando lo que consideró el eje de la crisis con el campo: “Acá se está discutiendo si esta rentabilidad extraordinaria se la van a quedar pocos o se repartirá entre muchos”.

Entre el auditorio faltaban algunos que no habían pasado inadvertidos. Las ausencias más comentadas fueron las de los senadores Néstor Auza (Tandil), Ricardo Lissalde (Saladillo), Carlos Ferreyra (Pergamino) y Alfredo Sivero (General Alvear). Cómo poner la cara frente a sus vecinos fue uno de los temas que se abordaron en la charla. “Expreso mi solidaridad y respaldo con los que han sido amenazados”, dijo el legislador Pérez. “Esta es una pelea patriótica”, los arengó Kirchner. El ex presidente también habló de la caída del dólar (estimó que podría seguir bajando), insistió con que recorrerá “pueblo por pueblo” y cuestionó a las entidades ruralistas que impulsan el lockout. “Ya llevan 90 días de paro, no trabajan, ¿cómo hacen entonces para mantenerse?”, se preguntó.

La reunión terminó con Scioli más alineado que nunca.

–¿Cree que podrían repetirse situaciones como la que vivió su esposa en Venado Tuerto? –le preguntó Páginai12.

–Ella es una chica de temple, de mucha garra.