Miércoles, 11 de junio de 2008 | Hoy
EL PAíS › EN EL MERCADO BURSáTIL PERSISTE UN ELEVADO GRADO DE INCERTIDUMBRE
Los papeles líderes retrocedieron 2,5 por ciento, mientras el bono Descuento lo hizo en 3 por ciento. La continuación de la tensión en las rutas y el polémico nuevo índice de precios desalentaron a los operadores. El dólar cerró a 3,09 pesos.
El discurso de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner de anteayer y el nuevo índice de precios del Indec fueron los argumentos esgrimidos en el mercado bursátil para explicar la caída de las cotizaciones. La apuesta de los inversores era a un entendimiento rápida entre el Gobierno y el campo. Pero como no se concretó, afirmaron en el recinto, las acciones y títulos públicos dejaron la apatía de los últimos días y culminaron con un saldo negativo, al bajar de 2,5 por ciento del MerVal. Los bonos también sintieron el impacto del nuevo IPC. En tanto, el dólar se negoció dentro de un estrecho rango de fluctuaciones y, con escasa intervención del Banco Central, cerró en 3,09 pesos.
A pesar de coincidir con un contexto de fuerte debilidad financiera en el mundo, el recinto local sigue mostrando que se mueve según el humor de los corredores. Ayer, todos los mercados se movieron en línea con los temores a la inflación en los Estados Unidos, que se traduce en la decisión de no mover más la tasa de interés de su Reserva Federal.
El retroceso de las acciones líderes estuvo acompañado de un creciente volumen de negocios, al sumar 130 millones de pesos, que casi triplicó el promedio de las últimas jornadas. “La baja es en rechazo a los dichos de ayer. El mercado esperaba una solución en el corto plazo y, como no se dio, decidió vender”, afirmó a este diario el responsable de un banco de inversión. Según coincidieron en el parquet bursátil, la falta de definiciones “le quitó potencial de suba”. Los inversores desarmaron sus carteras ante la “imposibilidad de que se dé un rebote de 10 por ciento”, describió a PáginaI12 Mariana de Mendiburu, analista de Compañía Inversora Bursátil.
La opción fueron las inversiones de corto plazo, que se ven beneficiadas por la suba en las tasas de interés. Estos instrumentos ofrecen por estos días rendimientos por encima de 20 por ciento. Por ese motivo, en sus carteras comenzaron a ganar participación los cheques de pago diferido y los fideicomisos, que premian al inversor con hasta un 26 por ciento para una inmovilización de entre cinco y seis meses. Las posiciones en dólares también ocupan buena parte de sus colocaciones, y los que compraron el mes pasado hasta a 3,22 pesos se resisten a vender en 16 centavos menos: para la compra finalizó en 3,06 pesos.
El dólar tuvo poco margen para moverse y cerró en los mismos valores con los que despidió la semana pasada. Los exportadores liquidaron poco, pero la falta de vendedores fue rápidamente compensada en la apertura de la rueda por el Central. Ayer volcó 150 millones de sus reservas, dejando un saldo en su stock de 48.311 millones de dólares. En el mayorista, la divisa finalizó en 3,065 pesos. El organismo, en tanto, volvió a vender futuros a fin de mes por debajo de la par. Llegó a ofrecer 3,058 por esos contratos.
Los bonos sufrieron también el embate de las ventas y una nueva ausencia del Central, aunque el resultado fue más dispar. En este caso la emisión más líquida, el Descuento, retrocedió 3 por ciento, al cerrar a 98 pesos. En cambio, el Par recuperó casi un 1 por ciento, al igual que el cupón PIB. Las series de renta fija reunieron negocios por 813 millones de pesos. “Hace varias ruedas que el Banco Central no compra títulos y eso desconcierta un poco al mercado”, dijo De Mendiburu.
El sector de electrodomésticos mostró en mayo un panorama variado, con aumentos de producción en heladeras (16,1 por ciento interanual), y bajas en las ventas (5 por ciento contra mayo del año pasado) para el conjunto de la actividad, según informó la consultora Consejo Técnico de Inversiones en su publicación Tendencias Económicas. La fabricación de heladeras fue de 62.000 en mayo, contra 53.700 en igual mes del año pasado, mientras en el mismo período la producción de lavarropas pasó de 94.700 a 89.000 (una caída de 6,1 por ciento). Estas estadísticas reflejan el 85 por ciento de la producción del país, ya que no incluye a pequeños armadores, señaló el informe.
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