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De traje y corbata. Aunque no quiso ponerse un frac para ir a la cena de gala con los reyes de España, el secretario general de la CGT, Hugo Moyano, en aquella ocasión vistió traje. Parece que se acostumbró a esa vestimenta para las grandes ocasiones y ayer en el Congreso repitió.

Descamisado. No todos los diputados y senadores tenían puesto traje. Algunos vestían saco sin corbata. El único que estaba sólo con una camisa arremangada, contra toda la tradición peronista, era el diputado bonaerense del ARI Héctor Flores.

Satisfacción. Uno de los más satisfechos cuando la Presidenta anunció que enviará al Congreso el proyecto de una nueva ley de radiodifusión fue el titular del Comfer, Gabriel Mariotto, que es el encargado de lidiar con el tema. Luego de la Asamblea Legislativa se fue al Café de los Angelitos con sus principales colaboradores para programar los pasos a seguir luego de la venia presidencial.

Juntos. En uno de los palcos del segundo piso estaban sentados en sillas contiguas y charlando animadamente Emilio Pérsico y Luis D’Elía, dos dirigentes kirchneristas de pasado piquetero.

Caramelos. Mientras la Presidenta hablaba, la senadora María Laura Leguizamón sacó de su cartera un caramelo. La vio el ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, y le pidió uno. Y después el mangazo se hizo casi generalizado a su alrededor. La senadora tuvo que abastecer a todos con extremo disimulo.

De pie. El secretario de Comercio, Guillermo Moreno, siguió todo el discurso presidencial de pie en un palco, parado detrás del secretario de Agricultura, Carlos Cheppi. Imposible no verlo.