EL PAíS › EL TESTIMONIO DE LA FAMILIA

“Hubo una metodología”

 Por Adriana Meyer

“Siempre tuve la conciencia de que los obreros luchen por un salario digno, y mi hijo se afilió a la Juventud Comunista porque había vivido eso en casa”, explicó Floreal Avellaneda. “No vinieron a buscar a la familia Avellaneda, acá hubo una metodología para imponer un sistema neoliberal y esto llevó a destruir una generación”, le respondió a la fiscalía.

Su hermana, Arsinoe Avellaneda, que declaró con gran precisión de detalles, vio al imputado Aneto y lo reconoció en rueda de detenidos. Luego del secuestro, sobre ella recayó el peso de la búsqueda y denuncia de su sobrino desaparecido, con su cuñada presa y su hermano casi en la clandestinidad. “Toda la vida llevé esta mochila”, confesó la mujer. Cuando hacía un rato que respondía la misma pregunta de la defensa, dijo que esperó treinta años para que haya justicia, pero que no se sentía respetada. “Para que haya justicia tiene que haber pruebas”, dijo la jueza Larrandart, y le ordenó que respondiera. Luego declaró la hermana menor del Negrito, Estela, a quien la jueza le preguntó por qué lo hacía por primera vez. La mujer contestó que no lo había hecho antes porque tenía miedo.

“Crónica dijo que habían aparecido cadáveres en Uruguay, uno de ellos con un tatuaje como el que se había hecho el Negrito. Confirmamos con las huellas que era él, y por fotos del cadáver supe la forma aberrante en que lo habían matado, por empalamiento, tenía la región perianal destrozada”, declaró Avellaneda. La fiscalía dijo no tener más qué preguntar. Y nadie más quiso hacerlo.

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