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–Usted tiene una presencia muy fuerte junto a su marido, por más que ahora sea interina. ¿Cómo derrama su influencia en el gabinete? ¿Y cómo vio el rol que jugó Inés Pertiné en el pasado?
–Me han hecho muchas veces esta pregunta y la verdad que me da una lástima que me hagan esa pregunta... Porque a mí me parece tan legítimo que cualquier mujer de un gobernante que no eligió ese camino, le tocó ese camino...
–Pero cuando le toca tiene que elegir un papel. Usted lo sabe, usted estuvo al lado de un hombre ejecutivo durante muchos años.
–Sí, pero si quiere. Nadie le puede exigir a la mujer de un gobernante que asuma determinado papel. Porque puede no interesarle la política, puede no interesarle lo social, puede querer ser un ama de casa que se dedique a su familia, o puede gustarle la actividad social o protocolar. Y todo es legítimo. Porque a ella nadie la votó. Es una consecuencia, viene adosada, digamos así. Entonces, cada uno cumple el papel que puede. En mi caso, como toda la vida me dediqué a la tarea social y sé que me respeten en ese sentido porque saben que conozco del tema, soy escuchada. Y como no podría estar de brazos cruzados, participo. Pero no participo porque me impongo, participo porque me reconocen como la persona que entiende en materia social y que va a tratar de hacer las cosas lo mejor posible. Y creo que en ese sentido mi esposo siente un apoyo en mí. Yo de alguna manera me ocupé siempre de lo social, en ese aspecto me apoyan, y me dan participación en las reuniones de gabinete. Y voy a conducir y coordinar un área de articulación de los ministerios que tienen que ver con lo social. De hecho, ya estamos trabajando con Salud, con Educación. Porque yo creo que el hombre es atravesado por un montón de cuestiones.