El dato que afirma que 97 por ciento de la población fue censada, según explicaron desde el Indec, surge de comparar las cartografías previas, elaboradas durante tres años, con los hogares que no respondieron al censo. Esto no implica un rechazo directo, que fue del 0,8 por ciento, según consta en las planillas de los jefes de radio. “Hay que aclarar que el ‘boicot’ de las siete mil grandes del humor que armaron la página del Facebook no es nada en comparación con el millón de personas que entraron en un mes a la página Indec para consultar materiales sobre el censo”, dijo Ana María Edwin, titular del Indec, quien informa que, en total, el sitio web del organismo recibió cuatro millones de visitas referidas al censo.

El nivel de aceptación tiene relación, según Edwin, con la campaña de difusión hecha desde el Estado, sin participación de entidades privadas. “Había mucho en juego, sobre todo el poder de la información. Se decía que el censo iba a fracasar, se pidió desde la oposición que lo levantemos porque nosotros éramos ‘ineptos’. ¡Qué tautología! Los ineptos nos tratan de ‘ineptos’. No sabían cómo atacar el censo y atacaron al censo en sí mismo”, dice la titular del Indec.

En el Indec no descartan iniciar acciones legales para multar a aquellos que rechazaron de plano participar del censo. Argumentan que desde un principio se aclaró que el censo es un derecho y también una obligación civil. De todas formas, insisten en la altísima participación y compromiso, incluso de muchos censistas que no querían dejar de trabajar a las 20, como se estipuló, y continuaron hasta la medianoche de ese día para terminar su zona.