EL PAíS › LA DESPEDIDA DE LOS AMIGOS DE RODRíGUEZ

“Un tipo muy amable”

Roberto Roger Rodríguez se fue de su casa en el centro de La Banda, Santiago del Estero, cuando tenía 14 años. Alberto, su padre, lo llevó a Buenos Aires a vivir y a trabajar. Entró en el Sindicato de Maestranza hace 15 años como delegado en La Plata y fue ascendiendo con los años, hasta que en 2003 asumió como tesorero del gremio. Cuatro años después fue reelegido y este año debía afrontar una nueva elección. En su La Banda natal cuentan que todos los años volvía a visitar a sus familiares y a hinchar por Asociación Atlética Quimsa, un equipo de básquet al que ayudaba cuando competía en Buenos Aires. “Un tipo muy amable y cordial”, recordó Roly Navarro, ex manager del club.

“Nadie puede decir que golpeó su puerta y Roberto le dio vuelta la cara. A muchos santiagueños les dio trabajo, los alojó y les tendió una mano. El último que recibió su ayuda fue el bailarín Matías Sayago, de ‘Bailando por un sueño’. El muchacho (que es oriundo La Banda) se contactó con Roberto y éste lo ayudó a encontrar un departamento en donde vivir. Era muy buen tipo”, reveló al diario El Liberal, Roxana Paz, vecina y hermana de Mario Paz, gran amigo de Rodríguez.

Junto a Paz, Miguel Cortijo y otros trece santiagueños, Rodríguez se juntaba a jugar básquet todos los miércoles y sábados en el Club Fénix en Villa Devoto. Sus amigos juran que cuando el miércoles pasado aparecieron los dos hombres armados, vestidos de jean y camisa, para llevárselo ellos intentaron interceder en la calle. “Dejen, dejen, no hagan nada. Tranquilos”, les dijo él, mientras los secuestradores, que se convertirían en asesinos, comentaban que se lo llevaban un rato a dar “una vuelta” y lo iban a dejar a pocas cuadras.

Luego de llamar al 911, varios amigos de Rodríguez se subieron a sus autos e intentaron buscarlo y lograron localizar la Honda CVR en la que se movilizaba la víctima, a pocas cuadras del club. “No era un tipo conflictivo. Nunca había recibido amenazas. Vivía como cualquiera, con los recaudos lógicos pero sin caer en la paranoia. Estamos muy golpeados y todavía no lo podemos creer”, comentó Mario Paz a los medios santiagueños. Allí, todavía recuerdan el ánimo solidario del tesorero para los santiagueños que llegan a la ciudad de Buenos Aires para trabajar “de porteros o de mozos”, como aseguró un vecino de Rodríguez.

Todos sus amigos del club estuvieron ayer por la mañana en la cochería Casa Escalada, en avenida La Plata 924, en el barrio porteño de Boedo, acompañando a los familiares de Rodríguez y muchos compañeros del Sindicato de Obreros de Maestranza. Por la tarde, los restos del sindicalista fueron trasladados al cementerio Parque Colonial de Ituzaingó para ser inhumados, en medio del mutismo de su familiares, que pidieron no ser interrogados por la policía, según voceros de la fuerza, porque “estaban quebrados”.

Sí pasaron por la División Homicidios de la Policía Federal sus compañeros de básquet para aportar detalles del secuestro y revisar una serie de registros fotográficos de hombres con antecedentes penales y las características físicas de los sospechosos.

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