Desde Puerto Madryn

“Va a ser una noche inolvidable”, predijo el gobernador Mario Das Neves luego de votar, a media mañana, en Trelew. Y vaya si lo fue. El resultado apretadísimo entre su delfín, Martín Buzzi, y el candidato kirchnerista, Carlos Eliceche, en la puja por la sucesión, ponía en juego algo más que su principal capital político: su propia carrera, que en un intento de dar un golpe de efecto, había apostado públicamente al resultado de ayer. Más allá de que logre retener la provincia para su espacio o no, terminar contando voto a voto en un distrito donde acostumbraba a sacar arriba del 70 por ciento de los sufragios significó un duro golpe a las aspiraciones presidenciales del dirigente.

Doce horas más tarde, en su siguiente aparición en público, la “noche inolvidable” se transformó en “una elección reñida y con final abierto”, un escenario impensable hasta hace pocas semanas. Eran más de las diez de la noche y el gobernador acababa de salir de su despacho, donde había estado encerrado desde poco antes de las seis con sus aliados del peronismo disidente: Felipe Solá, Francisco de Narváez, Graciela Camaño y José “Pepe” Scioli. El candidato Bu-zzi permaneció lejos del aquelarre, en su Comodoro natal.

“Eramos y somos conscientes de que ésta era una elección complicada –mutó su discurso–, habida cuenta de que se había nacionalizado y teniendo en cuenta que es una elección muy reñida, con final abierto, lo que quería transmitir es que esto va a llevar un tiempo”. Consultado por la prensa, el precandidato presidencial evitó referirse al retraso en la difusión de datos oficiales.

El gobernador se jugaba mucho más que su sucesión en los comicios de ayer: el martes, por la televisión chubutense, había apostado su futuro político a un buen resultado en su provincia. “Si no ganamos, me retiro”, había dicho, en un intento por torcer el envión que obtuvo el Frente para la Victoria tras la visita de Cristina Fernández el fin de semana pasada. También, plantean en su entorno, es una forma elegante de dar un paso al costado: “Mejor bajarse tras perder por menos de un punto con Cristina que caerse de una interna contra Duhalde y Rodríguez Saá”, razonan.

Sin embargo, con el resultado abierto, en su bunker ya relativizaban conclusiones. “Corrimos contra todo el aparato nacional y aún así sacamos un buen resultado”, era el latiguillo a última hora de anoche. En realidad, hasta el jueves, su candidato hablaba de sacar votos “a paladas” y que iban “a pesarlos en lugar de contarlos”: teniendo en cuenta que en los últimos dos comicios Das Neves superó siempre la friolera del 70 por ciento de los votos, aunque retenga la gobernación tendrá una sangría importante en el Parlamento provincial, las intendencias y los concejos deliberantes.

Y, además, corre con la chance de enfrentarse a una denuncia por las irregularidades en la difusión de los datos, tal como anunciaron funcionarios del gobierno nacional. Votos más, votos menos, Das Neves quedó herido en una provincia que gobernó a piacere durante ocho años y puso en jaque sus ambiciones presidenciales. Fue, sin dudas, para él, una noche inolvidable.